sábado, 28 de diciembre de 2013

Capítulo 35

Narra Draco:

Contemplo asombrado cómo a ________ se le ilumina la frente formando una extraña runa. Ella me mira decidida y me aprieta la mano, segura de lo que va a hacer. Un símbolo parece formarse también en mi cabeza, pues me veo momentáneamente cegado por su brillo. Entonces la oigo. Una voz profunda y grave, que le dice a ________ que busque en su memoria. Miro al dragón negro, seguro y a la vez asombrado de que sea él. Entre tanto, ________ cierra lo ojos y comienza recordar, y yo me veo arrastrado en la corriente que fluye en su cabeza, por fin vamos a descubrirlo todo. Sin embargo, justo cuando parecía que nos adentrábamos en uno de los recuerdos de _______ oigo algo, un ruido extraño, y abro los ojos.


Narra _______:

Observo como un torbellino de imágenes se dispersa ante mis ojos y los cierro con fuerza.

"Escucha con atención, muchacha, pues lo que vas a oír es la razón de tu existencia" dice el dragón. Mantengo mi ojos cerrados y agudizo el oído. Prono un millón de sensaciones se acuestan en mi pecho.

Era una cálida tarde de primavera, mi padre y yo estábamos de picnic en los largos prados de nuestro valle. Nuestra casa, aunque humilde, se alzaba alegre en la colina central. Recuerdo que esa tarde me lo pasé en grande riendo con papá. Sin embargo una sombra se alzó encima de nosotros y no tardó en aterrizar en el prado la inmensa dragona perlada cuyo jinete traía mi inscripción en Igneis Bellatore.
E don de la doma se transmitía por la sangre y mi padre, considerando tal actividad demasiado peligrosa, me lo había ocultado con la esperanza de que no me encontraran. Esa tarde cabalgué a lomos de mi primer dragón junto al jinete, que me separó de mi familia para llevarme a la escuela.

Al principio tuve miedo, pues los dragones me imponían, pero prono aprendí cómo funcionaban las cosas allí. Cada vez que un niño con el don de la doma nace, nace también su dragón destinado, aunque nunca sepan nada el uno del otro están unidos por una cuerda de oro invisible. Por eso, al contrario de lo que yo esperaba, cuando llegamos a la escuela no cabalgamos inmediatamente. Es más, los primeros tres años los pasamos encerrados en las aulas estudiando todo sobre estas criaturas, practicando con armas en la arena o la magia común con los cetros.
Cuando cumplí los catorce, falleció uno de los tres directores y, tras su funeral, se organizó la ceremonia de reunión. Acudieron dragones de todo el mundo al castillo para conocer a sus jinetes, si es que se hallaban allí. Todos mis compañeros encontraron a su dragón... menos yo.
Durante los tres años siguientes me sentí inútil, olvidada, sola... Hasta que decidieron sustituir al antiguo y difunto director. El nuevo era más joven, de cabello platino y fieros ojos esmeralda. Saphir.
Recuerdo que a pesar de ser el director fue muy cercano conmigo, me hacía compañía durante aquellas largas clases de vuelo en las que yo no podía participar, o las clases de magia en draconiano, lengua que yo aún desconocía, y quizá por eso me enamoré.
Y precisamente en una de esas clases comenzó todo. Aquel día Saphir estaba en una reunión y no pudo acompañarme, por lo que decidí pasear por el castillo. En el ala oeste, subiendo la torre norte, hallé una pequeña y mágica habitación. En su centro había un pedestal y una piedra redonda iluminada por el haz de luz que se adentraba por la pequeña ventana del techo. Era una piedra, si, pero me fascinó. Sentí un cosquilleo en el estómago y no tardé en buscar a Saphir para preguntarle de qué se trataba. Él me dijo que era un huevo de dragón fosilizado, uno muy antiguo. Habían intentado devolverle a la vida, pero en vano, así que se había convertido en una reliquia. Me dio mucha pena, pues realmente había creído que era más que eso.
A partir de ese día acudía a donde el huevo todas las horas que tenía libres, en esa sala me sentía feliz, completa. Al tiempo incluso empecé a hablar con él. Una tarde como otra cualquiera, acudí a la torre durante la clase de vuelo. Subí un laúd que había tallado con mi padre hace mucho y tarareé una melodía al compás del instrumento. Una melodía que desconocía pero que era incapaz de sacar de mi cabeza. Entonces ocurrió.

El huevo eclosionó.

De él salió una pequeña bestia de negras escamas y profundos ojos amarillos. Me miró desde la distancia gruñendo y enseñando unos dientes demasiado grandes para ser un recién nacido. Extendió las alas a modo de advertencia a pesar de que aún era incapaz de volar. Yo no me moví, no podía. Estaba demasiado sorprendida así que lo único que se me ocurrió fue seguir tocando mi laúd. Hacía mucho que no lo utilizaba tanto y mis las yemas de mis dedos estaban desentrenadas y comenzaban a sangrar, pero no paré. No paré porque el pequeño dragón reconoció la melodía, me reconoció a mi. Se acercó y dejó que posara mi mano sobre su cabeza, en medio de los pequeños cuernecitos. Entonces supe que el otro extremo de mi cuerda de oro estaba en su interior. Era mi dragón y yo su jinete.

