martes, 28 de enero de 2014

Capítulo 38

Me preparo para atacar. Pies firmes, postura fuerte. Estoy lista. Sin embargo Saphir no hace ademán de levantarse de la silla. Me mira de forma siniestra y entonces sé lo que va a hacer...

-¡¡No te atrevas bastardo!! -pero ya es demasiado tarde. Dos chicos de Slytherin se abalanzan sobre mi lanzando una maldición. Con un movimiento rápido evito su impacto a tiempo para ver a la chica de Hufflepuff que intenta atraparme por la espalda. Salto fuera de su alcance y giro sobre mis talones para estar atenta a cualquier movimiento de los alumnos. El muy sucio de Saphir los utiliza en mi contra, sabe que no les haría daño jamás. De momento sólo puedo esquivarlos. Mis pensamientos se ven interrumpidos por un grupo grande de alumnos que me ataca.

Cruccio! - gritan todos al unísono. Me sorprendo de la potencia de su hechizo. La mayoría de los que me lo han lanzado a penas son capaces de conjurar un buen expelliarmus. Saphir no sólo les controla, está exigiendo a sus cuerpos niveles de magia superiores a su capacidad, y yo sé cómo aprovecharme de eso.
Me muevo entre los alumnos, atacando con hechizos menores y esquivando algún que otro ataque físico. Cada vez más alumnos comienzan a atacar con maldiciones, y cada vez son más fuertes. Pero poco a poco mis compañeros se van quedando sin energía y caen rendidos al suelo.

Saphir, que hasta hace unos momentos contemplaba el espectáculo divertido, comienza a darse cuenta de mi estrategia y logro ver cómo aprieta los puños con fuerza. Pronto ya sólo quedo yo en pie, y apenas he gastado fuerzas. Me planto delante de Saphir y le miro desafiante, esta vez tendrá que venir él.

De nuevo vuelvo a equivocarme. Hace un gesto con la mano y una de las puertas laterales de la habitación se abre con un fuerte ruido. Y por ella entra ni más ni menos que Hermione.

-Como sabrás, esta chica tiene potencial -me dice Saphir con su típica media sonrisa arrogante, en eso si se parece a Draco. Draco... olvido el dolor que me causa haber sido traicionada por él y me centro en Hermione - Ella no es como el resto, estoy seguro de que va a ser una pelea muy reñida -concluye el maldito.

Miro a Hermione y le ruego con la mirada que se detenga, pero para mi desgracia está tan poco consciente de sí misma como los demás. Me preparo para su ataque con gotas de sudor sobre la frente.

-¡Reducto! - exclama con potencia. El potente hechizo pasa rozando mi oreja y estalla en la pared de detrás. Me extraña que Hermione no haya acertado pero lo olvido cuando veo que la pared de la sala está derrumbándose y a punto de aplastar a unos cuantos alumnos. Me apresuro a protegerles con un hechizo, pero mientras lo lanzo me doy cuenta de la trampa. Hermione intenta ocuparme para atacar por la espalda. Con gran esfuerzo evito su maldición y logro salvar a los alumnos. Esto se me está complicando mucho.

-¡Hermione! Escúchame, puedes deshacerte del hechizo de ese bastardo. Yo sé que puedes. -esquivo un puñetazo directo y sigo persuadiéndola mientras retrocedo. -. No dejes que te controle, eres más fuerte que eso.

Hermione no dice nada, no reacciona, pero da igual. Mi nuevo plan se ha puesto en marcha y está llendo como la seda. Veo cómo Saphir se ríe de mi supuesta inocencia al intentar deshacer un hechizo tan poderoso con meras palabras. Lo que él aún no sabe es que estoy haciendo trampa, no intento deshacer su hechizo. A medida que las palabras salen de mi boca retrocedo más y más. Desde fuera parece que me siento amenazada, que recurro a la palabra como último recurso, pero bien sé yo que eso no es verdad. Intento acercarme a Saphir sin levantar sospechas, y cuando esté lo suficientemente cerca... Me haré con la esfera de poder que lleva en el cuello. Con todas las piedras juntas la esfera de tamaño mediano ha adquirido un tono perlado, casi espectral. Saphir la lleva sobre una sujeción de plata en forma de serpiente, que se ata a una cadena y cuelga del cuello.

