viernes, 14 de febrero de 2014

Capítulo 40

Narra _______:


Simplemente me quedo quieta. No soy capaz de moverme. Un sudor frío recorre mis extremidades incapacitándolas. Sigo en el comedor, esperando. Esperando...esperando ¿a qué? No lo sé. ¿A que Draco vuelva? ¿A que todo pase? Esperando que esto no sea más que una triste pesadilla. Pero si Draco está en ella, ¿No sería un sueño? Todo es muy confuso. No debo agobiarme más, no debo ser débil. No ahora.

Con gran fuerza de voluntad me levanto de la mesa y me dirijo al lugar donde se encuentra Evenaar, una parte del patio de atrás del castillo, donde Hagrid lo ha puesto todo a la disposición del dragón.

-Buenos días Evenaar -le saludo un poco más animada. Siempre es reconfortante verle.

"_________, siento algo oscuro dentro de ti ¿te encuentras bien?" habla el dragón en mi mente.

-No es nada, solo estoy preocupada

"Una preocupación muy grande entonces. ________, sabes que puedo ver a través de ti, literalmente. Estamos unidos. De nada sirve que lo ocultes."

Pronuncio una leve carcajada. Aún me cuesta recordar ese pequeño detalle.

-Aveces no es nada conveniente esto de la unión ¿sabes? -los ojos de Evenaar me sonríen.

"Entonces deja de ocultarlo y cuéntamelo"

-Esta bien...-suspiro-. Es por Draco, últimamente parece que estoy dando palos de ciego con él. Sólo se hacerle enfadar.

"Puede que no sepa mucho sobre las relaciones entre humanos, quiero decir, entre dragones es todo mucho más simple y natural..."

-Ahórrate los detalles por favor -digo bromeando. Evenaar deja escapar un gruñido pero yo sé que se está riendo y eso me reconforta.

"Quería decir que hacéis montañas de un grano de arena. Le estás dando demasiadas vueltas y eso nunca es bueno. Ahora sólo limítate a esperar, entrena, distráete y con el tiempo él lo entenderá también"

- ¿Tendré que esperar mucho? Esto va a ser muy duro...

"No sé lo que pasa por la cabeza de ese muchacho pero puedo sentir que su alma es noble, lo entenderá, estoy seguro."

Vuelvo a sonreír a mi escamoso amigo.

-Entonces creo que es hora de despejarnos un poco. ¿Te hace un paseo aéreo?

"Eso siempre"


Narra Draco:

Cuando llegué al comedor _______ ya se había marchado y tras buscarla durante diez minutos por fin di con alguien que la había visto con su dragón. Corro hacia el patio a tiempo para ver como ambos, jinete y dragón, alzan el vuelo con gran velocidad. ¡Mierda! No deberían hacer eso, el escudo que protege la escuela no es lo suficientemente alto como para proveer de un espacio aéreo en el que puedan entrenar. Probablemente traspasarán el escudo y quedarán sin protección. No puedo dejarla a merced del psicópata que deambula por los bosques. He de ir tras ella.

Me apresuro a ir hacia el campo de quidditch y cojo mi escoba, una nimbus 2001 que, aunque es más bien improbable, espero que sea lo suficientemente rápida como para alcanzar a esos dos.
Alzo el vuelo y les persigo por el aire. Por suerte aún no han cogido velocidad así que me resulta más fácil acercarme, pero sigue sin ser suficiente.
Cuando veo que las alas del dragón comienzan a batirse más raído grito el nombre de _________ con la esperanza de que me oiga. Si aumentan el ritmo no seré capaz de llegar hasta ellos. Para mi desgracia mi voz no se oye a esta distancia y Evenaar y ________ continúan.
Empiezo a desesperarme pues no sé que más puedo hacer. Sólo tengo clara una cosa; no han de salir del escudo. 
Pronto una loca idea aparece en mi mente y, sin tener tiempo para meditarla, la realizo. Con mi varita apunto hacia el sitio por el que he venido y mientras fijo mi mirada en el gigantesco dragón grito.

