miércoles, 27 de noviembre de 2013

Capítulo 30

Tres días. Tres días desde que vi a Saphir. Tres días desde que besé a Draco. Tres días investigando el acertijo de la voz. Tres días...sin averiguar nada.

A pesar de que ahora tengo toda la ayuda del mundo, empezando por Hermione, no consigo descifrar la adivinanza. Me he pasado la mayor parte del tiempo en la biblioteca. No es muy difícil averiguar con quién, pero no hemos logrado nada de nada.

"Búscame cuando el agua se torne en fuego, allí donde el sol toca la tierra..." había dicho la voz. Hermione cree que se trata de un lugar cerca del lago, pero por lo demás anda tan perdida como yo. He decidido no exprimirme más la cabeza por hoy así que iré a ver a Draco, el pobre ha intentado ayudar como puede, pero está claro que no puede llevar el ritmo de Hermione.

Hemos quedado a la salida de clase para bajar a Hogsmeade y allí es a dónde me dirijo. Aún queda media hora cuando llego por lo que me dedico a dar un paseo por los alrededores.

-Hola de nuevo, ________- Oigo que me dice alguien. Inmediatamente me giro para ver como un chico uniformado de Hogwarts camina hacia mi.

-Saphir...¿Por qué sigues aquí?¿Y qué haces con nuestro uniforme? - digo alterada. Agarro mi cetro con demasiada fuerza y me preparo para atacar.

-¿Nuestro? Por favor...sabes perfectamente que esta no es mi escuela, ni la tuya... Como comprenderás he vuelto para acabar lo que una vez empecé y para ello debía infiltrarme. La seguridad es buena, pero como hice hace ya tres noches, lo he logrado nuevamente.

-Pues acaba lo que tengas que hacer y lárgate para siempre. -digo apuntándole con el cetro.

-Eso es justo lo que iba a hacer... ______, vas a morir.- dice sonriente.

En milésimas de segundo me encuentro con su mano en torno a mi cuello y aplastada contra el muro oeste del castillo. Casi sin pensarlo le propino un rodillazo en las costillas lo que le hace aflojar el agarre lo suficiente para liberarme. Toso molesta y me lanzo hacia él. Rodamos por los jardines pero logro ponerme encima suyo y presionar mi cetro contra su cuello. Saphir sonríe con descaro.

- Evira Autem -susurra. Saphir se deshace de mi con una facilidad aterradora, su fuerza ha aumentado increíblemente- Por si lo habías olvi...¡Oh! Es verdad, claro que lo has olvidado. Yo también puedo usar la lengua de los dragones. Estas en gran desventaja así que haz esto más fácil y déjate matar rápidamente, sin dolor. Tu destino no va a cambiar de todas formas.

Casi sin dejarle acabar le apunto con el cetro.

-¡Desmaius! -el hechizo le acierta pero Saphir comienza a andar hacia mi con tranquilidad.

-________,________....¡Cuando aprenderás! Soy demasiado fuerte para un ser tan débil como tu. Y ahora muere. - vuelve a alzarme por el cuello, esta vez a gran distancia del suelo. Me voy quedando sin aire lentamente, mi mano deja caer el cetro al suelo. Este va a ser realmente mi fin...

-¡Sueltala! -se oye una tercera voz. En lo alto de las escaleras que dan a la entrada del castillo puedo distinguir una silueta de alguien con cabello platino. Poco después una luz roja impacta en Saphir, que ni se inmuta y le sonríe a Draco con superioridad. Me hubiera gustado volver a besarle antes de morir...
Justo cuando estaba a punto de expulsar mi último aliento Saphir es empujado hacia un lateral por una sombra...una sombra negra e inmensa que desaparece en el acto. Me apresuro a coger mi cetro ponerme en guardia. Draco se acerca y me imita, pero Saphir ya no nos presta atención. Mira hacia el cielo horrorizado.

-¡Tu! ¡No es posible! ¡Sal de tu escondite!- comienza a gritar.

"Debes marcharte..." vuelvo a oír la voz en mi cabeza.

-¿Has sido tu? Déjate ver, tengo que saber mi historia, por favor cuéntamelo. -le pido. Draco me mira extrañado. El no puede oír la voz.

"¡Marchaos! ¡Ya!" es tal la potencia de su voz que mi cuerpo se derrumba y mis oídos empiezan a derramar un hilo escarlata. Draco me ayuda a incorporarme, le agarro del brazo y corro hacia el castillo. Cuando llegamos al patio exterior vuelvo a mirar a Saphir, y justo antes de perder la consciencia logro ver la sombra que baja veloz desde el cielo y arremete contra Saphir arrastrándole hasta el bosque.




-Se está despertando -oigo decir a la familiar voz de Ron. Abro los ojos lentamente para encontrarme en la enfermería, junto a Hermione, Ron y Harry. Si me dieran un galeón cada vez que me despierto en esta sala sería inmensamente rica.

-¿Que día es? -pregunto. No he recordado nada esta vez, así que supongo que me desmayé por la pelea y puedo haber dormido indeterminadamente.

-Un día después que ayer.

-Pero uno antes de mañana.

Me fijo mejor y veo a Fred y George en camillas paralelas a la mía.

-Locos del quidditch, se estaban pasando una bludger a modo de juego y así han acabado -resopla Hermione indignada. Fred y George sueltan una carcajada y vuelven a lo suyo. -Estamos a jueves, has dormido un día entero.

-¡Un día! - no hago más que perder tiempo. Alguien entra entonces a la enfermería. Al ver a tanta gente Draco se queda quieto junto a la entrada y me mira. Hermione, que no deja escapar ni una, se lleva a Harry y a Ron y echa la cortina de mi cubículo. Draco se acerca con las manos en los bolsillos.

-¿Como te encuentras? -pregunta sentándose en la silla de al lado.

-Normal, no me duele nada si es lo que quieres saber.

-¿Has...has recordado algo nuevo?

-Tampoco, creo que sólo fue el agotamiento. Entre los días en la biblioteca y lo de antes de ayer con Saphir... Siento no haber ido contigo a Hogsmeade, te lo compensaré, lo prometo.

-No me tienes que compensar nada, de todas formas soy demasiado irresistible para que me niegues nada -se burla. Le miro irónicamente ofendida e intento levantar una ceja, cosa que desgraciadamente no he conseguido todavía. Draco se da cuenta y se ríe, probablemente por la mueca que estaba haciendo al intentarlo.

-¿Me he perdido algo este último día? -trato de desviar el tema.

-Ahora que lo dices, si. Es tradición que en mitad del Torneo se celebre un baile de Navidad. Una clase de danza. Hay que aprenderse los pasos y eso pero tengo entendido que luego será una especie de fiesta. Como ya he dicho, soy tan irresistible que vendrás conmigo así que ponte guapa y no desconjuntes conmigo. -me guiña un ojo y yo le doy un golpe en el hombro. -¡Ay!

-¡Eres un maldito creído! -le acuso aguantando la risa.

-Bueno, ¿Entonces vendrás? -pregunta esta vez más serio.

-Me lo pensaré. Quizá vaya con Ailén... Ahora que ha roto con su novio necesitará consuelo. -le intento picar.

-Ya tiene pareja. Al contrario que tu, ella no pierde el tiempo. Me temo que te ha salido el tiro por la culata. Pues eso, es el sábado a la noche. Ahora me voy a clase, luego vendré a verte para que puedas decirme cuanto deseas ser mi pareja. -dice. Y sin esperarlo me da un corto beso en los labios antes de marcharse.
Me quedo sorprendida en la cama.

-¿El rubiales? ¿En serio? -dice Fred descorriendo la cortina. Le miro a él y a su hermano que se han apelotonado en la cama del primero para escucharlo todo.

-¡Sereis cotillas!

-No cambies de tema, lo hemos oído todo así que no intentes negarlo.

-Pues si, iré con él. Si queríais venir conmigo, que no sería raro, habérmelo pedido antes. -les digo con una superioridad fingida

-¡Oh no! ¡Se comporta como él!

-¡________ resiste, no caigas al lado oscuro! - comienzan a bromear. Se están riendo de mi en la cara así que cojo mi almohada y se la lanzo. El impacto les acierta en plena cara y les hace caer de la camilla.