-Hermione... por favor... sé que puedes... -sigo con mi teatrillo. Ya he empezado a subir los escalones que llegan a la tarima donde se encuentra Saphir.

Bombarda Máxima! - grita Hermione, y entonces sé que esta es mi oportunidad. Me tiro al suelo y el hechizo vuela sobre mi cabeza, va directo hacia Saphir. Sin más remedio éste se abalanza sobre la fría piedra para evitar que la gran silla del director estalle con él encima. Sin perder más tiempo y aprovechando la nube de escombros me acerco a Saphir y agarro el colgante con la esfera. Tiro de ella con fuerza para soltarla pero noto como la sujeción en forma de serpiente se mueve y se enrosca entorno a mi muñeca con fuerza. Es imposible soltarse. Saphir se levanta y sin más opción sigo su movimiento.

-Qué tramposa y astuta eres cuando quieres... Por eso sigo pensando que seríamos unos grandes aliados, pero me ha dolido que rechazases mi oferta y era única, así que será una lastima tener que acabar contigo. -dice Saphir a escasos centímetros de mí. Saca su varita y la clava en mi pecho.- Adiós ________.

No se lo cree ni él, ni en broma voy a rendirme ahora que estoy tan condenadamente cerca.

"Evenaar, espero que tengas algún truco bajo la manga porque necesito tu ayuda más que nunca"

No pasan ni dos segundo cuando lo noto. Un extraño calor se empieza a crear en mi interior, algo que arde corre a través de mi sangre. Me inunda, me llena, un calor que se adueña de mi cuerpo.
Miro la mano que tengo libre y veo que las yemas de mis dedos se han vuelto de un color incandescente. Y de pronto pasa. De pronto mi cuerpo estalla en llamas. Mis brazos, mis piernas, mi cabeza. Todo. Pero las llamas no queman ni mi piel, ni mi pelo, ni siquiera mi ropa o lo que queda de ella.

Me siento poderosa.

De un tirón arranco la serpiente de hierro de mi mano, y con ella, la esfera. Saphir no deja de mirarme con horror y desprecio, pero retira su varita y se echa para atrás. Alzo la esfera en mi palma y cierro los dedos a su alrededor. Aprieto con fuerza y la esfera se resquebraja.

-¡NO!- grita Saphir.- No puedes hacer eso.

-¿A, no? - digo apretando un poco más y agrandando las grietas -. Yo creo que si.

-No lo hagas ______, por favor. -su cara ahora alberga un temor tan profundo que jamás creí que pudiera llegar a sentir. Me suplica con la mirada -. Si rompes la esfera desapareceré. Fue el objeto al que ligué mi alma para poder vivir hasta el día en que te encontrase.

-¿Y por qué debería dejarte vivir? Tus excusas sólo aumentan mis ganas de acabar contigo.

- No eres sincera contigo. Sé lo que sientes, sé que en el fondo he sido la única persona que te ha llenado, aunque te duela mi traición... Pero puedo cambiar. Lo haré por ti.

Saphir se aproxima poco a poco. Tiene razón, es el único que me ha comprendido del todo, o lo ha fingido. Tal vez sea verdad, tal vez pueda cambiar... Dejo que se acerque hasta casi sentir su respiración y las llamas abandonan mi cuerpo, aunque mantengo la esfera prudentemente envuelta con el fuego.

Las puertas grandes se abren de nuevo.

-¡No _______! -grita un Draco malherido y agotado.- ¡No dejes que te engañe!

No entiendo nada. Draco había vuelto al baile, yo misma le vi.

-¿Qué haces aquí? Tu habías regresado al castillo, me dejaste sola. -le digo confusa.

-¿Como? ¡No! No quise dejarte sola. Jamás. ¡Fuiste tu, maldito bastardo, el que me atacaste y retuviste! -dice eso último dirigiéndose a Saphir.

-¡Pero yo te vi huir por el bosque! Saphir me mostró como...