-¡Expelliarmus!- un rayo escarlata sale disparado desde mi varita. Su potencia me propulsa hacia delante a una velocidad en la que me cuesta mantener el equilibrio sobre la escoba. Demasiada velocidad, debería decir. Pierdo el control de mi escoba y me tambaleo hacia los lados. Hago un último esfuerzo por sostenerme y alcanzar a _________ pero no sale bien y me precipito al vacío.

-Aaaaaaahhhhhhh!! -grito. Entonces ________ me oye, y menos mal porque si no estaría hecho tortilla. Hace que Evenaar cambie de dirección y ambos acuden en mi ayuda. No pasa mucho cuando noto el impacto de mi cuerpo contra el escamoso cuerpo de la bestia.

-En los cuentos que me leían de niña solía ser el apuesto caballero quién acudía al rescate de la bella princesa -me dice _______ con su sonrisa de medio lado. Parece que se acuerda de la pelea que tuvimos antes porque de repente su mirada se apaga y su sonrisa se desdibuja. Gira la cabeza y sin que me de tiempo a añadir nada aterrizamos de nuevo en el patio.

-_________... - empiezo. Nada más comenzar a hablar veo que los ojos de la muchacha se cristalizan. Estoy acostumbrado a verla segura y fuerte, y odio no saber como actuar cuando es tan frágil.
Antes de continuar no puedo reprimir el impulso y la abrazo, cosa que ella al parecer agradece, pues rodea mi cuerpo con sus brazos también. - Sabes que no deberíais salir del escudo del castillo. -digo aún entre sus brazos.

-Lo sé es sólo que... en fin, necesitábamos despejarnos un poco. -se separa de mi despacio pero aún trata de evitar mi mirada. No puedo seguir enfadado con ella, no ahora. Ya no.

-_________ mírame -digo sujetando su cara con ambas manos. - La realidad es como es, y vas a tener que afrontarla. Yo ya lo he hecho y entiendo por qué dudaste en aquel momento. Pero lo pasado pasado está, no voy a darle más vueltas así que deja de torturarte por esa minucia, no estoy enfadado. -al oír esas últimas palabras noto que sus facciones se relajan por un segundo.

-Pero fue cruel...

-Has pasado por mucho, entiendo que quieras liberarte de tus cadenas como sea. Sólo te pido que la próxima vez me dejes estar a tu lado para ayudarte.

__________ no dice nada. Se limita a observar mi rostro y yo vuelvo a perderme en sus profundos ojos, ahora repletos de lágrimas que amenazan con salir.

-Además, creo que tengo cuentas pendientes con el mal nacido ese. Quizá si le pides a Evenaar que se lo coma... -suelto en broma para intentar destensar la situación. Me relajo cuando _________ se ríe. Evenaar parece opinar al respecto en su cabeza y ella se gira hacia el dragón con brusquedad.

-Dice que alguien tan podrido le daría dolor de estómago-me aclara

-Y no le falta razón... - una vez más ambos nos quedamos callados - Entonces ya está todo arreglado... -diga casi preguntando. _________ me sonríe.

-Aún nos queda el tema del ex novio psicópata pero si, está todo arreglado.

La alegría que siento cuando dice eso último es algo que me va a acompañar hasta la tumba. Estoy tan feliz que lo único que puedo hacer es alzar su rostro y juntar sus labios con los míos. _________ me corresponde pasando sus manos por mi cuello y acariciando mi cabeza. Desearía parar este momento pero desgraciadamente la falta de aire nos hace separarnos.

-No sabes cuánto he echado de menos esto - se me escapa. Noto como mi cara se sonroja y a ________ no le pasa inadvertido.

- Definitivamente eso es algo que no se oye todos los días... Pero estoy tan feliz que sólo por hoy voy ha hacer una tregua contigo.

-¿Una tregua? Lo siento pero yo nunca he dicho que vaya a dejar de picarte, sinceramente lo disfruto enormemente. -_________ me golpea en el hombro ofendida y yo suelto una carcajada.

-Eres un...

-Encantador príncipe con un pelo envidiable. -parece que va a replicarme pero de repente se para y me mira directamente a los ojos.

-Si, justamente eso.

