martes, 4 de marzo de 2014

Capítulo 43

Un dragón. Un enorme dragón plateado de luminosos ojos tan azules que parecen casi blancos. Saphir nos mira con superioridad. Parece el mismo jinete de antaño, aunque aún porte una varita y no el cetro. La Esfera pende de su cuello, tan perlada como las escamas del dragón. Noto las fuertes pisadas y el cálido aliento de Evenaar a mis espaldas.

"_________..."

-Lo sé. Es imposible. -digo a modo de respuesta. Recuerdo perfectamente a Engla, la dragona de Saphir, aquella cuyo nombre significa "ángel", tan puro como el color de su piel. Sin embargo la que flota en el cielo no es la misma con la que tantas veces hablé, aquella a la que tantas veces cuidé. No, definitivamente Engla no es la misma. Esa mirada...

No puedo seguir pensando, pues una potente llamarada sale de su boca. Los alumnos que pelean crean un escudo mágico y nos salvan de arder hasta la muerte.

-Vamos Evenaar. -le digo subiéndome a su lomo.

"Algo no está bien" dice "Engla no responde, no reacciona, temo que esté bajo una maldición... Ese desgraciado..."

Los ojos de mi dragón, inyectados en cólera, se dirigen hacia Saphir. Pronto nos elevamos en su dirección, saco mi cetro de su funda y lo porto con seguridad.

- ¡Rajzak! -gritamos ambos, Evenaar y yo, a pesar de que el primero lo hace en modo de rugido. El cetro se ilumina y un rayo de electricidad chispeante se dispara contra Saphir. Engla lo esquiva con facilidad y ruge a continuación, amenazante.
No lo entiendo. ¿Es que acaso Engla no ve lo que ha hecho Saphir? ¿Por qué le sigue ayudando? Debo sacarla de su error.
Me doy cuenta de que varios alumnos con escobas se han alzado hasta mi altura. Cedric se encuentra entre ellos.

- Debemos atacar todos jutnos desde diferentes puntos, así no podrá esquivarnos a todos. -dice.

-¡No! - le corto.- Saphir usará a la dragona como escudo. No debemos herirla...

-¡Es una pelea! ¡Es el enemigo, hay que atacar! -replica.

-He dicho que no, es peligroso, debemos analizar la situación. Le mejor es hacer que caiga de su montura y...- no me da tiempo a acabar pues Cedric ya se dirige hacia nuestros adversarios.

-¡Petrificus Totalus!- grita decidido. Lo siguiente que todos vemos es una llamarada de fuego. Un cuerpo que cae inerte hacia el suelo. Una escoba hecha cenizas.
Me apresuro a recoger a Cedric antes de que se aplaste contra el patio, aunque para mi horror, no sirve de mucho. Lo que antes era una tersa piel ahora se ha convertido en una serie de pustulas y quemaduras sangrientas. El rostro del muchacho a penas es reconocible. La mitad de su ropa está calcinada y su corazón late pesadamente. Lo llevo junto a los profesores, que se encuentran en el patio junto a los alumnos seleccionados, entre los que están Harry, Ron y los gemelos. Madame Pomfrey no tarda en llevarse a Cedric. Observo el pequeño ejército que hemos formado y entreveo la oxigenada cabeza de Draco. Le dedico una mirada firme a la que me responde con una igual. Observo también que tanto los lesionados como los que son demasiado pequeños para luchar se esconden en el castillo, en las salas comunes, esperando que todo acabe...

Y todo debe acabar.

Evenaar deja que me suba otra vez y con la furia de cien toros volamos hasta Saphir. Es choque entre los dos dragones es atronador. Ambos gruñen y se pelean. Siento el dolor del dragón azabache, que hiere a un amigo para salvar a otros... pero he de soportarlo. He de ser fuerte.

-Por fin se pone emocionante... -dice Saphir. Apunta con su varita y grita - ¡Cruccio!

Un ardor recorre mi espalda, mi cabeza, mis brazos. Siento que cada nervio, cada fibra de mi ser está siento atravezada por un centenar de agujas. Es tan insoportable que ni siquiera tengo fuerzas para gritar. Dolor. Dolor. Dolor. Es lo único que soy capaz de pensar. Un ardor tan potente que siento que foy a derretirme... Un momento, ¡eso es! Me concentro en el calor que el dolor genera en mi cuerpo. Lo siento en cada célula, como algo sólido, algo palpable. Trato de hacer que el ardor se concentre un un punto, todo ello junto, en mi garganta.

-AAAAAARRRGGHH! -escupo una potente llamarada de fuego azul que le da de lleno en la cara a Saphir. A penas le da tiempo a formular el hechizo protector así que su defensa ha sido débil esta vez. En cambio en mi ya no hay dolor, sólo un alivio placentero.
Engla se separa de Evenaar con brusquedad. Puedo ver las cicatrices que ambos se han dibujado. La dragona, por raza más pequeña, tiene la marca de las mandíbulas de Evenaar en el cuello, una herida que sangra considerablemente.

-¡Pagarás por esto! -grita Saphir. Vuelvo a concentrar mi atención en él y veo la mitad de su cara quemada y deforme, al igual que la de Cedric.

-¡Ahora!-grito cuando Saphir sólo se concentra en mi. De cada varita de cada alumno o profesor sale un rayo carmesí que rasga el cielo y acierta en el antiguo jinete. Es demasiada fuerza para un solo hombre así que sale despedido de su montura. Perfecto.
Engla, sobre la que también han impactado varios Expelliarmus, se tambalea en el aire y cae sobre el pavimento, con Evenaar tras ella. El dragón la contiene bajo su peso y yo lo desponto.