-¿Cómo huía? ¿De veras crees que es lo que yo haría? ¿No has pensado que al asqueroso de tu noviete le venía muy bien que tu creyeras eso? Pero claro, ahora que sé cuanto te importo lo veo todo más lógico -me dice hecho una furia. Soy horrible, tiene razón. Me he creído todo lo que Saphir decía a pesar del daño que me ha hecho. Y por su culpa he apartado de mi lado a la persona que verdaderamente se preocupaba por mi. Que asco me doy...
Miro a Saphir con tristeza y este me profiere una sonrisa cargada de locura. En un abrir y cerrar de ojos se abalanza sobre mi y aún quemándose la mano logra hacerse con la esfera. Vuelvo a envolver mi cuerpo en llamas ante la sorprendida mirada de Draco y las lanzo tras Saphir, que cae sobre la piedra. No tarda en levantarse y salir corriendo de la sala. Draco corre en su busca pero le hago un gesto para que se detenga.
Sobre el suelo lleno de escombros hay un objeto que brilla. Algo transparente que transmite un aura pacífica.
De la esfera de poder se ha caído una piedra. Un diamante. En diamante de la pureza.

Giro mi cabeza para comprobar cómo los profesores y algunos alumnos, entre ellos Hermione, se levantan y quedan libres del hechizo. Hemos ganado esta batalla. Mis piernas tiemblan de agotamiento y empiezo a sentir los músculos contraídos. No me creo todo lo que ha ocurrido en medio día. Todos los secretos desvelados, todas las penas lloradas... Pero aún hay una gran piedra en mi corazón...
Miro a Draco con remordimiento mientras este ayuda a los alumnos más heridos. Nuestras miradas se cruzan por un instante pero él la aparta enseguida.
Después de sufrir tanto en mi vida, después de pasar las últimas horas en un horrible baño de sangre, después de ver mi pecho literalmente atravesado... Aún después de todo eso ese pequeño gesto de Draco es lo que más me duele. El me lo ha dado todo, él sí que ha cambiado por mi y no el idiota de Saphir...

Y aún así he estado tan ciega...




          "Deja que el dolor fluya al exterior, como una nube que desprende frías gotas de lluvia"


miércoles, 22 de enero de 2014

Capítulo 37

Siento que alguien tira de mis piernas y me arrastra por el suelo mojado. Noto un líquido brotar de mi pecho con un dolor punzante. No puedo moverme, mi cuerpo no responde. Me siento impotente, he perdido, lo he perdido todo, mi vida ha sido un sucesión de dolorosas mentiras pero por fin ahora Saphir le pondrá fin.

"No te rindas" oigo en mi cabeza. "Esto no ha acabado. Podemos ganar."

Evenaar... Él siempre ha permanecido a mi lado. Me doy cuenta de que no es justo abandonarle, tengo que luchar.
Dejo que Saphir crea que sigo inconsciente y me arrastra hasta el pie de lo que creo que es un árbol. Me encuentro recostada contra el gran tronco y Saphir se aleja un par de metros de mi.

-¡TAGBROM! -exclama. Algo comienza a rodear mi cuerpo atándome al árbol. Estoy completamente inmovilizada. Escucho los pasos de Saphir de nuevo hacia mi. Siento que está muy cerca de mi rostro, noto su frío aliento en mis mejillas. -Perdóname _______... -me susurra mientras deposita un corto beso sobre mis labios. Sobre mi pierna desnuda cae una gota de agua. ¿Una lágrima? No entiendo nada ¿Está de nuevo jugando conmigo? ¿Ya se ha dado cuenta de que estoy despierta? No importa porque la que se está dando cuenta cada vez más soy yo. Cada minuto que pasa la herida de mi pecho emite una latigazos de dolor a cada cual más fuerte y doloroso. He decidido luchar pero no tengo ni idea de cómo voy a lograrlo...

Una vez estoy segura de que Saphir se ha ido abro los ojos. Sigo en el bosque, y no en muy buenas condiciones. Del suelo ha brotado una gruesa enredadera que me ata al árbol, firme y fuerte.

"Evenaar ven. Necesito tu ayuda" llamo a mi dragón con las pocas fuerzas que me quedan. No pasan ni dos minutos cuando le veo aterrizar desde los cielos. Sin decir nada se acerca y corta las enredaderas con sus afiladas garras pero con cuidado de no rozarme con ellas.