Quiero besarla de nuevo cuando alguien nos interrumpe.

-Señorita _________, o bueno... si ha descubierto ya su apellido le agradecería que me informase. El director desea verla en su despacho. -dice la profesora McGonagall con su habitual tono.

De pronto recuerdo por qué fui a buscar a _________; tenía que informarle sobre la conversación del director con el ministro de magia Fudge. Tenía que decirle que el Torneo continuaba y que estábamos sólos.
Quizá sea eso lo que Dumbledore desea decirle...


Narra _________:

-¡¿Qué!? - exclamo cuando Draco me informa de que el Torneo continuará. No me puedo creer que el ministerio vaya a ocultar esta batalla a todo el mundo...

Caminamos por los pasillos del castillo rumbo al despacho de Dumbledore, el cual me ha solicitado, y por el camino Draco me ha relatado su pequeño encuentro con el director en la orilla del lago. No tardamos en llegar a nuestro destino y cuando lo hacemos Draco decide esperar en la entrada.


-¿Quería hablar conmigo director? -pregunto una vez adentro. Dumbledore se encuentra sentado en su escritorio, que está cubierto por un montón de pergaminos dispersos que le ocultan.

-¡Ah! Señorita ________, supongo que el señor Malfoy ya le ha informado de la situación en la que nos encontramos. No te preocupes, recibirás toda la ayuda por mi parte. Por eso he estado ideando un plan que tal vez nos ayude a acabar con esto lo antes posible.

-Le escucho

-De acuerdo, el director Karkarov nos ha ofecido una terintena de sus alumnos más fuertes, que actualmente se encuentran entrenando para la batalla. Entre las Beauxbatons también hay algun voluntario y justo ahora el profesor Snape y McGonagall están haciendo una prueba a los alumnos de últimos cuersos de Hogwarts para seleccionar a los más aptos. Todos ellos lucharán a tu lado cuando la batalla llegue. Entre tanto has de hallar un modo de utilizar aquel diamante en nuestro beneficio. Tal vez puedas usarlo como fuente alternativa para tu cetro... quién sabe, dejo eso a tu cargo.

-Y.. ¿ya está? Pensaba que el Torneo...

-El Torneo es completamente relevante en estos momentos, a pesar de lo que diga Fudge no voy a poner en riesgo la vida de más alumnos por un mero temor. No te preocupes y concéntrate en tu poder. Tal vez úsando la piedra puedas hallar dónde se encuentran las otras seis, y por consiguiente, dónde se encuentra Saphir.

-De acuerdo profesor, y... gracias por todo.

-No me las des, __________, como te dije ya una vez; Hogwarts prestará su ayuda a todo aquel que la pida, o más bien, a todo aquel que la merezca.

Dumbledore me sonríe una vez más antes de que abandone el despacho. Estoy decidida, ya no hay nada que me pare... excepto la espalda de Draco cuando abro la puerta. Me choco contra él sin poder evitarlo.

-¡Hey! ¡Cuidado!

-Lo siento, no deberías ponerte en mitad del camino.- le digo acusadora.

- Y tu no deberías pasarte, estás hablando con un príncipe.

-Si, lo que tu digas... -me río. Ambos comenzamos a caminar sin rumbo.

-Escucha he estado pensando en lo que dijo McGonagall -empieza Draco.

-¿Qué dijo?

-Lo de tu apellido ¿Recuerdas cómo es? -me detengo a pensarlo un momento pero nada acude a mi cabeza. Me separaron de mi familia cuando era muy pequeña, es normal que no lo recuerde.

-No, en realidad creo que nunca he tenido uno.

-Me lo temía ¿entonces por qué no te buscas uno?

-Es una buena idea.

-¡Genial! Entonces... ¿Qué te parece... Malfoy?

-¿Qué? ¿Y apellidarme como el príncipe de los lechosos? Creo que paso, gracias. -digo picándole.

-Disculpa pero es un apellido con mucha clase, aunque una plebeya como tu es incapaz de apreciar su belleza.

Me giro bruscamente y me planto delante del rubiales obligándole a detenerse.Me acerco despacio a Draco y me paro a escasos centímetros de su rostro.