Ahora soy yo la que no para de reír.



"No caigas al lado oscuro" dijeron. No puede ser tan malo si él está allí.





miércoles, 20 de noviembre de 2013

Capítulo 29

Una serie de imágenes se suceden en mi cabeza.

Veo un círculo de personas entre las que estoy yo. Veo las luces de diferente color que emanan sus cuerpos y una palabra se asoma Porthas "Protege". Una luz mayor se alza en el centro del circulo, una luz que trae el bien, una luz, que desaparece. Hay un hombre, alguien de anguloso rostro y feroces ojos, aquel de la luz esmeralda. Las sombras inundan el lugar que pronto se torna carmesí. Sangre.

Como intentando evitar esa imagen mi mente vuelve atrás en el tiempo. "Te quiero" había dicho Draco. "Te quiero" me dice ahora aquel de anguloso rostro, aquel que traicionará y aquel por el cual esas dos palabras perderán su significado.

Una imagen se deshace y otra nueva aparece. Es el joven de nuevo, está muy cerca y puedo distinguir esos ojos fríos y grises. Ojos que un día ansié y que ahora aborrezco. Intento zafarme de su imagen disipándola con las manos.


-¡Auch!¿¡_______!? -dice una voz familiar.

-¿Draco? -respondo cuando mi visión se hace clara.

-________, ¿Qué ha ocurrido? No es la primera vez que te desmayas. No parabas de gritar y retorcerte y no he sabido reaccionar, lo siento...

-No te preocupes -digo incorporándome -estoy bien.

El silencio nos invade y observo cómo Draco me contempla serio, me atrevería a decir que está molesto.

-Draco...

-Ya está bien ______. Quiero saberlo.

-¿El que?

-¿El que? Pues lo que te ocurre. Apareces un día de la nada, sin varita, sola. Te es confiado un cetro de gran valor, eres seleccionada para un torneo mortal y lanzas hechizos en una lengua que nadie conoce. Y yo lo veo todo desde la distancia preguntándome por qué no me cuentas nada. Un día me sueltas que pones tu confianza en mi pero lo único que soy capaz de pensar es si realmente es verdad. Se que no me has contado todo y no te culpo, tienes razones para no hacerlo pero realmente quiero que lo hagas. Bueno... te acabo de decir por qué.

-Draco...-la piel se me ha puesto de gallina -yo...yo...-no se que decirle, ¿realmente le quiero? ¿He de contarle todo?

-Entiendo...en ese caso creo que será mejor que me vaya. Adiós _______-dice Draco ante mi silencio. Veo cómo se aleja despacio y estirado, exactamente como el primer día que le vi. De repente me viene a la cabeza otra secuencia de imágenes, todas ellas de momentos con Draco, esos ojos grises...¡Un momento! Empiezo a mezclar estas imágenes con las del chico de anguloso rostro y profundos ojos...¡Grises!¡Eso es! ¡Ahora recuerdo! Aquel chico de mis recuerdos me es familiar porque ya lo he visto antes, en la mansión de los Malfoy, en un cuadro viejo. ¡Es el antepasado de Draco!¡Es Saphir! El espía que desapareció en aquella importante misión. Ahora puedo ver su rostro con claridad. Recuerdo como antaño estaba a gusto con él...y me gustaba. Yo le quise, de eso estoy segura pero sin embargo también albergo en mi corazón un profundo sentimiento de miedo y odio. Recuerdo que el nos traicionó a todos y me hizo olvidar lo que era querer a alguien. Quizá por ello mis sentimientos hacia Draco no han sido claros, no se se realmente le quiero, pero ahora veo que tampoco podría dejarle marchar de mi lado.
Sin pensarlo salgo corriendo tras la mata de pelo platino que veo alejarse por los túneles. Ya casi le he alcanzado y cuando lo hago le retengo entre mis brazos aprisionándole por la espalda.

-_______...-dice sorprendido.

-Promete que me vas a escuchar... -le pido hundiendo la cara en su camisa.

-¿Cómo?

-¡Promételo!

-De acuerdo -me dice girando de tal forma que quedamos cara a cara. Veo cómo sus ojos están llenos de disimulada alegría y eso me transmite cierta tranquilidad. Caminamos por los jardines en silencio hasta que me armo de valor y comienzo mi relato.

Le cuento que no recuerdo nada y que Dumbledore me acogió. Le cuento que mis desmayos son causados por mis recuerdos que afloran en mi mente. Incluso le hablo de la voz que me advierte en mi cabeza. Más tarde, al tiempo que los voy ordenando, relato los recuerdos que he conseguido recuperar.

El primero de todos es la matanza de la madre dragón y la captura de los huevos que protegía. Después visualizo a Saphir en el prado conmigo, besándome. Decido omitir el detalle de que son familia, no estoy lo suficientemente preparada. Más tarde me encuentro en el patio de la academia, desfilando frente a todos los alumnos hacia el altar dónde Saphir y otras dos personas me conceden la pequeña cría de dragón negro, y cuando la sostengo por primera vez veo la traición el los ojos de aquel al que una vez amé. Segundos después la academia es invadida por los mercenarios de Saphir. Huyo con la cría de dragón a través de los túneles pero cuando estoy por salir me veo capturada por sus hombres.
Estoy otra vez en el prado con Saphir, le he perdonado ¿por qué? porque me hizo creer que estaba bajo la influencia de una maldición y obró contra su voluntad. Y yo la muy estúpida le creí.
Ahora vuelo a lomos del gran dragón negro, cuya silueta aún no soy capaz de visualizar con exactitud. Ha crecido y obtenido un gran tamaño.
Por último veo un círculo de jinetes que portan una luz diferente cada uno. Vuelven a crear el gran foco plateado y Saphir lo destruye, declarando así sus verdaderas intenciones todo este tiempo. Aún no entiendo la finalidad de aquel circulo, pero la luz que portaba Saphir era de un inconfundible tono verdoso. Verde...Esmeralda.

Tras escucharme en silencio Draco no dice nada. Ahora tengo miedo, ¿y si no me cree? No quiero perderle ahora que he descubierto mis sentimientos.

-¿Y bien..? -decido aventurarme.

-¿Es una broma? -pregunta molesto. Se me cae el alma a los pies.

-No, no te mentiría acerca de algo así, es la verdad -me defiendo.

-_________, es...es demasiado increíble. A pesar de lo que siento y de que quiero creerte yo realmente no tengo garantía alguna de sea cierto. Como está más que claro, no soy correspondido y ahora podrías estar tomándome el pelo ¿no es cierto?.

-Un momento... ¿Realmente me crees capaz de eso?¿Crees que soy alguien tan ruin?

-No..pero...

-¿Cómo que no?¿¡No es tu desconfianza la prueba!? -me empiezo a alterar. Esto no debería ser así. En un perfecto final feliz Draco me entendería, me ayudaría a resolver el misterio y quién sabe lo que pasaría después. Pero esto es completamente opuesto, y me cabrea.

-¡Entonces demuéstramelo!¡Dame una prueba, algo pequeño! -me grita.

-Bueno, parece que aquí es dónde entro yo -dice una tercera voz. Ambos nos giramos para ver a un muchacho de curtida piel y pelo rubio.- Me llamo Saphir, es todo un placer...


Observo aterrada al recién llegado, del que pende un medallón con una esmeralda incrustada, cuyos ojos, libres de emoción, me miran con un frialdad mortal. Las advertencias de la voz se han cumplido y por desgracia por fin reparo en algo: No hace mucho desde que lo vi por última vez.

-Vaya, vaya, veo que me recuerdas... Tuvimos un pequeño y discreto encuentro cerca de la lavandería. ¿No es cierto ________?-dice esbozando una sonrisa torcida.

-Saphir... ¿Es de él de quién me has hablado? -pregunta Draco confundido. Asiento sin desviar la mirada del recién llegado. ¿Cómo es posible? Hace quinientos años desde la última vez que le vi, aunque bueno, yo también estoy aquí... Eso significa que quizá el tenga respuestas.