-Ayúdame a llegar al castillo por favor, tengo que advertirles a todos de Saphir. Será el primer lugar que quiera atacar.

"No puedes cabalgar en tu estado"

-Lo intentaré -digo mientras intento levantarme apoyándome en el tronco. Cuando estoy de pie me muerdo el labio hasta hacerlo sangrar para evitar gritar a causa de mi herida. Intento caminar hasta Evenaar pero las pierna me flaquean y tropiezo. Evenaar estira su cuello veloz y con su hocico evita que caiga al suelo.

-Gracias amigo -le digo con lágrimas en los ojos.

"No puedes cabalgar, déjame ayudarte por favor" No contesto y dejo que Evenaar actúe. Se yergue hasta alcanzar un tamaño impresionante y alza la vista al cielo. No ocurre nada a primera vista pero siento que la energía de bosque se manifiesta y se concentra en el dragón. Al principio me parece ver que las flores se marchitan pero cuando presto más atención me doy cuenta de que se están volviendo capullos de nuevo y entonces lo entiendo.

Evenaar está volviendo el tiempo del bosque atrás. Sólo puedo sentarme y contemplar con admiración el poder que emana su cuerpo.

"Cuando te fuiste decidí aprender un par de trucos por si llegaba esta ocasión, aunque realmente no quería tener que utilizar este poder" me dice. Agacha de nuevo su puntiaguda cabeza mientras entre sus dos cuernos se forma una esfera de luz dorada que avanza flotando hasta llegar a mi pecho. La luz se introduce en mi herida pero no siento dolor, al contrario, es una sensación fantástica, casi indescriptible. La sangre cesa su derramamiento y con asombro veo cómo la herida se cierra dejando como única prueba una línea plateada. Por fin consigo levantarme.

-Vamos. Tenemos que salvar el mundo y destruir a un ex novio loco. - le digo segura. Evenaar sonríe con la mirada y por fin, después de tanto tiempo, jinete y dragón vuelven a ser uno solo. Me subo a su espalda con gran satisfacción y ponemos rumbo al castillo.



Narra Draco:

Tras mucho esfuerzo logro sacar de mi americana la varita de la que nunca me despego, y menos mal. Con uno de los hechizos que aprendí en clase de la profesora McGonagall me desato y comienzo a correr hacia el lugar del que provienen los gritos y luces mágicas. Tengo mucho miedo, no me perdonaría jamás que _______ acabara mal. El bosque es profundo y oscuro, y apenas puedo ver por dónde voy. Me cuesta mucho llegar al lugar al que vine con _______, pero es demasiado tarde. Hay mucha sangre en la hierba pero ni rastro de Saphir o de ________. Debo encontrarla ya, si la sangre del suelo es la suya no tardará en morir pero, ¿Por dónde empezar? Si Saphir no se la ha llevado con ella, ________ le habrá seguido por su propia cuenta. En cualquier caso sólo se me ocurre un destino.

El castillo.


Narra ________:

Volver a volar junto a Evenaar es lo mejor que he probado en mucho tiempo. Los mismos vientos que me azotaron en el pasado se deslizan sobre mi rostro en gélidas pero gentiles caricias. El castillo se ve cada vez más cerca y en poco tiempo logramos aterrizar en los jardines.

"Si entras no podré seguirte. Desde aquí estarás sola ______, ten mucho cuidado" me dice Evenaar cuando le desmonto.

-No te preocupes, estaré bien. Ya es hora de que empiece a ver cuando miente y cuando no.

"De acuerdo, te daré el poder que necesites" Le sonrío con cariño y antes de correr hacia la entrada principal abrazo con fuerza el cuello del dragón.

-Te quiero - le digo, y me marcho.