Obviamente avisé a Saphir sobre lo que había sucedido y a lo largo de una semana me separaron del dragoncito, pues querían comprobar si su salud era normal, querían averiguar el porqué de su renacimiento. Pronto se descubrió el misterio. Al igual que existen los dragones de agua, fuego, aire, luz u oscuridad, el pequeño dragoncito era un dragón del tiempo, una raza que se creía extinta. Su hipótesis era que al morir su madre había parado el tiempo dentro de su cáscara, asustado de salir al mundo exterior solo.
Todo el mundo se alegró mucho por mi, todos excepto el que creía que me apoyaría más. Saphir creía que era demasiado peligroso, aunque no me lo decía abiertamente. Se distanció de mi y salió de la escuela, por un tiempo pensé que jamás lo volvería a ver. Sin embargo a su regreso algo cambió. Ya no parecía tan decepcionado conmigo, ahora me animaba. Pensaba que al ser lo que yo quería estaría bien pero me equivocaba, algo me olía a chamusquina.
Al mes siguiente de haber eclosionado el huevo se organizó una ceremonia de conmemoración por haber renacido a una raza extinta. Aquel día se haría oficial que el dragón y yo estábamos unidos. Me resultaba muy extraño, y más aún sabiendo que el que lo había propuesto había sido Saphir.
Todo el mundo estaba en la arena. En el centro estaban los tres directores, con mi cetro y el dragón. Lo único que debía hacer era esperar a la señal y salir a recogerlos. Y eso hice, los directores recitaron un discurso y me devolvieron mi cetro, pero cuando Saphir me entregó a la pequeña criatura, que no dejaba de intentar morderle o arañarle, vi algo maligno en su mirada. Mientras me aljaba de él contemplé cómo sacaba un estilete de su manga y apuñalaba al director Morgan para después degollar al director Grahel.
No podía creer lo que veía, pero mis ojos no me engañaban. Pronto de los lugares más oscuros de la arena comenzó a salir un millar de hombres de negro armados. Fue una masacre, vi cómo mataban a mis compañeros pero no pude hacer nada, no supe hacer nada. Cuando vi que Saphir me señalaba eché a correr con el dragón en brazos. Corrí como nunca, avanzando por los jardines con la intención de entrar en el castillo. Mala idea, había un par de soldados en la puerta. Recordé un pequeño pasadizo que Saphir me había mostrado y me introduje en él despistando a los que me perseguían. Corrí a través de aquellas oscuras y húmedas paredes de piedra iluminadas por una sucesión de antorchas. Cuando creía que por fin llegaba a la salida el alma se me cayó a los pies, pues en la puerta, sonriendo con malicia, se recortaba la silueta de Saphir. Miré en sus ojos y tuve miedo. Un miedo que aún hoy siento al recordar esa mirada.
Sin embargo me tendió la mano y me sonrió. No me moví así que me alzó en brazos y me llevó a un lugar seguro mientras los demás jinetes echaban al ejército del castillo.
Yo no entendí nada en ese momento, le había visto matar a los directores, ordenar que me capturasen... ¿Y ahora me ayudaba? Me dijo que no había sido él, que le habían engañado y encerrado para poder crear una poción multijugos para hacerse pasar por él. Me dijo que jamás me haría daño porque me amaba, y yo, tonta de mi, le creí. Y le amé. Días después encontraron los restos de la poción y su teoría se mantuvo firme.

Pasó un año entero, Saphir y yo manteníamos una relación que, a pesar de ser director y alumna, era aprobada y no teníamos que esconderla. Evenaar, nombre con el que había bautizado al dragón y que en su lengua quiere decir "El extinto, había crecido considerablemente. Ya era una bestia hecha y derecha, y juntos nos habíamos convertido en la unión perfecta. Me enseño su lengua y me prestó su magia, podía controlar el tiempo, aunque por aquel entonces aún me quedaba mucho que aprender.

Aquel año la escuela cumplía ciento cincuenta años y, como era habitual cada veinticinco años, el consejo se reunía aquí para restablecer la magia del castillo. Los miembros eran en su mayoría hombres viejos, y luego estaba Rubí, una chica joven y hermosa que completaba el círculo. Cada uno de sus siete miembros portaba una piedra preciosa, pero no una cualquiera, eran las siete piedras del Poder. Cada una con su propia historia. La de Rubí irónicamente era el zafiro de la verdad. La de Saphir la Esmeralda de la fuerza. Y luego estaban el diamante de la pureza, la amatista del valor, el rubí del amor, el topacio de la riqueza y el cuarzo amarillo de la sabiduría.
En la ceremonia, que se hizo de nuevo en la arena, los miembros del consejo se situaron en circulo en los diferentes puntos cardinales y recitaron el conjuro con sus respectivas pierdas, cuya leyenda decía que al unirlas todas se conseguiría el poder absoluto. Con un fuerte resplandor, cada piedra se iluminó proyectando un rayo de su color hacia el cielo. El castillo pronto comenzó a cubrirse de una capa de magia dorada. Sin embargo, mientras todos contemplaban la escuela el rayo de color verde comenzó a hacerse más grande. Los temores de muchos se cumplieron cuando Saphir unió las siete piedras. Los miembros del consejo se opusieron, pero uno a uno, sus cadáveres cayeron al suelo.
Saphir se había convertido en un monstruo, o quizá siempre lo fue.
Muchos huyeron del castillo, y de los que se quedaron a luchar junto con sus dragones a pesar quedaron los restos de sus cenizas. El poder del director era temible y certero, no se podía escapar de él. Sin embargo permanecí firme junto a Evenaar. Me sentía traicionada, pero sobre todo me sentía estúpida. Me había engañado como a un bebé y no se lo iba a perdonar. Con la ayuda de Evenaar paramos el tiempo por unos segundos y le logramos arrebatar el rubí. Fue el rubí porque representaba el amor que el me había robado, el amor que le acababa de robar yo a él.
Estábamos agotados, parar el tiempo a una persona con semejante poder requirió demasiada energía y cuando Saphir logró escaparse, a pesar de no tener la misma fuerza,  nos venció con una facilidad alarmante.