-Plebeya ¿eh? Es una pena, nustras clases sociales son tan diferentes que creo que esto no podría funcionar principito - le empujo hacia atrás suavemente con una media sonrisa en la cara pero antes de que logre separarle del todo Draco agarra mi muñeca y tira de mi hasta que nuestros cuerpos quedan pegados. Es increíble lo bien que encajan, como dos piezas de un mismo puzle.

-Lo siento, pero este príncipe no va a renunciar a uno de sus mejores pasatiempos por una simple diferencia social - me contesta con suficiencia. Pronto su cara se vuelve tremendamente seria. -Y cuando digo que deberías llevar el apellido de un príncipe es porque no voy a rendirme hasta que eso sea verdad.

Sus labios se juntan con los míos en un beso cargado se sentimientos. Nuestras lenguas bailan al compás de nuestras bocas y sólo cuando nos separamos entiendo que ha querido decir.



"En mi cielo ya no quedan confusas nubes negras"


viernes, 7 de febrero de 2014

Capítulo 39

Todo está patas arriba en el castillo. Ha pasado un día desde la batalla ganada pero aún contando con la magia del director no hemos conseguido acabar con las reparaciones del salón. Los alumnos se van recuperando pero algunos de los más pequeños todavía guardan cama bajo los atentos cuidados de la señora Pomfrey. También se ofreció a cuidarme a mi pero rechacé su propuesta, quería dormir en mi cama. La verdad es que ha sido una noche muy dura, Ailén estuvo en la enfermería así que la habitación se ha quedado muy sola, como yo. Hermione también está guardando cama, aunque en su cuarto con los Gryffindors. Y Draco...
Bueno, Draco no me ha dirigido la palabra, se dedica a ayudar cuanto puede a la señora Pomfrey. También le vi con Dumbledore reparando los daños colaterales de la batalla e incluso levantando la barrera mágica que ahora cubre toda la escuela para que el incidente no se repita. Apenas quedan en él restos del antiguo y malcriado Draco Malfoy, príncipe de Slytherin. Trato de no pensar mucho en ello para no derrumbarme. Necesito tener la mente despejada y organizar un plan de ataque. Tengo poderes nuevos y el diamante de la pureza, esta vez Saphir no se escapará.

Por otro lado tanto profesores como alumnos aún se sorprenden de tener a un gigantesco dragón negro en los jardines del castillo, aunque Hagrid está encantado. Se ha ofrecido a proporcionarle refugio y alimento, nunca lo había visto tan contento. El profesor Dumbledore me explicó que siempre quiso tener un dragón, así como varias criaturas mágicas tan extrañas como peligrosas y luego mantuvimos la inevitable charla en la que yo le conté todo lo que había pasado, de principio a fin.

Son más de las doce. Hace casi seis horas que llevo despierta y el sueño no se abre paso. No puedo descansar, no con todo esto en la cabeza. He decidido que ya es hora de desayunar y me dirijo al comedor a picar algo. Está casi vacío. No hay ningún profesor y la mayoría de los alumnos o están en la enfermería o hace rato que han desayunado. En la mesa de Slytherin a penas quedan un par de personas. Dos chicas de tercer año que no tocan su comida y comparten miradas de temor, y un joven de pelo platino que contempla su comida en silencio, sin hacer el más mínimo movimiento. Me acerco a este último con un nudo en el pecho.

-Buenos días... -digo. El miedo que siento hace que mis palabras a penas sean audibles. Nada más que un leve susurro, pero él me ha oído y alza la cabeza. Tiene un aspecto horrible, lleva ayudando a la gente desde que terminó la batalla y las marcas de cansancio se manifiestan como profundas sombras bajo sus claros ojos. Draco me observa y su mirada se cristaliza.