-Oh, asi que ________te ha hablado de mí... ¡Qué detalle! Tu debes de ser un Malfoy ¿verdad? ¿Draco, tal vez?- Draco asiente- Es todo un placer Draco. Volveré a presentarme, soy Saphir Malfoy, encantado de conocerte al fin, tataratataratataranieto...

Lo ha hecho a posta. Veo como una maliciosa sonrisa vuelve a aparecer en su rostro ¿Qué intenta?

-¿Qué significa todo esto?¿Mi tataratataratatarabuelo? ¿Eso significa que le conociste en tu otra vida?-pregunta Draco, aunque yo estoy tan confundida como él.

-Oh, así que _______ te ha hablado de ello. Si, en esa "otra vida" que tu dices ________ y yo fuimos pareja, y ahora está contigo... Parece que tienes debilidad por los Malfoy ¿no ________? ¿O quizá es que aún sientes algo por mi y te acercas a mi nieto para desahogar tu pena? Eres una chica muy mala... -añade. ¿¡Qué está diciendo!? Un rabia descontrolada empieza a crecer en mi interior y no tiene intención de parar. No respondo de mis actos y me abalanzo sobre Saphir. De un puñetazo le tumbo y clavo mi cetro en su garganta presionando con más fuerza de la que debiera.

-No se qué haces aquí y es cierto que no recuerdo muchas cosas, pero de algo estoy más que segura. No me gustas ni un pelo y juro que voy a averiguar qué es lo qué pasó, y con ello tus intenciones y planes. Y ten por seguro que cuando lo haga voy a buscarte y acabar contigo ¿me oyes?

-Ja ja ja, veo que aún sabes cómo encajar un golpe...No importa, descubre qué pasó y búscame. Pero has de saber que puede que lo que encuentres no sea lo que piensas. -se deshace de mi bloqueo y se aleja entre las sombras de la noche.
Es una carga más al montón pero me dejará tranquila un tiempo. Me giro para encontrarme con un silencioso Draco, casi me he olvidado de él.

-¿Me crees ahora? -digo suspirando. Esperaba que así fuese, que este inesperado y visiblemente indeseado encuentro fuese la prueba definitiva, nada más lejos de la realidad.

-Un reemplazo... -oigo que el cabizbajo susurra. Apenas puedo verle la cara así que decido acercarme. Cuando la alza veo una expresión que jamás podré olvidar. Odio, angustia, pena...todo eso en una sola mirada. -Así que eso es lo que soy para ti... -se da la vuelta y comienza a alejarse.

-¡¿Qué?! ¡No es verdad! El no es nada para mí, tal vez un día lo fue, pero todo ha cambiado.

-¡Es mi tataratataratatarabuelo ________! ¿Cómo pudo salir contigo?¿Cuántos años se supone que tienes? Lo siento, es demasiado... Te he escuchado como prometí, y te creo, pero es todo demasiado confuso.

-Pero es la verdad, yo tengo una pista. Sobre la voz. Sobre dónde se halla, ella me aclarará todo. Por favor... mi mundo se desmorona por momentos, ahora mismo estoy al borde del abismo y no quiero perderte...Si te marchas de mi lado no podré continuar, me rendiré. -las lágrimas amenazan con salir pero se lo impido con todas mis fuerzas.

Draco me mira sin decir nada. Todo lo que he dicho es verdad, realmente le necesito, no se en que momento empezó a ser tan importante para mi pero la cuestión es que lo es. El rubiales suspira antes de contestar.

-A pesar de que estoy molesto siento que si me alejo me voy a arrepentir.- se acerca a mi despacio y me abraza con fuerza. -Siento no poder ser más comprensivo pero es lo que hay -pronuncia una leve carcajada y yo le devuelvo el abrazo.

-Es más que suficiente -susurro. No se por cuanto estamos así pero al cabo del tiempo Draco se aventura a hablar.

-Bueno, tras verme obligado a pasar por estás extrañas situaciones creo que merezco una respuesta -Siento que su corazón acelera un poco y mi cara empieza a arder.

-¿Una respuesta a qué? -trato de evitar.

-Oh ¡Por favor! Sabes perfectamente de lo que hablo -se ríe separándome de él. Estoy roja y tener su mirada fija en mi no ayuda.

-Yo... esto ja ja...- voy a explotar, pero tiene razón, merece una respuesta, y yo se muy bien cual es. Le atraigo hacia mi y vuelvo a ocultar su cara en mi pecho. -Yo...*suspiro* quiero estar contigo también. -lo digo bajito por la vergüenza.

-Lo siento no te he oído -dice Draco mientras me separa una vez más. Veo en su cara que lo ha escuchado perfectamente. Quiere picarme el muy asqueroso.

-No pienso repetirlo -digo siguiéndole el juego.

-¿Después de todo lo que he hecho? -contesta irónicamente ofendido.

Me dispongo a seguir bromeando pero mi cuerpo se mueve solo antes de que lo impida. Poso una mano en su mejilla y rodeando su cuello con la otra lo atraigo hacia mi presionando mis labios contra los suyos. Le pilla por sorpresa pero no se aparta. Me rodea por la cintura con sus finas manos y nos fundimos en un fuerte beso.

Es la mejor sensación que nunca he sentido.



"Y en esa fría noche de invierno, a la luz de tan bellas estrellas, surgieron los primeros brotes de un amor a través del tiempo"




lunes, 18 de noviembre de 2013

Capítulo 28

-¡Habéis cometido una infracción muy grave! -me dice el prefecto.

Estoy siendo arrastrada por toda la casa de Slytherin y estoy segura de que mi próximo encuentro con el profesor Snape no va a ser nada agradable. En efecto llegamos ante su despacho. El prefecto me tiene agarrada por el jersey, lo que me resulta realmente incómodo.

-Profesor, he pillado a esta chica merodeando por los dormitorios de los chicos. Ella y una amiga estaban...

-Señor Adams, ¿sabe por algún casual qué estaban haciendo allí _______ y su amiga, que al parecer no has sido capaz de detener?-interrumpe Snape.

-No señor, esperaba que lo confesase ante usted -Snape posa en mi la irritada mirada y alza una ceja.

-Yo...esto...

-Ya veo, con las manos en la masa... Te quedarás con la señora Pomfrey de guardia toda la noche en la enfermería, reflexionando. Y por supuesto quiero verla bien despierta en mi clase de pociones por la mañana, señorita _______...-termina con una endiablada sonrisa.



He salido del despacho de Snape con reprimidas ansias de matar a Ailén. He recogido mis cosas y me he preparado para ir a la enfermería. Con unos vaqueros y una sudadera camino por los largos pasillos del castillo. La enfermería no queda muy lejos y llego enseguida.

-Oh querida, ya estás aquí. -me saluda la alegre enfermera.-No te preocupes, hoy no hay mucho que hacer ¿Por qué no llevas las sábanas sucias a la lavandería y me traes las limpias para colocarlas? No te preocupes, tomate tu tiempo -acaba con una gran sonrisa. Yo se la devuelvo y me pongo a la labor.


Bajo hasta la planta baja, donde se encuentra la lavandería. Cuando recojo las sábanas limpias decido volver por un camino diferente para entretenerme. Escojo al azar los pasillos hasta que oigo unas voces, leves, pero audibles. No tardo en dar con la puerta de la que salen esas voces. Está medio abierta así que decido asomarme un poco.
Veo a  una persona, un chico creo, no le puedo ver bien porque está de espaldas a mi. Está conjurando algo. Las palabras que antes oía se han convertido en siseos espeluznantes. Me fijo en algo que parece tener entre manos, un objeto ovalado que comienza a brillar con una luz verdosa. ¿Qué es esta sensación? No me gusta, no me gusta nada. Comienzo a temblar exageradamente provocando la caída del montón de sábanas que llevo. Sólo emiten un leve sonido y sin embargo eso basta para que el misterioso joven se de la vuelta alterado. Puedo ver su rubio cabello y piel curtida, su rostro anguloso y su nariz extremadamente recta, pero sobre todo, puedo ver unos ojos grises...
Comienzo a marearme, recojo las sábanas y me escondo tras una columna cuando veo que se dispone a salir. Por fin veo el objeto que tenía entre manos. Es un medallón, un medallón con una gran piedra verde incrustada en el centro. Es extraño pero este chico me resulta familiar... y aterrador, sobre todo lo segundo. ¿Quién será? Nunca le he visto por aquí...