-Es hora de que me devuelvas lo que es mío -me dijo. Incapaz de hacer nada más sólo se me ocurrió escupirle en la cara.

-Nada de lo que hay aquí es tuyo.

-Estás muy equivocada querida _______. La escuela me pertenece, la piedra me pertenece, tú me perteneces... ¿O es que ya has olvidado nuestro último encuentro nocturno? Te hice mía... para siempre. Piénsalo, tu y yo juntos gobernando sobre todos...

Intentó tentarme pero yo ya no le escuchaba, había otra voz en mi cabeza.

"________, debes escapar con la piedra, yo te ayudaré..." No podía verle, pero sabía que Evenaar estaba llorando y aún así no pude detenerle. Me transportó en el tiempo con el rubí utilizando sus últimas fuerzas. Recuerdo que justo antes de acabar en esta época lloré.

Lloré por una escuela destruida.

Por un amor envenenado.

Por las muertes de los inocentes.

Lloré... porque mi cuerda de oro se había roto.





                           "Una cuerda rota que desea unirse de nuevo"





N. A.:

Siento haber tardado, es que había que contar mucho en este cap y no sabía cómo hacerlo. Me ha costado encontrar la forma, espero que os guste.
FELIZ AÑO NUEVO!!! :)

viernes, 20 de diciembre de 2013

Capítulo 34

Sobre el silencio se alza la alegre melodía y comenzamos a bailar. Draco agarra mi cintura con firmeza y yo poso mi mano en su hombro.

-Pensaba que nada de tacones -me dice cuando repara en mi calzado.

-Pensabas mal -le digo con superioridad.

Al poco tiempo otras parejas se nos unen en la pista hasta que todo el mundo acaba bailando. La música cambia y empezamos a bailar algo más salvaje y divertido. Si todas las fiestas fuesen así a lo mejor cambiaba mi opinión al respecto. Aunque lo más divertido es ver a Draco intentar seguir el ritmo de la música, parece que sin pasos establecidos, el baile no se le da tan bien... Al final acabo por compadecerme y le invito a salir al balcón un rato. Draco acepta aliviado y salimos. El sol está a punto de ponerse y el cielo empieza a cobrar un color anaranjado. Desde aquí se puede ver el bosque, y el lago, incluso la pequeña cabaña de Hagrid. El paisaje parece pintado sobre un lienzo, cada árbol, cada montaña, todo está dispuesto en armonía con el resto y lo único que mi mente consigue evocar es: Tranquilidad.
Tranquilidad... a pesar de que desde que estoy aquí he podido obtenerla un par de veces sé que me estoy engañando. Nunca podré estar del todo tranquila hasta que averigüe qué me ha pasado. Y aunque dije que disfrutaría de esta noche, la verdad es que no puedo. ¿Qué estará haciendo Saphir? ¿Lo habrá matado la sombra de voz penetrante? ¿Qué estará sucediendo en lo más profundo del bosque? Al pensar en la muerte de Saphir siento una punzada de dolor. A pesar de que hace un par de días estuvo a punto de matarme mi alma llora... Deshago las ideas que surgen en mi cabeza, pero, ¿Y si mientras yo estoy aquí Saphir acaba con la sombra, eliminando mi única fuente de información? Debería estar buscando en el bosque... Me apoyo en la barandilla suspirando.

-¿Estás pensando en él verdad? -pregunta Draco sacándome de mi ensimismamiento. ¿Cómo lo ha...? -Tu cara habla por ti -dice respondiendo a mis dudas.

-Lo siento, sé que prometí...-pone un dedo sobre mis labios antes de que termine y desvía su mirada hacia el horizonte.

-Sé que lo sientes, sé que quieres quedarte y pasarlo bien con tus amigos, que no puedes porque los fantasmas de tu pasado te persiguen, sé... que aunque tu no lo sepas tu alma no ha olvidado a Saphir... No te voy a mentir ________, odio esto. Siempre he vivido rodeado de lujos, de ambición... Nunca se me ha negado nada, jamás he tenido que compartir algo. Hace seis meses las personas para mi eran simples objetos. No entendía cómo se puede querer a alguien... Pero desde que llegaste todo es muy distinto. Por fin ya puedo amar y comprender, pero aún no puedo deshacerme de mi pasado. Quiero que te quedes junto a mi, que no me abandones nunca pero sobre todo, te quiero para mi solo. Es egoísta, lo sé, pero me revienta pensar que una vez fuiste capaz de querer a alguien más. ¡Ahhhgg!- Dracp aprieta los puños y grita. Un par de curiosos nos miran pero les ignoro - Lo siento...yo...tengo miedo.