-No son buenos, _______- dice. Esas gélidas palabras me atraviesan como cuchillas. Me siento a su lado y comienzo a picar algo, pero pronto pierdo el apetito. El silencio se adueña de la mesa, no sé que decir, quiero solucionarlo pero apenas encuentro las palabras. Le he hecho daño y eso es algo que no me perdonaré nunca. Decido que tengo que asumir las consecuencias. Debo intentar recuperarlo y esperar que él me perdone. Así que allá voy...Hago ademán de empezar la conversación pero Draco me interrumpe

- Antes de que digas nada quiero saber algo. Sabías de la traición de Saphir, sabías el daño que te había hecho, sabías que te estaba engañando... Y aún sabiendo todo eso decidiste creerle. ¿Por qué?

-...-me quedo en blanco. No tengo respuesta, ni yo misma fui consciente de mis actos.

-Responde.

-No sé qué decir. Tienes razón, sabía todo eso, es sólo que... No sé ¿un impulso? Pienso que tal vez quería creerle, quería creer que sus promesas eran ciertas. Tu tienes suerte, has vivido con una familia, rodeado de amigos, rodeado de amor, aunque no quieras verlo. Cuando yo estudiaba estaba sola, mis compañeros me habían dejado atrás y la única familia que tuve me fue arrebatada a una edad temprana. Cuando descubrí mi don y Saphir me apoyó mi cuerpo se lleno de una felicidad envenenada, pero era felicidad al fin y al cabo. Y me sentí llena, me sentí querida. Quizá aún no quiero creer que aquellos días felices fueron una mentira, que quedaron en el pasado.

-¿Es que acaso eres infeliz ahora? ________, tu me has hecho ver lo que está bien, me has hecho cambiar. Yo también te he apoyado y nos hemos reído juntos, ¿Es que aún así no se puede comparar con tu época pasada?- me dice molesto.

-Yo...-suspiro-. Yo no soy infeliz... pero no puedo evitar pensar que no pertenezco a esta realidad. He viajado a través del tiempo quinientos años, he tenido que rehacer mi vida de cero... Y de repente descubro que tengo poderes inimaginables, que mi mejor amigo es un dragón del Tiempo y que tengo un ex novio malvadamente loco que intenta conquistar el mundo. Ahora mismo en mi cabeza no hay sitio para diversión o felicidad, sólo un objetivo. Algo que debí haber hecho hace mucho tiempo... -alzo la cabeza para contemplar el techo hechizado del comedor, se ve un bonito cielo azul y alegres nubes blancas como algodón. Se parece al cielo que solía contemplar con mi padre en nuestra granja. Cierro los ojos y por un momento trato de imaginar los grandes campos verde y la brisa suave y fresca que azotaba mi cara cada mañana. Poco a poco los abro y veo como Draco aún me contempla.

- ¿Y después qué? -dice despacio.- No puedes volver al pasado, ahora este es tu tiempo.

-No, no soy parte de esto. Os he involucrado en una lucha que debió haber terminado hace quinientos años. Hay docenas de alumnos malheridos, mis mejores amigas están guardando cama por mi culpa y aún así yo he dudado a la hora de elegir un bando, te he hecho daño y me arrepiento horriblemente. Quiero que me perdones, quiero solucionar todo para después desaparecer para siempre...

-¿Desaparecer? ¿Vas a volver a tu tiempo o qué? -dice en burla.

-Bueno... quizá Evenaar pueda llevarme de vuelta...

-¡¿Pero es que no lo entiendes?! ¡Deja de aferrarte a tu pasado! Ahora Hogwarts es tu hogar, y sus alumnos tus amigos. Cuando Saphir sea derrotado no tiene por qué cambiar nada. Nadie te guarda rencor. ¡Te lo estamos ofreciendo todo, _______! Eres tu la que no lo quiere ver... -acto seguido se levanta y se va, demasiado rápido como para que encuentre palabras con las que impedírselo.



Narra Draco:

Me levanto furioso de la mesa. Sé que es lo último que debería hacer pero voy a reventar. Entiendo el infierno por el que _______ ha pasado y por el que está pasando ahora mismo. Quiero decirle que ya no estoy enfadado, que la apoyo, que todos lo hacemos, ¡Pero es que se niega a aceptarlo! Cree que es una carga para todos y que debe lidiar con sus problemas ella sola. Me da mucha lastima pensar que su actidud ha sido causada por los tristes años de soledad que ha pasado, pero ha de pasar página de una vez y aceptar que los amigos están para ayudar.
Decido salir a que me de un poco el aire. Necesito calmarle y tal vez después vaya a hablar con ________ y se lo explique todo mejor. Me duele haberla dejado sola en el comedor porque sé que eso solo la hará resguardarse más de todo el mundo, y precisamente eso es lo que pretendo evitar. Me dirijo hacia el lago, vaya vaya, hace tan solo un par de meses no me hubiera acercado a este lugar ni por asomo, y menos para pensar en alguien más. Las cosas han cambiado bastante...