-Averigua qué le ocurre -le pido a mi dragón.

"Cuenta con ello"

Asiento y me situo al frente del ejército de alumnos que miran espectantes cómo Saphir se levanta tal cual.

-Ja, ja, ja, ja,... JA, JA, JA, JA, JA - se ríe sin cordura. -Admito que eso no lo he visto venir...

Una mano firme se posa en mi hombro. Siento la agradable glacided del tacto de Draco.

-Cuidado, ahora es más peligroso que nunca -me doy cuenta de por qué lo dice. En la grotesca expresión de Saphir ya no hay un objetivo, ya no hay una meta. Sólo desea venganza, sólo desea matar. De repente deja de reírse y su semblante se pone en serio. Una seriedad escalofriante sobre la que se asoma una sonrisa.
El cielo comienza a oscurecerse sobre el jinete. En los lejanos montes se escuchan truenos y el viento comienza a soplar con brusquedad. Un rayo tan grande como la torre de astronomía impacta sobre Saphir, y cuando la cegadora luz desaparece, sólo hallamos un patio vacío. Una mera marca en el suelo. Pero todos sabemos que no se ha ido, su risa resuena en el viento ¿O es en mi cabeza? No importa, debemos permanecer alerta.

Dumbledore indica a los alumnos que hagan un círculo y se cubran las espaldas, atentos a lo que pueda ocurrir a continuación. Sin embargo esta posición tiene un punto débil, un punto débil que es inmune a cualquier mago, pero no ha Saphir. El centro de nuestro gran círculo está sin vigilar y nadie es capaz de prevenir el grito de una alumna de Beauxbatons cuando Saphir, que aparece en ese mismo centro, la atraviesa con una daga. Varias de sus compañeras sollozan con fuerza, pero nadie abandona su posición. Nadie ataca tampoco, por temor a dar a los que están en frente.

-Uno..- canturrea el rubio. Veo que todos se tensan. Esto se ha convertido en un juego que acabará en masacre si el gana. Me doy cuenta de que mis pensamientos se enturbian y he de hacer algo. Nuestro enemigo ha utilizado una runa de invisibilidad. Un conjuro en la lengua de los dragones que le permite hacer que sus células sean completamente transparentes. Doy con el contrahechizo en cuesttión de segundos.

-¡Evenaar ayúdame!- le grito al dragón. Aunque esté fuera de combate físico aún es un gran mago. Noto un escozor en los ojos y mi visión se enturbia para después cambiar. Lo que antes eran personas ahora son meras figuras de colores. Puedo ver el calor de sus cuerpos concentrado en las manos con la que empuñan sus varitas. Observo a mi alrededor y logro distinguir una figura diferente. Veo los colores rojizos de la calidez del cuerpo de mis compañeros, y sin embargo, esta figura es completamente blanca. Parece estar hecha de frío. No lo dudo y ataco con el fuego de mi bastón. Le doy de lleno justo cuando la runa que utilizo para que Evenaar me preste sus ojos se desvanece. Puedo ver a Saphir encogido en el patio, sujetándose con la mano la sangrante herida que le he hecho en un costado. Los alumnos de Durmstrang no tardan en rodearle y encadenarle. Él gruñe pero no opone demasiada resistencia. Justo cuando la formación en bloque de los alumnos de Durmstrang se dispone a llevarlo hacia las mazmorras del castillo entiendo el engaño. Demasiado tarde.

Una luz oscura. Una luz hasta el cielo que sólo cubre el paisaje de sombras.

Cuerpos inertes. Cuerpos ensangrentados.


Un grito ahogado en la lejanía. Una mirada llena de despiadada locura.

No puedo moverme. Contemplo impotente cómo Saphir acaba con todos los que osan cruzarse en su camino. Un camino cuyo final soy yo. Mi cuerpo no reacciona. Sólo puedo mirarle a los ojos y temerle, temer a la bestia en la que se ha convertido. Ya no se oye nada. Ya no siento nada. Veo que Saphir levanta su varita contra mi. Veo a un hombre que se interpone y acto seguido, veo su cuerpo desplomarse en el suelo. Entre tanta oscuridad, lo único que puedo distinguir con precisión es la rubia cabellera de aquel que me ha salvado.




      "Una cabeza platina que se hunde en un mar de sombras"

2 comentarios:

  1. ¿QUÉ? ESPERA, ESPERA, ¿QUÉ? ¿PERO COMO PUEDES HACERME ESTO MUJER? ¿QUIERES QUE TENGA PESADILLAS EH? Pfs, ahora no sé porque tengo un odio infinito hacía ti e.e.
    BUENO, DIOS AMO COMO ESCRIBES ¿PUEDES ESCRIBIR MEJOR? No, claro que no. Hoy estaba en clase da catalán (jodida clase de mierda) y en fin, me aburría y me he puesto a pensar ''ojalá suba, ojalá suba'', EA, aquí lo tienes, mis poderes mentales son buenos, ¿eh? JAJAJAJA.
    En fin, dios, tengo ganas de llorar, ¿es Draco? (claramente). No es por presionarte ni nada, ya saaaaabes, pero buaaaano, si pudieras subir de aquí poco, ¿quién iba a decir que no?
    GRACIAS POR SUBIR.*-*

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    1. JAJAJAJAJAJA De verdad me alegra leer tus comentarios. Tranquila que pienso subir el siguiente hoy mismo :) Como una disculpa por ausentarme tanto. Se me ha ocurrido una idea buenísima en clase y tengo ganas de escribirla!

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