-Draco...-justo antes de que apoye mi mano en la suya la quita, evitando el roce. "Lo siento" repite, y se da la vuelta apartando la mirada. Aunque sé que Draco lo está pasando mal no puedo evitar estar mosqueada. Alzo una pierna y le propino una fuerte patada en el trasero, tened en cuenta que llevo tacones.

-¡AAAHHH!¡_________!-Dice cabreado, no espero a que termine de darse la vuelta para abrazarle.

-Estoy enfadada.- digo sobre su pecho.

-¿Qué? -me divierte verle tan confundido pero ni yo misma sé lo que hago.

-Eres idiota, ¿crees que si descubro mi pasado volveré a caer en brazos de Saphir? Fuera lo que fuera que pasase no cambia el hecho de que ha intentado matarme.- suspiro- En parte me alegra el hecho de haber olvidado todo, porque si no, no te hubiera conocido. Tal vez es porque que me siento cómoda sabiendo que no soy la única que ha descubierto un nuevo mundo, pero siento que mi alma no está completa sin ti. Te quiero. Lo diré cuantas veces haga falta así que no te preocupes, no voy a dejarte. No tengas miedo porque no dejaré que estés solo nunca más. -me deshago del abrazo y pongo mis manos en su fría cara. Nuestros ojos se encuentran y veo el alivio de su mirada. Me pego más a él hasta que nuestras narices se chocan. Hace cosquillas y Draco sonríe.

-Gracias, es lo que necesitaba oír -su voz suena cansada y me pregunto por cúanto tiempo habrá estado sufriendo por esa estúpida duda. Sin darle tiempo a añadir nada más presiono su boca contra la mía en un beso que cierra mi promesa.

-Y ahora ¿Por qué no vamos a descubrir las diversiones de este nuevo mundo? -le digo tomándole de la mano. Draco sonríe y me dispongo a regresar a la pista de baile cuando la resplandeciente luz del ocaso me ciega. Lanzo una última mirada hacia el paisaje y me quedo paralizada al ver cómo el sol se oculta tras el horizonte de las aguas del lago, ahora anaranjadas. Una chispa se enciende en mi cabeza y recorre cada fibra de mi ser provocándome un escalofrío. "Cuando el agua se torne en fuego..." es lo único que soy capaz de pensar.

-Es ahora... Draco, he descifrado el acertijo, tengo que darme prisa -echo a correr a través de la fiesta con Draco pisándome los talones.

-¡Ey! ¡________ espera! ¿Dónde es? -me paro en seco y miro a Draco.

-Draco... no sé lo que va a pasar ahora, no tienes por qué venir - Draco me aprieta la mano y me da un corto beso antes de que me prepare siquiera.

-No, tengo que ir, tu lo has dicho: Exploremos este nuevo mundo juntos. -y sin soltarme la mano me dirige corriendo a los jardines de la escuela.

Cuando llegamos puedo ver una vez más el sol ocultándose tras el lago. Esto no es bueno, a penas queda tiempo. Las escobas están en el campo de quidditch y andando es imposible llegar. Comienzo a ponerme nerviosa, ya no puedo pensar con claridad pero cuando alzo la vista una vez más quedo cegada por el resplandor del enorme astro, y en esa oscuridad logro ver un destello, una palabra.

-¡Zeshae! -grito con todas mis fuerzas. Siento un fuego encenderse en mi interior, que se extiende a lo largo de mi cuerpo en hondas invisibles. Siento cómo, aunque no esté en mi mano, el cetro me ofrece su poder y sin soltar la mano de Draco dejo que el calor de esa llama nos inunde.

Cuando abro los ojos veo una marca oscura en la hierba. He caído en el suelo...en un suelo diferente. Estamos aquí, en el bosque. Draco se incorpora y lo guío hasta el barranco en el que estuve con Hagrid a tiempo para contemplar cómo el sol se esconde tras las aguas.

-¿Hemos...Hemos llegado tarde? -no puede ser...

-________... -noto como Draco pone su mano en mi hombro.

-¡No!¡¿Qué hemos hecho mal?! -grito al cielo. Estoy furiosa, más que nunca. ¿No es este el lugar? No....tiene que serlo, entonces...¿Tal vez la sombra ha muerto? -¡¡¡AAAAAAAAHHHHHHGGGG!!!

Caigo al suelo abatida ¿Cómo es posible? miro mis manos, apoyadas contra la quemadura del suelo. Tal vez nunca sepa qué me ocurrió... Pronto la poca luz que quedaba se desvanece por completo. Draco, aunque confundido, trata de consolarme, pero no funciona esta vez. Mi cuerpo no se mueve y mi mente evoca una y otra vez la caída del sol tras las aguas. Quiero pensar que no he llegado tarde, que quizá este no es el lugar ni la hora, pero no puedo engañarme. Sé que lo es. El frío de la noche hiela mis huesos y me pego a Draco. Nos sentamos en el suelo y nos limitamos a existir.
Pronto, la noche se hace más oscura si cabe, pero sorprendentemente nos invade una ola de calor.