Cuando el chico se marcha reanudo mi camino intentando no darle importancia a lo que acabo de ver. Me está resultando muy difícil pues mi mente no deja de atormentarme. Por fin llego a las puertas de la enfermería, y por desgracia lo que me encuentro no es mucho mejor.
Las camillas están ocupadas en se gran mayoría. Hay chicos tumbados y con vendas frías en la frente, pero eso no es lo peor, todos estás cubiertos por una larga mata de cabello, su propio cabello. A penas se les puede reconocer puesto que sus rostros han quedado ocultos entre la larga barba y flequillo. La señora Pomfrey corre de un lado a otro alterada.

-¡Deprisa _______! Necesito que cambies las vendas de los del primer sector por otras más frías, por favor señor Ferguson usted está ya bien así que deje de quejarse, después haz espacio para aquellos que aún faltan ________. Menudo gamberro ha de ser es que ha planeado semejante broma de mal gusto... -me dice la enfermera tirándose de los pelos. Me siento culpable, si no fuera por mi estúpida idea de apoyar a Ailén... A decir verdad todo es un caos y el tener que ir pisando pelo no ayuda mucho. Hago como puedo lo que la señora Pomfrey me va ordenando y los pacientes van recuperando su aspecto habitual.

Ya son las doce y media de la noche y en la enfermería sigue habiendo personas, pero ya no está tan llena.
Me encuentro tratando a un chico delgado de pelo negro mientras la enfermera prepara más antídoto cuando reparo en el paciente que se encuentra varias camillas más atrás. Su largo pelo y barba platinos son inconfundibles y no puedo evitar sonreír. Me acerco despacio y él al notarme esconde el rostro aún más.

-No cuela Draco, ni lo intentes -le digo en una carcajada.

-Te juro que como pille al responsable...No te atrevas a reírte de mi -me amenaza pero yo no puedo parar. Me río tanto que al final le acabo sacando una sonrisa. Por desgracia se hace un incómodo silencio entre nosotros, un silencio que me veo obligada a romper.

-Bueno...¿y cómo os ha pasado esto? -disimulo.

-A saber, yo estaba con Crabbe y Goyle en su habitación y en cuanto nos hemos echado en la cama ¡puf! barba para todos. -vuelvo a dejar escapar una pequeña risita. Coloco el paño húmedo sobre la frente del barbudo Draco, que sorprendentemente se deja tratar.

-________... he estado pensando... -como si fuera una especie de calambrazo una chispa de amargura salpica mi interior.

-¿Sobre qué? -trato de desvíar el tema.

-Sabes perfectamente de lo que estoy hablando, ________ -si, lo se perfectamente pero algo dentro de mi tiene miedo a conocer la respuesta. Es muy extraño, una vez más tanto pensamientos como sentimientos vuelven a enturbiarse y soy incapaz de interpretarlos.

-Draco yo...

-No. Déjame acabar. El caso es que le he dado muchas vueltas a eso que me dijiste -pongo cara de interrogación -ya sabes, le de tu confianza... realmente me hace, me hace...Dios no puedo decirlo.

-No te entiendo -estoy cada vez más confusa. Draco está actuando muy raro.

Siendo menos oportuna que nunca, la señora Pomfrey aparece con los antídotos. Sirvo un poco a los alumnos y minutos después todos se van marchando. Me quedo barriendo el pelo del suelo pero alguien me interrumpe.

-________ tenemos una charla pendiente -dice Draco.


-Pero yo tengo que quedarme aquí toda la noche, estoy castigada.

-Soy el príncipe de Slytherin-remarca con orgullo- me haré responsable si te ocurre algo. -me agarra de la muñeca y me lleva, sin decir nada, hasta el jardín interior.

-Antes de nada quiero que sepas que es la primera vez que digo algo así, así que no te rías -me dice avergonzado. Estoy flipando, el Draco orgulloso y arrogante que conozco parece haberse desvanecido. El nuevo es una mezcla de ingenuidad y ternura, tan diferente que realmente tengo que aguantar la risa. No le pega nada.

-Está bien -prometo -¿Qué me tienes que decir?

-Ya sabes... y-yo, -suspira- me hizo feliz que confiaras en mi. Creo que eres la única persona que lo hace de verdad.

- ¿Qué significa eso? -pregunto realmente extrañada, no logro entender por qué habría de reírme de eso. Draco por el contrario me da la espalda completamente avergonzado.- Draco, ¿Estás bie..

-¡Te quiero! Hala, ya lo he dicho. -me corta aún de espaldas. Me quedo en blanco, completamente, en mi cabeza sus palabras retumban de forma mareante. "Te quiero", me quiere, querer... Son palabras tan familiares como desconocidas. No se como reaccionar. Draco se da la vuelta a tiempo para contemplar cómo me desplomo sobre la fría piedra del sendero.


Maldita sea, lo he vuelto a hacer.


"Y antes de mi cuerpo sufra el impacto, mis ojos se deleitan contemplando las luces del firmamento"

lunes, 11 de noviembre de 2013

Capítulo 27

Ha pasado una semana desde que volví de la mansión de los Malfoy. Han pasado muchas cosas. La entrevistas del torneo, las muchas preguntas de Hermione y Rachel, el hecho de que Draco me ha evitado todo el tiempo. Son demasiadas cosas y la lista no acaba, he de descifrar el huevo para la siguiente prueba, pero, a pesar de todo no es eso lo que más me preocupa. Hay otra cosa que abarca un gran espacio en mi cabeza, una sensación. La sensación de estar olvidando algo, la que empezó durante mi estancia con los Malfoy. No dejo de sentirla y es muy desesperante. En fin...

Tras estar un par de horas con Hagrid he decidido dar una vuelta por la periferia del bosque para olvidar un poco. Camino despacio, con cuidado de no resbalar por el fino manto de hielo que cubre la tierra. Ya estamos en invierno y se nota. Llego hasta la orilla del lago, busco el tronco caído en el que me he sentado las últimas cuatro veces que he venido y observo el inmenso lago, ahora congelado.

Salgo de mi trance casi cuarenta minutos después. Casi sin darme cuenta me he quedado medio hipnotizada. Tengo los dedos de las manos congelados y muy rojos así que creo que ya es hora de volver. Camino por el borde del bosque una vez más, mirando atentamente las zonas heladas del suelo. Ya casi me se de memoria dónde puedo pisar y dónde no, sin embargo el camino ha cambiado. Hay un circulo negro en el suelo, no es muy grande y parece como si hubiesen encendido una hoguera allí. Pero eso no estaba cuando he venido...
Dirijo mi mirada hacia la profundidad del bosque y veo marcas similares que forman una especie de rastro. Algunas en los troncos de los árboles e incluso en varias rocas. Esto me recuerda a aquella marca que me encontré en el suelo cuando me adentré en el bosque. Recuerdo que la criatura que la dejó se movía veloz entre la espesura, evitando que la viese pero atenta a mis movimientos. Recuerdo que sentí... miedo.
Me apresuro a alejarme de ahí cuanto antes cuando oigo una voz que resuena en mi cabeza. Mis tímpanos retumban. Mi cuerpo no resiste y caigo sobre la nieve.

"________, ________..." es una voz profunda,que me resulta extrañamente familiar, aterradora.

-¡¿Quién eres?! -grito mirando el interior del bosque desesperada.

"Nos conocimos, tiempo atrás... _______..... Recuerda..." La voz se ha convertido en un triste y amargo lamento. Una súplica desesperada Unas intensas ganas de sanar esa voz se apoderan de mi. Quiero ayudar a su dueño.

-¿¡Dónde estás!? ¡Muéstrate! -le pido.

"No... aún no... debes recordar..."

-¿Puede ayudarme?¿Cómo sabes..?

"Yo se muchas cosas..." me interrumpe "Yo he vivido muchas cosas..."

-Dime al menos qué quieres de mi. Dime por qué te has puesto en contacto conmigo... -la voz cada vez es más delicada y suave. ¿Quién es?