Llevo ya un rato sentado a las orillas del lago, con la mente en blanco, y de pronto oigo el ruido de unos pies que se acercan pisando las ramas caídas que se desperdigan por el suelo. Cuando me giro veo al ministro de magia paseando junto al director. No me han visto así que decido acurrucarme junto a la maleza para escuchar su conversación.

-...es lo mejor.¡Imagínate si todo el mundo se entera! Sería un escándalo público. "Joven domadora de dragones regresa tras quinientos años gracias al poder de su fiel bestia" Un titular bastante largo y tentador. No Albus, hemos de continuar, nadie debe saber lo que está pasando en Hogwarts, tenéis que resolverlo solos, lo siento amigo, es una orden.

-Esta bien ministro Fudge, entiendo su preocupación, no obstante me veo obligado a pedirle que nos otorge cierta ayuda. Mis alumnos se encuentran en su mayoría indispuestos y me temo que nos enfrentamos a una amenaza mundial, sería conveniente tener a un par de magos especializados para la ocasión.

-Veré lo que puedo hacer, pero le aconsejo que no espere mucho. -dice el ministro como despedida y se marcha dando grandes zancadas.

-A veces me sorprende lo poco capaces que son las personas con más recursos del planeta, ¿no cree señor Malfoy?

Doy un respingo y me levanto con caultela.

-Lo siento profesor, estaba aquí y no pude evitar...

-No se preocupe, no era algo sobre lo que no debieses saber.

-Entonces.. ¿De qué hablaban?

-Verás, el ministro ha tenido la amabilidad de visitarnos en persona debido a los recientes acontecimientos. El curso en Hogwarts debe continuar y eso incluye seguir con el Torneo.

-¿Que? ¡Pero si la escuela esta medio destruida!

-Esa misma ha sido la reacción de la profesora McGonagall al enterarse. Por supuesto nuestros alumnos no están en condiciones pero, piénsalo de esta forma: Una joven ha llegado desde el pasado, dueña de un poder inmenso que hace tiempo que se creía extinto. La acompaña un Dragón con sus mismos poderes y un enemigo más fuerte que nadie que quiere dominar el mundo. Si la gente se entera el pánico entrará en escena y todo será un caos. Por no hablar de las muchas personas que cegadas por la avaricia intentarán hacerse con ese poder.

-¿Quiere decir que tenemos que luchar contra Saphir y a la vez hacer como que no pasa nada?

-Eso me temo joven Malfoy. Si la escuela no continúa con el Torneo la gente empezará a sospechar. Ha de ser como es.

-¿Y las otras escuelas?

-Sus directores ya han sido informados de la situación y han accedido a ofrecer a sus mejores alumnos en batalla.

-Me parece de lo más rastrero... -siseo por lo bajo. El director me oye y pronuncia una leve sonrisa.

-En cualquier caso la llegada de la joven ________ nos ha proporcionado grandes satisfacciones ¿no cree?- le miro sorprendido, ¿qué habrá averiguado el abuelete este?. Vuelve a sonreír ante mi cara de asombro sabiendo que ha dado en el clavo - Es tarde, debería volver ya al castillo. La charla con Fudge me ha dejado hecho polvo. Que pase una buena mañana señor Malfoy.


Parece que la cosa se pone cada vez más dura. _________ no sólo va a tener que combatir a un enemigo jurado, sino también pasar las pruebas del Torneo. Está claro, no puedo dejarla sola más tiempo.
No tardo ni dos segundo en echar a correr hacia el castillo de nuevo.




       "Está atrapada en una red de engaños, no dejes que la historia se repita"