-¿Pero qué..? -digo mientras alzo la vista al cielo. Dónde debería haber un mar de estrellas diviso una sombra de oscuridad, como una nube de negra niebla que desciende aumentando su tamaño. Pestañeo un par de veces para aclarar mi visión, aunque no estoy preparada para lo que veo.
Dos grandes ojos tizones de ralladas pupilas me observan atentos.

-¡Atrás ________! -me grita Draco sacándome del trance. Me empuja unos metros atrás mientras la inmensa criatura acaba de descender. Sobre la tierra se posan sus cuatro enormes patas de afiladas garras. Sobre su lomo, como si de dos cascadas de oscuridad se tratase, se extienden un par de alas del negro más puro que haya visto jamás. Y sobre su cabeza, como una corona de marfil, se alzan dos grandes y puntiagudos cuernos. La criatura, o más bien el dragón, es inmenso. Más grande incluso que los del torneo, más fiero que la mirada de Saphir, y sin embargo, más familiar que el aroma de una madre.

El brazo de Draco me detiene repentinamente pues he empezado a acercarme al dragón sin darme cuenta. Él me mira negando con la cabeza, casi suplicando que no vaya.

-Es él -me limito a decir.

Me deshago del brazo de Draco y comienzo a andar, lenta pero segura. Con cautela pero firme. Los ojos del dragón siguen mis movimientos desde lo alto, sin perder detalle. Con cada paso que doy estoy mas cerca de mi pasado, ahora lo sé. Cuando estoy lo suficientemente cerca, el dragón agacha su largo y esbelto cuello y coloca su hocico delante de mi. Noto su fuerte y cálida respiración y dejo que me mire. Poco a poco los sonidos del bosque, de las aguas, del viento se desvanecen.

"Me alegra que me hayas encontrado" una calidez ya conocida me inunda al oír la profunda voz del dragón en mi cabeza.

-Me ha costado un poco, si. -le respondo sonriente.

-¿Puedes escuchar lo que dice? -pregunta Draco sorprendido. Asiento como respuesta. -Entonces te contará lo que te pasó ¿no es cierto? -esta vez es el dragón y no yo el que inclina su cabeza asintiendo. - Vaya...
Me hubiera gustado sacar una foto de la expresión de Draco porque me temo que jamás la volveré a ver. Sorprendido por la aparición de la inmensa criatura, temeroso por lo que pueda encontrar en mi pasado, y quizá algo feliz por que lo he conseguido. Tal vez sea su expresión, tal vez el destino, o quizá la repentina sensación que tengo de que somos un todo lo que me lleva a hacer lo que hago.
Le tiendo mi mano.
Quiero que el conozca mi pasado tan bien como yo, no quiero más secretos. Draco la agarra con fuerza y eso me hace estar todavía más segura de mi decisión. El dragón lo entiende sin necesidad de palabras y parece que lo acepta. Una vez más acerca su cabeza a nosotros, sobre su frente llena de escamas aparece un símbolo de luz que ilumina sus grandes y profundos ojos. Miro a Draco y veo el mismo símbolo sobre su frente, y deduzco que sobre la mía habrá uno similar.

"Ahora busca en lo más profundo de tu memoria, nada en un mar de recuerdos para dibujar el camino que has trazado hasta ahora..."

Dejo que la voz me llene y hago lo que dice. Pronto me ahogo en lo más profundo del inmenso mar de recuerdos.



 

"Me sumerjo una vez más en un océano ya conocido, pero esta vez no estoy sola."

lunes, 9 de diciembre de 2013

Capítulo 33

Cuando termino de comer, Hagrid y yo nos metemos en el bosque para recoger hongos silvestres y no puedo evitar recordar aquella sombra de profunda voz que arrastró a Saphir hasta aquí. Podría aparecer de un momento a otro así que estoy alerta, Hagrid por su parte tararea una cancioncilla mientras recoge los hongos. En silencio le imito y cuando los recolectamos todos en esa zona vamos a un lugar diferente en su busca. Pronto empieza a oler raro, como a chamusquina. Hagrid también lo nota y solo con una mirada nos basta para querer saber de qué se trata. Avanzamos entre la espesura hasta llegar a un pequeño y gélido claro. En su mismo centro hay una marca de cenizas que desprende un ligero humo. Igual que las que he visto anteriormente.

-Es la sexta esta semana -dice Hagrid.

-¿Cómo? ¿Ya has visto más? -pregunto sorprendida.

-Si, creo que se ha vuelto a escapar alguna criatura mágica del departamento de contención de bestias. No las comprenden y las encierran, normal que quieran huir. De todas formas he seguido las marcas varias veces y todas llevan al mismo lugar. Ven conmigo.

Sigo a Hagrid y cada cierto tiempo vemos una marca nueva. Tras unos largos quince minutos llegamos al borde de un barranco, donde se halla la última marca. El barranco acaba en el inmenso lago. La vista es espectacular, el cielo se refleja en las aguas de una forma tan clara que parece que son un mismo elemento. Un momento... Son un mismo elemento por lo tanto se unen... ¡Eso es! El acertijo de la voz dijo que le encontraría cuando el agua se tornase fuego, allí donde cielo y tierra se unen. Debe de ser este lugar, tiene que serlo. Ahora que se cual es el lugar solo tengo que descifrar el momento, cuando el agua se torne fuego...

-Es tarde, será mejor que volvamos -interrumpe Hagrid.

-Yo me quedo un poco más.