"Para prevenirte... Corres un gran peligro... Muchas cosas están a punto de pasar...cosas malas... no debes fiarte de nadie... No confíes en la esmeralda..."

-En la esmeralda...¿¡Qué significa eso!? -no entiendo nada. Noto cómo la voz va desapareciendo y antes de que lo haga la interrumpo. -¡Espera! ¿Quién eres?¿Dónde puedo encontrarte?

"Búscame cuando el agua se torne en fuego, allí donde el sol toca la tierra..." y se va.

¿Qué rayos ha sido todo esto? Muchas preguntar sin respuesta se forman en mi mente, como si no tuviera ya bastante...No puedo más, tengo que contarle todo a alguien, Dumbledore tiene que saberlo.
Dicho y hecho, en un abrir y cerrar de ojos llego a su despacho y se lo cuento todo. Desde los últimos recuerdos, el plan del señor Malfoy, la extraña sensación que me consume, hasta este último encuentro.

-Se que son tiempos difíciles para ti _______, pero después de la tormenta siempre llegará la calma. Aún tienes tiempo para descifrar el huevo así que no te preocupes por eso. Concéntrate en encajar las piezas de tu pasado. Si es cierto que conociste al dueño de esa voz de la que hablas, su presencia aún estará en tu interior. No voy a mentirte ______. Tu misión es muy difícil y no puedes saber si tu pasado es trágico. Mi único consejo es que no dejes la carga únicamente sobre tus hombros, confía en tus amigos, deja que te ayuden. Creo que hay cierta persona con la que deberías hablar...

-¿Se refiere a...?

-Me refiero a que a veces las personas que menos esperamos nos son de más ayuda lo que crees. Sólo hay que darles la oportunidad. Ahora si me disculpas... la cena está a punto de comenzar.

Salgo del despacho de Dumbledore. Se ha referido a Malfoy..., quizá debería hacerle caso. Pero ha sido él quién se ha distanciado de mi para aclarar su mente. Quizá no seamos tan diferentes en eso.
De todas formas ya lo decidiré mañana, ahora necesito comer algo.


Bajo al comedor y me siento junto a Ailén. Comemos y charlamos como siempre y una vez llenas vamos a la sala común de Slytherin. Como todas las noches cojo el cetro y el libro de Igneis Bellatore y leo los símbolos. Me los sé de memoria, todos y cada uno de ellos, y a pesar de ello no recuerdo el significado de más de dos.

-¡Hey ______! -dice Ailén -Deja ese libro tuyo y vamos a hacer algo divertido.

-Está bien... ¿Qué quieres hacer?

-No se... ¿Qué tal si.. -la sonrisa pícara que pone no me gusta nada en absoluto.

Y tenía razón. No debería haberle seguido. Mejor dicho, ha sido la pero idea del mundo. Me ha llevado hasta nuestro cuarto y ha cogido unas cuantas bolsitas de colores de su cómoda. Luego a escondidas nos hemos colado en los dormitorios de los chicos, y aquí estamos.

-Ya verás. -dice Ailén tras vaciar las bolsitas en las camas de los chicos. -Esta noche cuando se acuesten no lo notarán y mañana... bueno, digamos que mañana se levantarán sorprendidos.

-¿Esto es una venganza por que tu novio te ha dejado? Porque él es de Ravenclaw ¿no? -pregunto, con falta de tacto a decir verdad.

-Bueno, es una venganza contra todos los hombres, por ser tan capullos. -me responde con una sonrisa.

-Bien, pues si ya has terminado deberíamos volver. No quiero que me castiguen.

-¡Ah no! Aún queda el plato gordo -dice. Mierda...

Avanzamos por el pasillo de los dormitorios hasta una puerta doble.

-¿Qué hay aquí? -pregunto extrañada.

-Aquí, querida ______, está la habitación del pez gordo de Slytherin.

-¿Cual? ¿Crabbe o Goyle?-pregunto.

-¡No tonta!¡No ese tipo de gordos! ja ja ja... Me refiero a que ésta es la habitación del famoso príncipe de Slyhterin, y puesto que sus súbditos van a recibir, no es justo que él se quede sin nada.

- Un momento... ¿Es la habitación de...

-¡Hey!¡¿Qué hacéis vosotras dos aquí?! -nos interrumpe una voz a nuestras espaldas.

-¡Mierda nos han pillado!¡Corre! -grita Ailén y ágilmente empuja al chico y corre veloz. Yo no soy tan avispada y me quedo parada sin saber qué hacer. Intento imitarla pero estoy insegura y el chico preparado para una segunda huida. Me agarra por un brazo y me detiene.

Tenía que ser el prefecto...




              "A veces es imposible huir. Y más difícil es si te abandonan"

viernes, 8 de noviembre de 2013

Capítulo 26

El chico sin rostro se me acerca y se sienta junto a mi. Demasiado "junto a mi", pero no me aparto. Empieza a hablar pero no oigo lo que dice, ni siquiera puedo ver su boca moviéndose, pero mi cuerpo no deja de centrarse en él. Gira sus ojos grises en mi dirección y noto cómo un escalofrío recorre mi columna, sin embargo mi yo del recuerdo está feliz. Más feliz que nunca. Por supuesto, aunque sea yo misma la que experimenta el recuerdo y lo viva en primera persona siento que nuestros sentimientos son diferentes. Veo cómo el chico acerca su rostro al mío y mi yo hace lo mismo, siento algo raro, un sentimiento desconocido para mi, pero antes de saber a qué se debe mi yo cierra los ojos. No se qué estoy haciendo, o más bien qué "estaba", el misterioso sentimiento se hace más fuerte en mi interior pero sigo con los ojos cerrados. Esto me recuerda... Creo que sentí algo parecido cuando Draco pegó su rostro al mío durante la prueba de quidditch. Aunque no se que pretendía hacer. Y no se me ha ocurrido preguntárselo.
Cuando mi yo del pasado abre los ojos una espiral de imágenes me ciega.

Me despierto desplomada contra el pasamanos de piedra del balcón. Poco a poco me incorporo. Un nuevo fragmento, Dumbledore tenía razón. Siento que este recuerdo es muy importante. Ese chico sale en dos de mis memorias y los sentimientos de mi yo pasada hacia él son completamente opuestos. Algo tuvo que pasar... Y quizá esa sea la causa de mi falta de memoria...

-Señorita _______ ¿Verdad? -alguien interrumpe mis pensamientos. Cuando me doy la vuelta me encuentro con un señor de pequeña estatura y fino bigote. Tendrá unos cuarenta y tantos años y está medio calvo, un problema que intenta ocultar peinando sus cuatro pelos sobre la calva. Si mal no recuerdo es un jefe de empresa que me ha presentado antes el señor Malfoy.

-Si, y usted era...?

-Soy el señor Tyler, pero puedes llamarme Gabriel.

-¡Oh! De acuerdo, Gabriel... -digo poco convencida. -¿Quería algo?

-Nada en especial, es sólo que la he visto aquí fuera sola y he venido a hacerle compañía.

-Muy amable -digo fingiendo una sonrisa. ¡A ver si se larga ya este plasta! Un sexto sentido me dice que no debería quedarme con él. -Y...¿En qué trabaja? -digo para romper el incómodo silencio.

-Dirijo una empresa, para gente muy joven ¿Sabes? Hay unas cuantas chicas cómo tu trabajando para mi.

-¡Oh, qué interesante! Es usted impresionante -¿Por qué sigo halagándole? Ojalá se marche ya... Como si el destino quisiera mi perdición, el señor Tyler me sonríe y haciendo uso de su varita hace aparecer un par de copas llenas de ponche.

-Usted también es maravillosa, pasar la primera prueba del Torneo aún siendo tan joven...¡Propongo un brindis! - me tiende una copa ¡Genial! Hago el brindis y me excuso diciendo que necesito ir al baño.

-¡Brindemos! -digo para agilizar más la cosa. Bebo de mi copa mientras veo la fea sonrisa que se ha dibujado en la cara de Gabriel, que no ha bebido nada.- ¿Qué pasa? Pensé que era un brindis.