Lo primero que pienso al adentrarme en el castillo es que su silencio es más vacío que de costumbre. La música que se supone que se tendría que escuchar ha desaparecido. Camino cautelosa por los pasillos en busca de alguien. Pero nada, no hay nadie. Al pasar por uno de los ventanales veo mi reflejo en el cristal. Estoy hecha unos zorros. Descalza, llena de sangre y tierra, y el vestido roto. Cuando aparto la vista creo ver una sombra en movimiento al final del pasillo. Corro en su busca para descubrir que es una chica. Que es Ailén. Huye de mi a través de los largos pasillos y por mucho que la llamo no para. Es extraño, se mueve con una agilidad fantasmal. Prácticamente parece que flota. Decido dejar de llamarla y me concentro en seguir su rápido ritmo.
Por fin se para delante de las puertas de la sala de baile y entra. Yo la imito casi sin pensarlo solamente para descubrir que mis mayores miedos se han hecho realidad.

-Bienvenida _______, te estábamos esperando. -dice Saphir desde el fondo de la gran sala, sentado sobre la silla del director. Me asombra lo tranquilo que está, sabía que iba a venir a por él a pesar de la condición en la que esta antes...

Lo que antes era una alegre fiesta ahora se ha convertido en la peor de mis pesadillas. Los alumnos se disponen en ordenadas filas a ambos lados de la habitación. Quietos, mudos, como cáscaras vacías de cualquier emoción. Los profesores por el contrario están situados en una ordenada fila tras la silla de Saphir. En sus caras aún se puede ver el esfuerzo que están haciendo por romper el hechizo que Saphir les ha lanzado, en vano, claro. Con las piedras del poder reunidas es invencible... Deshecho ese pensamiento de mi cabeza tan rápido como se me ocurre. Miro a Saphir a los ojos y piso fuerte antes de hablar.

-Suéltalos a todos Saphir - le digo.

-¿Estás segura de que quieres que haga eso? Tu me has dado la piedra ¿recuerdas? tu tienes tanta culpa como yo. Si les suelto y me rindo nos llevarán a ambos a Azkaban...

Tiene razón. Miro a los profesores que me observan. Snape me mira furioso, más furioso que nunca. En McGonagal veo la decepción más profunda. Y Hagrid... Hagrid está asustado, esto supera sus grandes dimensiones. Quiero rendirme ya, ¿Por qué me ha tocado a mi vivir esta locura?
De repente me cruzo con la mirada del director Dumbledore. En sus ojos veo el cariño y la comprensión de un padre, y encuentro el valor que necesitaba para zanjar todo esto.

-Si, estoy segura. Suéltalos Saphir...

-Lo siento, no me agrada la idea de pudrirme en una mazmorra para siempre. Ahora únete a mi, ______, o muere de una vez por todas.

-¿Cuántas veces más voy a tener que decir que no para que dejes de hacerme la misma pregunta? - le digo sarcástica y por primera vez en mi vida logro alzar una ceja. Un pequeño logro...




                 "Como un montón de conchas vacías en una playa desierta"

viernes, 10 de enero de 2014

Capítulo 36

Abro los ojos muy despacio, como quien acaba de despertarse de un largo sueño. Lo primero que veo son dos grandes ojos amarillos.

-Evenaar...  -es lo único que logro decir. Las lágrimas que se asomaban en mis ojos caen lentamente por mis mejillas mientras abrazo la enorme cabeza del dragón. El mismo dragón que nació en mi presencia y que me protegió hasta el que yo había creído que era su fin. Pero está vivo y mi alma llena. - ¡Estás vivo!¡Es fantástico! ¿Verdad Drac...?

-Si, muy bonito. Los reencuentros siempre me hacen llorar - dice Saphir haciendo ademán de limpiarse las lágrimas. ¿Qué está pasando?

-¡Tu! -le miro furiosa. ¿Dónde estará Draco?

-Si muchacha, yo. ¡Qué perspicaz! Antes de que me vuelvas a deslumbrar confesaré que también he estado presente en tus recuerdos. Me halaga saber que me amabas tanto. -dice sonriendo con maldad.

-No deberías sentirte tan orgulloso, fue un amor podrido. Ahora dime qué quieres.

-¡Cómo si no lo supieses!.

-¿¡Qué has hecho con Draco?! -le espeto furiosa.

-Hey, yo no he tocado a tu amorcito. Lo he visto correr hacia el castillo, muy elegante el chico, se nota que ha salido a mi. Al parecer tus gustos no han cambiado en nada ¿verdad?

-¡Cállate! -me ha dejado de piedra ¿Draco se ha ido? ¿Me ha abandonado? ¿Por qué haría eso...