-No, no puedes estar aquí sin un profesor y además, tienes que terminar de prepararte para el baile. -me dice guiñando un ojo.

¡El baile! ¡Ailén! Echo a correr bosque a través temiendo el momento en que Ailén me encuentre. No llegaré a mañana. Llego al castillo y empujando a la gente, logro llegar hasta mi habitación. Lo que me temía. Ailén está furiosa, y muy guapa. Se ha puesto un vestido de cola de sirena azul turquesa que le sienta estupendamente, y lleva el pelo recogido en una cola de caballo lisa y con un broche dorado para sujetarla. Me agarra por el brazo y prohibiéndome hablar me sienta en frente del tocador y me peina. Está muy pero que muy disgustada, pues me da unos tirones torturadores.

-Perdooona -le digo tras un rato.

-Cállate si quieres conservar el pelo. Madre mía... No deberías trenzarlo tanto, tienes más nudos que tu amigo Hagrid. -tras eso la habitación se vuelve a sumir en el silencio. Cuando termina me gira hacia ella sin darme tiempo a verme en el espejo. Saca un neceser de su armario y comienza a maquillarme. Utiliza tonos suaves que contrastan bastante bien con mi piel curtida...como la de Saphir... Este último pensamiento me ha hecho recordar el lugar de antes y por consiguiente, en el acertijo. Me pierdo en mis pensamientos mientras Ailén termina de maquillarme y sólo cuando me hace levantarme vuelvo a la realidad.

-¿Puedo mirarme ya? -le pregunto cansina.

-No pesada. No hasta que te hayas puesto el vestido.

Con un suspiro de resignación le obedezco y encajo el vestido en mi cuerpo, entonces me giro para ver mi reflejo. Me quedo sin habla, la persona al otro lado del espejo soy yo sin serlo. Se parece a mi pero tiene una porte mucho más elegante y su figura es más esbelta.

-Ailén...

-Si si... soy genial, lo sé. Y ahora los zapatos ¿Qué tienes?

-Bueno... Había pensado llevar unas zapatillas negras que tengo...

-¿Es broma no? ¿Unas zapatillas? ¿No había algo más cutre? -me encojo de hombros. Me da igual qué llevar, siempre que no sean tacones. Ailén resopla y empieza a rebuscar en su armario. Creedme cuando digo que los tacones que sacó de él son la cosa más terrorífica que he visto nunca. No me malentendáis, son bonitos, pero no lo suficiente como para que me arriesgue a subirme en semejante tacón.

-Tranquila, están hechizados, para ti será como llevar zapatillas -dice al ver mi cara de asombro. La mejor idea del mundo sin duda.





Narra Draco:


Termino de atarme la corbata y salgo de mi habitación hacia el salón dónde tendrá lugar el baile. Los campeones y sus parejas se encargan de abrir la danza, aunque eso es algo que olvidé comentar a ________. Cuando llego me encuentro a Crabbe y Goyle, menudo par de inútiles, que están con sus respectivas parejas: Vacío y Nadie. Paso de ellos y acabo por llegar a la otra entrada. El tiempo pasa y el lugar comienza a atestarse de gente. Hay tanta que no creo que sea capaz de encontrar a ________ en ningún lado, un temor que desaparece en seguida. ________Está ahí, a pocos metros de mi y tan perdida como siempre, sin embargo esta vez emite un destello propio que sería capaz de hechizar a cualquiera. Está preciosa, aunque este es un pensamiento que jamás saldrá de mi boca.


 
 
 
Narra ________:


Cuando llego al salón y observo el bullicio que hay en el casi me da un mal. No estoy hecha para estas cosas. Bajo las escaleras únicamente para sentirme más perdida aún. Giro sobre mi misma más de una vez para encontrar algún rostro familiar, pero nada.

-Vaya, vaya... Qué tenemos aquí... Un feo patito intentando ser cisne... -dice la familiar y picona voz de Draco a mi espalda. Me giro de golpe para encontrarme a escasos centímetros de él.

-Draco... te diría que estas resplandeciente pero tu lechosa cabeza ya habla por mi...- Le obligo a pronunciar una sonrisa de autosuficiencia y me tiende la mano.

-Los campeones abren el baile -¿¡Qué?! -Espero que por lo menos recuerdes los pasos que te enseñé una vez...
 Draco me lleva hasta la fila donde se alinean los demás campeones, listos para salir. <Te odio> logro pronunciar antes de que la música comience y nos lancemos hacia la pista. Él me lanza un beso y me sonríe con superioridad.
¡Maldito lechoso!

domingo, 8 de diciembre de 2013

Capítulo 32

Narra Draco:

Justo cuando emprendo el camino hacia el interior del castillo noto un frío impacto sobre mi nuca. ________ sonríe a mis espaldas pero sólo hace falta echarle una mirada de advertencia para que comprenda el tremendo error que ha cometido. Rápidamente me agacho para formar una nueva bola de nieve mientras ________ escapa corriendo. Es rápida y esquiva la primera bola, y la segunda, y la tercera...

-¡Oh, venga ya! Estáte quieta de una vez - le pido cansado.

-Es tu culpa por ser tan malo -se defiende -venga, entremos antes de que se haga de noche.