-Ya, bueno, realmente has llamado mi atención _______, no sólo por el torneo. Eres una chica, ¡Qué digo! Una mujercilla muy hermosa...-me dice con voz melosa y persuasiva. Me estoy empezando a marear, de repente siento como si hubiesen anulado mi voluntad. - ¿Qué te parecería trabajar para mi? Sería todo un honor... Anda, di que sí -dice eso último cómo una orden y yo no puedo hacer otra cosa que asentir.

-¡Estupendo! Firma aquí -vuelve a ordenar sacando lo que parece un contrato de la chaqueta. Mi cuerpo empieza a moverse solo y mi mano agarra el papel y la pluma que tiende. ¿Qué estoy a punto de firmar? ¿Qué le ha hecho al ponche? Intento resistirme al sometimiento y cada vez noto una descarga gélida por toda la espalda. He empezado a sudar del esfuerzo y Gabriel se ha dado cuenta. -He dicho que fir...

-¡Alto! -grita alguien. Veo al señor Malfoy y a un grupo de hombre de túnicas negras en la entrada del balcón. -¡Arresten a ese hombre! -ordena Lucius. La tropa de hombre de negro se aparte y retienen a Gabriel.

-¡Exijo saber que está pasando! -chilla enfurecido, se ha puesto rojo como un tomate.

-Gabriel Tyler, acusado de violación de los derechos humanos de elección, de llevar a cabo actividades ilegales como la falsificación de datos de sus empleados, contrato de menores, salarios por debajo de la mínima, pésimas condiciones de trabajo y, el empleo de la poción "Obedienccia", únicamente permitida para trabajos realizados por el ministerio, en la gente a la que contrata. -declara el que parece el jefe de la patrulla.

-¡¿Y con qué pruebas se me acusa?! -chilla. Los señores de negro miran desconcertados al padre de Draco, que frunce el ceño visiblemente molesto. - ¡Ajá! No hay pruebas.

-Estaba tratando de contratar a ________ -gruñe el señor Malfoy.

-Si, le he ofrecido un puesto en mi empresa, y puesto que ha participado en el torneo y por lo tanto es mayor de edad no estoy cometiendo ningún delito.

-¡Eso es mentira! -el señor Malfoy está fuera de sí.

-No, no lo es. ¿Verdad ______? -otra vez. ¿Qién es en realidad este tipo? No voy a permitir que se salga con la suya pero me está costando esfuerzos sobrehumanos resistirme a su voluntad. No lo voy a conseguir.

-Ss-s...

-¡Esperen! -interrumpe una voz. Draco se abre paso a través de los hombres de negro. -Ella está bajo los efectos de la poción. Yo he visto cómo el señor Tyler le entregaba la copa. He elaborado un antídoto tan rápido como me ha sido posible. -Draco mira a su padre y este le dirige una mirada como diciendo "¿Por qué has tardado tanto?" Draco le ignora y me hace beber el contenido de un pequeño frasquito. Noto cómo un enorme peso sale de mi cuerpo. Me tiemblan las rodillas. Ha faltado tan poco... No se que quería este hombre de mi pero nada bueno, eso seguro. Y yo he estado a punto de caer en su trampa. ¿Cómo he podido ser tan estúpida? No debería haber cogido la bebida de él ni de ningún otro extraño. El terror acaba por invadirme. Me desplomo en el suelo con los ojos húmedos.

-Señorita _______ ¿Es cierto? -me pregunta uno de los hombre de negro. Asiento haciendo el esfuerzo de no llorar.  Dejo de oir todo a mi alrededor, las figuras se vuelven formas borrosas y mi cuerpo no deja de temblar.

-Ya está, no te preocupes, son los efectos secundarios de la poción -me susurra Draco al oído. Me ayuda a levantarme y me pone una chaqueta sobre los hombros. -Ven conmigo.

Dejo que Draco me guíe por los enredados pasillos de su casa. Para cuando entramos en mi habitación mi cabeza funciona como debe. Me desplomo en la cama.

-Soy demasiado idiota...-me digo a mi misma.

-Supongo que te debo una explicación. -me dice Draco. Me incorporo rápidamente al oírle.

-¡¿Cómo?! -Draco suspira.

-Oye... yo no quería esto ¿vale? Mi padre lleva meses detrás de Tyler. Lleva bajo sospechas mucho tiempo pero siempre logra escurrirse y el Ministerio le restaba importancia. Ese hombre tiene casas del placer por todo el mundo. Engaña a las chicas jóvenes y las hechiza con pociones para que firmen un contrato para toda la vida. Cuando mi padre vio que, tras el Torneo, Tyler había puesto sus ojos en ti decidió tenderle una trampa y mandarle a prisión de una vez. De ahí todo el rollo del baile y de guardias del Ministerio disfrazados.

-Un momento...¿He sido un mísero cebo todo este tiempo? ¿¡Casí firmo esa mierda por tu culpa!?-grito levantándome de la cama.

-_________, lo siento, sin ti mi padre no hubiera... Yo estaba en contra, pero él no me escucha.-dice intentando mantener la calma. Pero yo puedo ver cómo está por dentro. No quiere que divulgue lo que ha hecho y está intentando ser amable, pero se muere de ganas de chillarme a la cara.

-¡Seguro, porque el pequeño Draco tiene que hacer todo lo que su papi le diga, aún poniendo en peligro la vida de los demás! ¡Porque tanto al padre como al hijo no les importa nada una mierda excepto ellos mismos! -se que me estoy pasando pero estoy tan furiosa que no puedo parar -¿Pues sabes qué? ¡Estoy harta! ¡Harta de que se me utilice en conveniencia! ¡Al principio creí que todo eran bromas y eso, pero esto sobrepasa cualquier límite! Yo no...

-¡CÁLLATE!- Draco se ha levantado de la silla y me mira furioso. -¡Ya te he dicho que yo no quería!

-¡¿Y cómo se que no es mentira lo que dices?! No soy una niña pequeña ¿sabes?

-¡¡Y-ya lo se!! -se frota el rostro con las manos mientras suspira. - Oye... de verdad que intenté impedirlo. Cuando te negaste a venir la primera vez me alegré enormemente, porque no quería que te pasara nada, y sobre todo porque no quería esto.

-¿Que es esto?

-Esto. Tener que decirte a la cara que te he traicionado por los intereses de mi familia. Tener que sentarme a ver tu expresión cuando averiguases que soy una rata rastrera, igual que mi padre... -Draco se desploma sobre la silla y se cubre el rostro con las manos. ¿Está llorando? Ya no tengo fuerzas para gritarle. Siento algo en mi pecho, una leve y agradable presión. La misma sensación que en mi recuerdo. La misma sensación que tuve con Draco en aquel entrenamiento. Antes de que pueda pararme a pensar en las consecuencias de lo que voy a decir, las palabras salen de mi boca como si fueran espíritus libres.

-¿Por qué tengo esta sensación? -Draco alza la cabeza en mi dirección, visiblemente confundido - Desde aquella vez en el campo de quidditch, cuando me arreglaste el brazo...-creo que empieza a entender de lo que hablo. Un ligero rubor cubre involuntariamente mis mejillas al recordarlo -¿Por qué te acercaste a mi de esa manera?¿Que pretendías? -Draco se sorprende ante la pregunta.

-¿Que tipo de pregunta es esa así de repente? -se ha puesto rojo.

-Oye, me lo debes después de lo de esta noche. Por favor responde, necesito saber por qué me siento así.

-Yo...no puedo. No lo se, necesito aclarar mi mente. Han pasado muchas cosas últimamente.-ambos nos levantamos. -Me tengo que ir ya, mañana vendré a buscarte para volver a Hogwarts.

Asiento y cuando Draco está a punto de salir le freno.

- Draco...Creo que inconscientemente he puesto mi confianza sobre ti. Por favor no me...

-Por favor no lo hagas -me corta - te voy a decepcionar de nuevo.

Y sin decir nada más me deja sola en la enorme habitación.

Confundida.

Traicionada.



