No hay muchas personas en la sala, y sin embargo ninguna de ellas se extraña al verme junto a los gemelos allí. Éstos me guían hacia su dormitorio sin ningún reparo y una vez allí contemplo asombrada lo atestado que está. Los artículos de broma, tanto propios como de Zonko´s, se amontonan a ambos lados de las dos camas de Fred y George.
-Vosotros...¿Sabéis lo que es el orden?
-No. -contestan a la vez con una satisfecha sonrisa en la cara.
-Esta bien... -digo sentándome en una de las camas - ¿Qué es eso que me va a animar tanto?
-Oh, una cosita sin importancia. -dice George sacando un gigantesco cohete de debajo de su cama.
-Pequeños juguetes -sigue Fred con una caja de cartón repleta de petardos y explosivos.
- Está bien. De acuerdo. Estáis completamente locos.
- Tal vez -dice George.
-Eso depende del punto de vista, señorita rajada -sigue Fred picándome.
-¡Oye! Deberías cuidar tus formas. Recuerda que tengo un dragón gigante en el mismo patio de este castillo.
-Contábamos precisamente con ello...
Ambos gemelos me miran sonrientes. Juraría que la locura se asoma en sus comisuras.
Cargados con todos los explosivos hemos bajado al patio. Cuando Evenaar nos ve llegar sus ojos se abren en una expresión de confusión y perplejidad.
"¿Qué está pasando?" pregunta en mi cabeza.
-Hemos decidido ser malos por un corto periodo de tiempo. Ya sabes, para darle algo de diversión a esta situación. -digo ante la sorprendida mirada de los gemelos, que pronto entienden que me dirijo al dragón.
"Está situación es de todo menos divertida _______..."
- Lo sé, pero para animarla estamos nosotros.
Evenaar se resigna mediante un largo resoplido.
-Ya tenemos un dragón -confirmo a los gemelos, que no caben en sí de gozo.
El plan consiste en explotar los cohetes y fuegos mágicos alrededor de todo el castillo. Evenaar los irá prendiendo y esparciendo. Al explotar se adentrarán en el castillo recorriendo en forma de animales ígneos cada rincón del mismo para acabar saliendo al exterior y explotar formando la W de los Weasley. Seguro que es un espectáculo digno.
Fred y George cogen sus escobas y un par de cohetes pequeños mientras que yo monto a Evenaar con el arsenal completo. Nos elevamos hasta lo alto del escudo protector y vamos prendiendo los fuegos uno a uno. Éstos descienden unos metros antes de estallar. De las explosión y las chispas se forman figuras animales echas de fuegos luminiscentes. Un león, un ciervo, un águila... Todos ellos entran en el castillo por cualquier ventana o rincón, por pequeño que sea.
Cuando estamos a punto de completar el círculo alrededor de la escuela me fijo en que ya hay una muchedumbre de alumnos que nos contemplan atentos desde el patio, torres y ventanas. Los tres nos miramos para realizar el número final. Cojo el cohete gigante y lo lanzo hacia la cola de Evenaar. Éste lo golpea elevándolo hacia los aires. El dragón asciende tras el cohete y lanza una potente llamarada que lo prende. Descendemos a tiempo para ver cómo el cohete explota y una gigantesca W estalla iluminando el cielo. Todos los que lo contemplan aplauden y vitorean a los gemelos. Sinceramente, me siento bastante satisfecha conmigo misma. Desciendo junto a los gemelos y la multitud nos rodea. Bueno, más a ellos que a mi. Aún no se atreven a acercarse a Evenaar y eso parece enorgullecer bastante al dragón.
-Presumido... -le susurro.
"Soy una bestia grande y feroz, ¿Que esperabas? ¿Que me dejase peinar con lacitos como un vulgar chucho?" me dice arrogante. Sonrío y le desmonto para acercarme a Fred y George.
-Bueno, ha quedado más que claro que no soy una rajada ¿no?
-¿Por esto? -dice Fred.
- Aún hay mucho que hacer antes de que merezcas ese título por nuestra parte -concluye George. Acto seguido ambos desaparecen absorbidos por la muchedumbre.
-Bonito truco, realmente necesitábamos un poco de diversión -oigo la voz de Dumbledore a mis espaldas.
-Profesor, el mérito es todo de los Weasley.
-Lo sé, y también sé que si se lo digo a ellos cogerán la confianza suficiente como para atreverse a algo más peligroso la próxima vez, y yo aprecio mi puesto como director así que... -ambos nos reímos y Dumbledore me deja sola de nuevo.
He acompañado a Evenaar hacia su "establo", dejando a los Weasley disfrutando de su triunfo.
-Ha sido un buen espectáculo -dice una voz femenina a mis espaldas.
-¡Hermione!¡Rachel! -corro a abrazarlas tan rápido como un rayo.
-¡Hey! Que estamos lesionadas...
-Ups, lo siento. Es que me alegro tanto de veros bien...
-Relájate ________ a penas han pasado tres días -dice Rachel.
-Ya lo sé, pero has sido tres días muy intensos. -nos reímos.- Oye, ¿Estáis seguras de que podéis caminar?
-Estamos lesionadas, no parapléjicas ¡mujer! -suelta Rachel. De pronte se oyen unos extraños gruñidos.
-Un par de lesionadas hambrientas ¿eh? -sonrío -¿Qué tal si vamos a comer algo?
Ambas asienten y caminamos hasta el gran comedor. Ellas comen mientras yo escucho sus quejas acerca de lo aburridas que han estado. Nos pasamos una hora entera hablando en el Gran Comedor cuando de repente se escucha un estruendo aterrador. Los cimientos del castillo pareces tambalearse como un pudin. Una oscura sensación se apodera de mi corazón, estrujándolo y haciendo que duela. ¿Qué ha pasado?
Sin dar tiempo a Rachel ni Hermione de preguntar, salgo corriendo hacia el patio. En los pasillos me junto con más alumnos, tanto de Hogwarts como de las otras escuelas, que corren preocupados.
Al salir mis grandes temores se hacen realidad.
En el patio delantero hay una defensa de magos de Durmstrang y Beauxbatons. En los cielos y sobre escobas, los alumnos más mayores de Hogwarts apuntan firmes hacia el cielo.
Sobre nuestras cabezas, un dragón de plata.
Sobre su lomo, un hombre cuya locura se hace visible en cada facción de su sonriente rostro.
Ha llegado la hora. La luz de esos lúgubres ojos grises ha de ser apagada.
OMG, ¿sabes el escalofrío que me acaba de recorrer? Acojonante, enserio. En fin, me encanta Evenaar, AMO LOS DRAGONES. En fin, algo depresiva me voy a leer el último capítulo subido.
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