De repente recuerdo por qué he ido a buscarla, tras una hora tirando nieve se me había olvidado. Nos adentramos en el castillo y guío a ________ hasta la sala común de Slytherin y seguidamente, hasta mi dormitorio. Cualquier otra chica hubiera estado nerviosa o hubiera dado rienda suelta a la imaginación pero sorprendentemente, ________ entra como Pedro por su casa y se sienta a un extremo de la cama con dosel.

-¿Qué era lo que querías enseñarme? -pregunta curiosa.

-Ah, eso. Bueno, al salir de clases te he visto ir hacia Hogsmeade, con prácticamente todo el alumnado femenino del colegio así que me he acercado a ver qué pasaba. Ni siquiera se me había ocurrido pensar que os gustara tanto escoger los vestidos para el baile. Ha sido una experiencia extraña, he contemplado cómo las chicas se pegaban por trozos de tela que daban asco. Pero bueno, ya que he ido hasta allí se me ha ocurrido...-¿Qué le digo?¿Que al ver el collar he pensado en ella y se lo he comprado? No, yo no soy así, eso es una ñoñería tremenda...aunque en el fondo sé que es verdad. Me acerco a la mesilla dónde lo he guardado pensando en algo que decirle, algo que no suene como un príncipe de cuento para crías. Pero no se me ocurre nada ¡Maldito cerebro!

-¿Draco..? Estoy esperando -dice canturreando la frase. - Dime qué es.

-Esto... bueno... en fin, toma. Le tiendo la cajita de terciopelo verde y me siento a su lado, mirando al suelo y muerto de la vergüenza. Por su bien espero que no se acostumbre a esto pues ha sido una ocasión especial. _______ abre la caja y no puedo evitar contemplar su cara de asombro.

- Esto es... ¿Es para mi? -pregunta incrédula y asiento. Ahora mismo su cara ya no muestra esa seguridad que me gusta tanto ver en ella, si no más bien delicadeza y fragilidad. Parece a punto de desmoronarse y cuando me paro a pensarlo a lo mejor no ha sido una buena idea. Tal vez el estúpido de Saphir le causó algún mal recuerdo en una situación similar. Cruzo los dedos por estar equivocado y espero temeroso la reacción de ________. Sus fieros ojos ámbar están a punto de desbordarse y eso me causa una sensación que jamás antes había sentido. Me siento culpable. Culpable por haber estropeado el momento. Culpable por pensar en mí primero. Culpable porque tal vez ________lo esté pasando mal por mi culpa.
Una vez más _______ me sorprende echándose a mis brazos.

-Es precioso, nadie ha hecho nunca algo como esto por mi... que yo recuerde, digo. -esboza un sarcástica sonrisa que evapora ese peso que tenía en el alma.

-Me alegro de que te guste y espero vértelo mañana en el baile. -le digo correspondiendo su abrazo. Esta chica me ha cambiado desde que llegó, sin duda. Jamás creí que podría ser presa de unos sentimientos que yo consideraba estúpidos e inútiles. ________ no lo sabe, pero es la única persona que dejo que me toque de esta forma. Aún cuando tengo una ristra de chicas detrás mío a todas horas, ella es la única que tiene permitido tocarme de esta forma. ¡Qué digo permitido! Jamás le he dado permiso, digamos que lo ha robado ella.
Bueno, ya está bien de ñoñerías sin sentido, es hora de picarla un poco.

-A propósito, espero que vengas con un vestido corto y ceñido, algo sexy. Y por supuesto que no falten un par de grandes y altísimos tacones -digo enfatizando "altísimos". ________ no tarde en deshacer nuestro abrazo.

-¿Cómo? Da gracias a Saphir por hacer que junto con mi memoria haya olvidado un buen montón de palabras malsonantes, porque te diría unas cuantas. Además, que yo recuerde, ya se que suena irónico viniendo de mi, nunca he dicho que iría contigo, es más, ni siquiera me lo has pedido como deberías.

Una vez más veo cómo en sus ojos amarillos brilla una llama ardiente. Me gusta que deje salir ese genio, creo que es muy valiente por su parte tomarse con humor su historia. Decido seguirle el juego y me arrodillo en el suelo cogiendo su mano y depositando un leve beso.

- ________ ¿Me concedería su grandísima excelencia el honor de asistir a la velada de mañana conmigo? -pregunto divertido. Cuando alzo la cabeza veo cómo ________ se ha quedado con la boca abierta y con una expresión atónita.

-No me lo creo, el grandioso príncipe de Slytherin acaba de arrodillarse. Draco Malfoy ni más ni menos...- se ríe.
A punto he estado de decirle que alguien como ella merece eso y más pero mi orgullo ha sido más rápido y para evitar que las palabras alcancen mis labios me acerco a _________ y los sello presionándolos contra los suyos. La he pillado por sorpresa pero no se separa. Lo que ha empezado siendo un pequeño beso imprevisto pronto se convierte en algo más pasional. ________ posa su mano en mi mejilla y rodea mi cuello con la otra atrayéndome más hacia ella pero está sentada en la cama y yo de rodillas en el suelo, algo no sale bien y tengo que separarme para no perder del todo el equilibrio. Me incorporo y dispongo a seguir donde lo había dejado pero _________ me da un leve empujón que basta para que caiga. Se levanta y comienza a andar hacia la puerta.