Capítulo 25

Estoy tan agotada que sólo quiero tirarme en la cama y dormir hasta el fin del mundo. Hoy todo el mundo se ha empeñado en no dejarme tranquila. Incluso cuando terminé la clase con Draco Poppy dijo que tenía que probarme el conjunto entero de esta noche y ensayar con él. ¡Y un cuerno! Así que me he escapado y he corrido por los pasillos hasta perderla de vista. Necesito tener un momento para mí y aquí es prácticamente imposible.
Camino por un largo pasillo mientras miro los enormes retratos de hombres y mujeres que cuelgan de la pared. Todos ellos con el apellido Malfoy. Son muy parecidos en el sentido de que todos tienen esa característica mirada fría y superior. Paseo hacia delante observando los retratos, que cada vez son más viejos. Uno de los últimos llama mi atención. Es viejo y la pintura escasea en algunas zonas pero sigue siendo visible. Es un hombre muy diferente a los demás, no debía tener más de dieciocho años cuando le retrataron. Al contrario que el resto, este joven sonríe abiertamente, como si fuese el hombre más feliz del mundo, y sin embargo, la sonrisa no le llega a los ojos. Sus ojos son incluso más fríos e imponentes que los de los demás. Qué extraño...

-¡Ah!-grito cuando una pálida y grande mano se posa en mi hombro sigilosamente.

-Tranquila jovencita...-dice el padre de Draco.- veo que te has quedado observando el retrato de mi tataratataratatarabuelo, Saphir Malfoy.

-Bueno... parece diferente de los demás.

-Así que te has dado cuenta... Escucha, Saphir fue líder de una organización de infiltraje cuando era aún muy joven. Era astuto y eficaz, y el más célebre jefe que pudieron haber tenido nunca... Todo le iba bien hasta que aceptó un encargo secreto. Nunca se supo cual fue ese encargo pero requirió la mismísima participación de Saphir. Durante meses se infiltró en la base enemiga y cuando parecía que daría por terminada la misión... Desapareció. Nunca más se supo de él. Por supuesto la sangre de los Malfoy nos ha sido transmitida gracias a su hermano pequeño, al que intentaron mantener alejado de esas peligrosas misiones por el bien de nuestra supervivencia. -concluye el señor Malfoy.

-Vaya... -me he quedado sin habla. Es una historia bastante inquietante. El señor Malfoy emite una carcajada escalofriante.

-Si...Creo que nunca sabremos qué le ocurrió a Saphir, así que no hay motivos para preocuparse por ello. No te preocupes, dudo mucho que su espíritu ronde aún por estos muros. -me aclara y se va dejándome nuevamente sola.


Ya son las ocho. Dentro de una hora empieza el baile y yo debería empezar a prepararme ya pero estoy tirada en mi cama meditando. Desde que he llegado a mi cuarto no he dejado de sentir que me estoy olvidando de algo. ¿Qué será?. La duda va a acabar matándome como no o averigüe pronto.
En fin, mejor me voy vistiendo...pero estoy taaan bien en la cama...no creo que importen cinco minutos más...

Abro los ojos despacio, al final me he quedado dormida y son...¡Las nueve menos veinte! Oh no....¡No voy a llegar a tiempo! Corro al armario y saco el vestido y los zapatos, entro en el baño y comienzo a peinarme. No tengo mucho tiempo así que me recojo el pelo en una coleta e intento que quede algo mona. Cuando termino salgo del baño dando zancadas y me tropiezo con los zapatos que había dejado en el suelo. Me doy de morros contra la madera haciendo tanto ruido que no oigo como la puerta se abre. Me quito la camiseta y los pantalones y me quedo en ropa interior.

-Esto..._______ -oigo decir a alguien. Me doy la vuelta hacia la puerta y me encuentro a Draco con una túnica de gala negra en mis narices. Está muy rojo y recorre con la mirada toda la habitación, intentando no dar conmigo...¡Mierda la ropa interior! Le miro y sin decir nada recojo el vestido y corro hacia el baño, dónde me encierro con el pestillo.

-¿¡Pero es que no sabes llamar!? -le grito desde dentro.

-¿Y que te crees que he estado haciendo en el último minuto? Como no contestabas he pensado que te habías quedado dormida. -me dice molesto.

Me pongo el vestido y salgo del baño.

-¿Ibas a despertarme? ¿Y si me hubiese quedado dormida en ropa interior, o peor, desnuda? -le contesto.

-Oye mira... ¿Podemos hacer como si no hubiera pasado? -responde tapándose la cara con una mano, pero es inútil. Puedo ver lo colorado que está.

-No me lo puedo creer... El bueno de Draco, al que llaman Don Juan y rompecorazones, jamás ha visto el cuerpo de una mujer. -le digo para picarlo.

-Y tu qué sabrás..-contesta apartándo la mirada.

-Entonces, suponiendo que los hayas visto, sólo me queda pensar que resulto extremadamente sexy para la mente simplona de un hombre.- no me creo que le haya soltado semejante tontería. Apenas consigo aguantarme la risa y espero que él se burle enseguida y sin embargo, Draco vuelve a taparse la cara y camina hasta la puerta. Eso ha sido muy raro...

-Venga, date prisa o vamos a llegar tarde. Tenemos que abrir el baile ¿Recuerdas?

-Voy -le respondo, me pongo los zapatos y salimos del cuarto. Vaya, no pensé que andar en tacones fuese tan difícil. Espero poder bailar decentemente.
Me estoy poniendo más nerviosa a cada paso que doy. Tropiezo cada dos por tres y sólo hay que bajar las escaleras para llegar al salón de baile. ¡Tengo que acostumbrarme a los tacones ya! Pues nada, sólo con poner un pie en el primer escalón mi tobillo se tuerce y caigo hacia delante. Unos largos brazos me sostienes antes de tocar el suelo.

-¡Ten cuidado! Dios...Roxanna debería preguntar primero. -dice. Me ayuda a recuperar el equilibro y me tiende un brazo para que me agarre. Consigo bajar las escaleras y llegamos frente a las puertas dobles del salón.

-Aún quedan cinco minutos -comenta -será mejor que practiquemos un poco.

-De acuerdo. -nos agarramos y antes de comenzar a bailar le miro a los ojos. Una vez más esa incómoda sensación de estar olvidando algo me invade. La aparto a un lado y me concentro en seguir a Draco mientras bailamos. Parece que podré bailar después de todo. A pesar de ello noto cómo Draco presiona mi cintura y me alza levemente, haciendo que me resulte más cómodo. Muy considerado por su parte.

-¡Demos la bienvenida a nuestra invitada de honor! -se oye decir al señor Malfoy desde el salón.

-Nos toca -me susurra Draco.

Las puertas se abren. Al otro lado hay por lo menos cien magos y brujas aplaudiendo nuestra entrada. Nos adentramos cómo habíamos ensayado y nos paramos en mitad de la pista. Las luces se apagan y aparecen un sinfín de lucecitas blancas flotando. La música comienza y sin ni siquiera pensarlo mis pies comienzan a moverse. Siguen los pasos, pero con cierta torpeza. Pronto me doy cuenta de la presión que ejercen sobre mi esos cientos de pares de ojos. Pierdo el ritmo y fallo en un paso. Draco me cubre antes de que pueda notarse y se pega más a mi.

-¡¿Pero qué te pasa?!-me susurra.

-No se...No me gusta ser el centro de atención, me resulta visiblemente incómodo -le respondo. Draco suspira.

-Está bien, tu mirarme sólo a mí. No hay nadie más que tu y yo en esta habitación ¿de acuerdo? - dice con un leve rubor el las mejillas.

-Lo intentaré.

Seguimos bailando e intento hacer caso del consejo de Draco. Parece que funciona y sin darme cuenta he empezado a sonreír. Draco se ríe de mí y ya más relajados nos dejamos llevar por la música.




Tras finalizar el baile con Draco, el señor Malfoy se dedica a presentarme a ejecutivos importantes y gente famosa en el mundo de la magia. Me dejo arrastrar sin mostrar mucho interés. Más tarde, cuando el padre de Draco me deja, voy a la las mesas de la comida a cenar algo. La gente me mira algo extrañada, al parecer soy la única que come más de un bocado. Pues me da igual, me muero de hambre, si les parece raro, que no miren. Empieza a cargarse el aire de la sala y decido salir un rato al gran balcón. No hay nadie y los de dentro no notan mi ausencia. ¡Menuda invitada de honor! Bueno, quizá sea mejor así. Sin embargo estoy algo molesta. Aún sabiendo que no estoy hecha para este tipo de eventos Draco me ha dejado sola. Normalmente me las apañaría pero me lo he pasado bien bailando y al parecer para él lo importante era que su reputación no cayera cuando le viesen bailando con una inexperta como yo. Sin darme cuenta viene a mi cabeza la imagen de sus ojos grises y con ella, nuevamente la extraña sensación. ¡Maldita sea! ¿Qué estoy olvidando? Por toda respuesta mi mente juega con mis recuerdos y una vez más me pierdo en el mar de mis pensamientos.