-Pobrecita... te han vuelto a mentir ¿eh?- dice notando mi vacilación.- Y encima alguien de mi propia sangre, no sé cómo no lo has visto venir. -Al parecer he empezado a derramar tristes lágrimas. Evenaar se enrosca a mi alrededor y le enseña los dientes a Saphir. Por lo menos con él siempre he podido contar.

-No te atrevas a compararte con Draco, tu no eres nadie... -le digo desafiante.

-¡Oh por favor! ¡Despierta ______! Esto era irremediable, la historia se repite y tu estás sola de nuevo. Alguien tan mimado como Draco no va a cambiar sólo por una chica rara y sin recuerdos que acaba de conocer, no está en su naturaleza, al igual que amar no está en la mía. No debiste haber confiado en alguien de mi sangre.

-Saca tu cetro Saphir... -le ordeno. La furia me invade, no me controlo. A pesar de que no tengo mi cetro estoy dispuesta a luchar por todo. - No te consiento que hables así de él.

- Con que lo haremos de este modo...

Saphir materializa un brillante cetro de plata en su mano. En el extremo del cetro hay una esfera de piedras preciosas de diferentes colores, las piedras del poder, a la que le falta un cacho. Se supone que tengo el rubí, y se supone que debía tenerlo cuando desperté en las ruinas actuales de Igneis Bellatore, pero no recuerdo haber visto ninguno. Trato de recordar de nuevo, pero a penas puedo esquivar el hechizo que me lanza Saphir. Tengo que concentrarme en la lucha.

"No puedes ganar esta pelea sin tu cetro" dice Evenaar.

"No hay tiempo, está en el castillo"

"Te equivocas, nunca ha estado en el castillo" Acto seguido una luz cegadora resplandece entre mis dedos y poco a poco va dando forma a un cetro completamente nuevo. Es de un negro brillante y en su cabecera hay un cristal transparente como el agua y duro como la roca. Mi antiguo cetro, me reconforta sentirlo conmigo otra vez y de alguna forma siento que soy más poderosa ahora.

"Es nuestro turno de atacar" afirma Evenaar. El rugido que lanza a continuación me llena de euforia y poder, y por primera vez en mucho, mucho tiempo, estoy más confiada que nunca.

- ¡Ashrak! -grito. Del cristal de mi cetro sale una llamarada azul que alcanza a Saphir. Éste se protege a duras penas y contraataca. Pronto me doy cuenta de que no utiliza la magia de los dragones en sus ataques. No se cómo ha conseguido vivir más de quinientos años pero su dragón no ha corrido la misma suerte. Sin embargo no he de infravalorarle, tiene seis de las siete piedras del poder y sus hechizos son muy potentes.
A pesar de ello no supone un gran problema, entre Evenaar y yo conseguimos que retroceda.

- Ya no eres tan fuerte como antes Saphir, abandona mientras te lo permita.

-No seas creída muchacha, aún puedo luchar. - agotado de usar su magia se abalanza sobre mi en un ataque físico. Nos enzarzamos en un baile de pies y puños en el que Evenaar no puede intervenir.

Ahora somos él y yo.


Narra Draco:

Me despierto en medio de un bosque de enormes y sombríos árboles. El Bosque Prohibido. Trato de levantarme pero descubro que estoy atado a uno de esos árboles con una gruesa cuerda.
Recuerdo que justo cuando iba a adentrarme en los recuerdos de ________ junto a ella escuché un ruido y abrí los ojos separándome de ella y la bestia. Miré a mi alrededor y descubrí a un antepasado mio casi de la misma edad que yo que me golpeó con una piedra y me dejó inconsciente. Me toco la sien y noto mis dedos húmedos de sangre. A penas me duele pero debería cortar la hemorragia. Ese maldito de Saphir... Quería quitarme de en medio para enfrentarse a ________, no quiero que esté a solas con ese retorcido en un momento tan vulnerable para ella. Oigo el rugido del dragón que me indica que han iniciado la lucha.
Debo salir de aquí cuanto antes.


Narra _______:

Tras una agotadora danza de golpes logro derribar a Saphir, que cae torpemente al suelo.

-Estás acabado.