"Me despierto tirada en un prado verde. A lo lejos se ve la escuela de los Jinetes del Fuego, con sus largas murallas y altas torres. De repente la tierra retumba y me giro a tiempo para ver cómo un chico de piel curtida se baja de su dragón. Se que es un chico y que es de confianza pero mi mente no logra captar su figura con claridad. No logro recordar el rostro, únicamente los ojos. Unos rasgados ojos grises. No es la primera vez que lo recuerdo, él es quién me entregó aquel huevo del que salió la pequeña criatura oscura que se convertiría en un dragón con el tiempo. Y también es el que me impidió escapar con la cría de dragón a través de aquellos oscuros y fríos túneles de la batalla que había estallado en la escuela. A pesar de todo en este recuerdo mi cabeza me dice que es alguien cercano y bueno.
¿Qué extraño?

sábado, 2 de noviembre de 2013

Capítulo 24

Cuando alzo la cabeza me encuentro con el carruaje listo para marchar. Espero ver a Draco dentro y sin embargo, lo que sale de su interior no es ni más ni menos que una mujer rellenita. Lleva un vestido fucsia y una pamela muy hortera con cuatro plumas blancas insertadas. Sobre sus hombros cae el pelo anaranjado, lleno de hondas que parecen tiesas como un palo y lleva guantes blancos sobre los que hay varios anillos con piedras grandes.

-Buenos días querida. Me llamo RoxannaWillows, experta en moda, ex-modelo y directora de la revista Brujas en Tendencia.

-Encantada, soy_______ -digo levantándome y tendiéndole la mano, que ella aparta enseguida.

-¡Oh! Ya se quién eres, soy la encargada de proporcionarte la vestimenta adecuada para la velada de esta noche, así que vamos. No te preocupes, les debía un pequeño favor a los Malfoy por lo que todo correrá de mi cuenta. -sin dejar tiempo a que avise a Poppy me agarra y me mete en el carruaje.

En veinte minutos llegamos al Callejón Diagón.

-¿Aquí se pueden comprar vestidos? -pregunto extrañada. Al parecer todas las tiendas son de material escolar y pasatiempos.

-¡Oh. No, no , no! Claro que no querida, tenemos que ir por allí -dice señalando una calle ancha y curva. Nos ponemos en marcha y al pasar leo un cartel donde pone

"Callejón des femmes"

No estoy preparada para lo que veo a continuación.
Todo. Y digo absolutamente todo es estravagante hortera y de color chillón. Los escaparates, pertenecientes todos a tiendas de ropa o belleza femenina, están repletos de vestidos pomposos con adornos llamativos. Justo igual que el que lleva Roxanna. No me da tiempo ni a quejarme cuando ésta me agarra de la muñeca y me arrastra a lo largo de todo el callejón, mirando absolutamente todas las tiendas de principio a fin.
Tras más de tres horas probándome vestidos que pican, o que son tan ajustados que apenas puedo moverme, aún no encontramos nada. Roxanna está realmente ofendida porque he declinado muchas de las sugerencias que ha propuesto. Lo siento por ella pero no es de mi estilo. Por otra parte me muero de hambre y las tripas me suenan como si estuvieran rugiendo. Es tan vergonzoso que le he propuesto a Roxanna parar para comer algo y por toda respuesta me ha amenazado diciendo que hasta que no encontremos un vestido no comería. Ya no aguanto más... Justo cuando estoy a punto de darme por vencida surge el milagro que necesitaba. En el escaparate de una tienda pequeña y escondida, que no llama la atención ante tanta horterada, hay un vestido verde con detalles florales en tonos rojizos. Simple y elegante. Roxanna se niega diciendo que es poco pero tras mucho insistir, accede.

-Entonces ya podemos comer -digo contenta.

-¡Ah!¡No, no, no!¡Ahora hay que encontrar los zapatos!



Por fin, tras las interminables seis horas que he pasado con Roxanna lo tengo todo. Hemos regresado a la mansión y aún no he probado bocado. Poppy se encarga de llevar mis bolsas a la habitación y yo, sin fuerzas restantes me arrastro como puedo por los pasillos.

-¿De dónde vienes? -se oye una voz a mis espaldas. Me giro para encontrarme con Draco.

-Del mismísimo infierno...-digo con un hilo de voz.

-¿La señora Roxanna he de suponer? -pregunta divertido.

-No tiene gracia, esa mujer está completamente loc...-mi frase se ve interrumpida por un fuerte gruñido procedente de mi estómago. Draco hace una sonrisa de medio lado y comienza a andar a lo largo del pasillo.

-Sígueme -es lo único que dice. Seguimos caminando en silencio. Yo intento que mi estómago pare pero cada vez se oye más fuerte y tengo la sensación de que Draco se ríe cada vez que lo oye. Qué asqueroso...
Sin embargo no puedo quedar más sorprendida cuando llegamos a la cocina. El rubiales hace un gesto a un par de elfos domésticos que empiezan a trabajar de inmediato. A los cinco minutos tengo una hamburguesa y puré de patatas en grandes cantidades.

-Hala, ya puedes silenciar a tu estómago. -dice Draco con burla desde el asiento de enfrente de la mesa.

-Gr-gracias... -¡Qué raro...! Draco no me ha dirigido la palabra desde que llegamos y de repente me ofrece alimento en mi momento de necesidad.

-Vale. ¿Donde está la trampa? -pregunto dejando el tenedor sobre el plato.

-¿Por qué habría de haber una? -dice reconstándose en la silla y sin quitar esa vanidosa sonrisa.

-Porque te conozco lo suficiente como para saber que no eres tan considerado, sobre todo conmigo. -le digo intentando levantar una ceja, pero no me sale y el se ríe en mi cara. Y, para más inri, el levanta la suya.

-Eres muy desconfiada, no hay truco. No quiero que esta noche te desmayes por falte de alimento.- más tranquila empiezo a comer, agradecida.

-A propósito, mis padres quieren que abramos el baile -dice con toda tranquilidad. Yo me atraganto con la carne y casi me ahogo.

-¿¡Cómo!? ¡¿Hay que bailar?!


-¡Es un baile! ¿Qué esperabas? -dice confundido.

-No se, creí que era una de esas fiestas en las que se come y hay música pero nadie acaba bailando. le respondo encogiéndome de hombros. El suspira decepcionado. -¡¿Y yo que iba a saber?! -me excuso.

-Sabrás bailar por lo menos...¿no? -pregunta alzando la mirada.

-Esto...no, no tengo ni idea -digo, voy a morir bajo su mirada asesina.

Nos quedamos en silencio y aprovecho para ternimar el puré de patatas a todo correr.

-Bien, ven conmigo. No volverás a probar bocado hasta que te sepas todos y cada uno de los pasos.

Me arrastra por la mansión hasta llegar a una puerta de madera doble. Cuando Draco las abre entramos en un gran salón donde sirvientes y elfos trabajan en la decoración. Draco les hace un gesto y todos se retiran.

-Bien, empecemos. Entraremos por esta puerta así y luego vamos al centro de la pista...-así empieza y así se tira Draco cuatro horitas enteras, explicándome los pasos. En la segunda hora dejé de pisarle, y para la tercera ya era capaz de moverme con soltura. Draco parece impresionado y trata de ocultarlo.

Eso me produce una gran satisfacción.




            "La noche del baile estará llena de oportunidades. Aprovéchalas..."




(Este capítulo ha sido más corto porque para el siguiente me gustaría meter un dibujo, aún tengo que terminarlo pero creo que valdrá la pena. Se acerca la parte interesante... (n.n) )