- ¿De verdad? En ese caso creo que no seré yo el único que caiga...

- ¿A qué te refieres? -le pregunto extrañada por su comentario.

- Piensa un poco... Si acabas conmigo, uno de los primeros Malfoy, ¿no crees que también desaparecerán los demás?

Me quedo de piedra. No había pensado en eso, ¿y si mato a Draco?

-Eso no puede ser, tu no tuviste descendencia, fue tu hermana...

-¿Estás segura? Por favor, no seas tan ingenua de pensar que fuiste la única, y menos en quinientos años, aunque...¿Realmente vale la pena dudar por un chico que te ha dejado tirada en un momento tan importante para ti? ¿Alguien que ha huido con el rabo entre las piernas? Me das lástima... la pobre _______, condenada a que su rechazo se repita una y otra vez...

- ¡Eso es mentira! Draco no haría eso... -intento sonar convencida, pero mi voz me traiciona y realmente mi corazón duda.

-¿A no? Observa... -Saphir mueve sus manos y susurra un hechizo. Con el bao que sale de su boca se forma un marco de neblina y en su interior comienzan a verse unas imágenes. Es el salón del baile de Hogwarts, donde la fiesta continúa. No lo puedo creer cuando veo a Draco en mitad de la pista, charlando y bailando con dos de sus más fieles admiradoras. ¿Cómo ha podido....?
Mis dedos tiemblan y dejo caer el cetro. Evenaar está alerta pero de nada sirve ya, me dejo caer en el suelo y permito que mis lágrimas broten. Me doy cuenta de que Draco era mi único ancla en este mundo, ¿Qué debo hacer ahora? No tiene sentido seguir aquí, este no es mi hogar, pero mi hogar esta destruido...

-¿Que hago....? -gimo. Noto el fuerte y caliente cuerpo de Saphir rodearme desde detrás.

-No temas pequeña... Aún podemos arreglar las cosas. Aún podemos estar juntos...Si me das el rubí podré obtener el poder absoluto una vez más, pero será diferente. Lo utilizaré para crear un nuevo imperio, la escuela de doma renacerá de sus cenizas para alcanzar la cumbre de su esplendor. Yo seré el rey del nuevo mundo y tu, si me aceptas de nuevo, mi bella reina. No volverás a estar sola nunca más...

No sé qué hacer, no sé qué pensar, sólo puedo dejar la grave voz de Saphir suene en mi oído. Me dejo llevar y cierro los ojos. No quiero estar sola, deseo volver a sentirme como antaño, no quiero volver a ser traicionada por ningún muchacho de rubia cabellera...

-No me dejes sola...

-No, no, no... nunca más. Ahora acéptame y volveremos a estar juntos... -Evenaar intenta hablarme pero le ignoro. Solo puedo oír a Saphir.

-Yo... te acepto.

Noto que mi pecho arde de repente, al principio es agradable pero el calor aumenta sin cesar y da paso a un dolor insufrible. Me lo miro y aterrada veo que una luz rojiza sale de él. Duele. Duele demasiado. No puedo soportarlo y grito.

-Mi pequeña _______... qué ingenua... - dice Saphir y acto seguido noto como su mano me atraviesa el pecho, desgarrando mi piel y provocándome un dolor mucho más horrible. Mis gritos no cesan y por fin Saphir saca su mano, pero esta vez no es lo único que saca. En su palma hay una piedra roja.

En su palma está el rubí.

Saphir se levanta y yo me desplomo en el suelo. Evenaar intenta atacar pero mi debilidad es la suya y mi dolor le ha afectado. El hombre me mira con burla mientras me muestra su trofeo.

-¿Recuerdas el día en que me lo robaste? -dice señalando la piedra - Yo aún lo tengo presente. De las siete piedras me robaste el rubí porque representaba el amor que me habías dado y que me retirabas por mi traición. Para mi ha estado siempre claro. La única forma de recuperar el rubí perdido... Era recuperando tu amor.

No me puedo mover. Un nuevo dolor se instala en mi malherido pecho. Un dolor tan conocido y familiar como natural es respirar.

Una nueva traición.


                     "Un amor pintado y una nueva cicatriz en un corazón malherido"