-Eso no ha sido muy adecuado caballero, tendré que plantearme mejor si debería acudir a ese baile con semejante mujeriego, sea cual sea el veredicto, no esperes tacones de aguja. -dicho esto, sale de la habitación dejándome tirado en el suelo como un completo idiota.
Es increíble lo atractivo que me resulta este tipo de comportamiento.


Narra _______:

Camino por los pasillos de los dormitorios de los chicos contemplando el precioso collar que me ha dado Draco. Tiene forma de serpiente alada de color azabache, que se va enroscando alrededor de pequeñas cuentas esmeraldas que actúan a modo de hojas, muy exótico. Me ha sorprendido gratamente el detalle que ha tenido y ahora tengo más ganas del baile que antes, la última vez no fue lo que se dice bien. Llego a mi habitación, dónde anteriormente había parado para dejar la bolsa del vestido, y me encuentro con una sonriente Ailén y un montón de trozos de tela negra por el suelo.

-Vale... me da miedo preguntar qué ha pasado, y aunque sé que me estoy arriesgando lo haré ¿Qué ha pasado?

-Bueno, tuve un pequeño encuentro con tus amigas de Gryffindor y me comentaron algo de tu vestido para el baile, bastante soso la verdad, me he tomado la libertad de arreglarlo un poco -dice sonriente.

-¡¿Que has hecho qué?! Ay madre cómo lo habrás dejado... -comienzo a buscar entre los trozos de tela que están dispersos por todos lados.

-¡Venga mujer, que vas a ir con el principito! -me guiña un ojo descaradamente y le lanzo la bola de tela que tengo en la mano.-¡Ey no la pagues conmigo! He respetado tu estilo, sólo le he añadido un par de cosas y... bueno, y he quitado lo que se dice cantidad.

Ailén se acerca a la cómoda y saca el traje negro. A simple vista parece igual, negro, de manga larga y hasta el suelo, sólo le ha añadido un bonito bordado en el cuello.

-Ten, pruébatelo.- dice tendiéndome el vestido. Me lo pongo y me coloco ante el espejo, el bordado ha quedado muy bien pero parece ser que el vestido no abriga tanto como recordaba, pues noto corrientes de aire frío por la espalda y...

-¡Ah no!¡Nononono!-digo al ver que ha rediseñado el vestido y ahora mi espalda queda al descubierto.

-Agárrate cariño que eso no es todo -me dice y me muestra uno de los laterales de la falda que ha quedado abierto hasta casi la cadera, permitiéndome sacar la pierna entera.

-¡¿Pero qué?!

-Venga no te quejes, te sienta como un guante.-trata de animarme.

-No, creo que no lo entiendes, yo no estoy hecha para estas cosas. Elegí este porque a parte de ser cómodo, es sencillo. No quiero llamar la atención, paso totalmente. Ya sé que ir con Draco no ayuda pero ahí está mi límite.

-_________, ¿ Eres consciente de que no voy a ceder verdad? -me mira alzando una ceja. Suspiro resignada.




Amanece un nuevo día, un día que tenía que ser genial, un día que empiezo con un cansancio visible gracias a mis ojeras, y gracias a Ailén. Ayer me tuvo hasta las tantas intentando convencerme de que le dejara arreglarme, y yo, presa del sueño, acabé cediendo.

-Buenos días, ¿Lista para prepararte? -me dice saliendo del baño semidesnuda.

-¡Ailén! ¡Tápate un poco mujer! -le acuso girando la mirada.

-Exacto, mujer. Y hasta donde yo sé tu también lo eres así que me da igual. Pero en fin, si te incomoda...

-Si, mejor -digo cuando se pone una camiseta.- De todas formas el baile es esta noche, es demasiado pronto para todo. -me dejo caer nuevamente sobre la cama.

-Que te lo has creído, tenemos un día completito guapa. Más te vale empezar a vestirte.




Son las cuatro y aún no he comido. Hemos salido a correr por la mañana porque según Ailén, me vendrá bien para las ojeras. ¡Por favor! ¡Que estamos en una escuela de magia! Nada, no hay manera de convencerla. Al terminar me ha llevado a la habitación y me ha puesto un potingue violeta por todo el cuerpo y me ha tenido a remojo a saber por cuanto ¿Y para qué? ¿Para una piel mas suave tal vez? No creo pues ahora estoy como una pasa. Lo bueno es que mientras ella estaba todavía en la bañera he logrado escaquearme y puesto que la ora de comer ha acabado, me encuentro de camino a casa de Hagrid a ver si me puede alimentar. Ahora mismo me conformo con lo que sea.

-¡________! hace tiempo que no te veía, pasa, pasa -me saluda cuando llamo. Me sirve un buen plato de cordero, tamaño Hagrid y se sienta a mi lado.

-Siento no haber venido últimamente, las chicas me tienen secuestrada, en cuanto termine de comer me pongo a lo que sea.

-Ja ja ja, las chicas y los bailes... Nunca lo entenderé.

-¿Tu vas a ir Hagrid? -pregunto.

-Bueno... la verdad es que... -veo cómo se pone colorado hasta las orejas, apenas visibles entre tanto pelo.

-No me lo digas, has encontrado pareja -digo canturreando- dime ¿Quién es la afortunada?- Hagrid se agacha y escucho un leve murmullo. - Dilo...- insisto.

-Madam Maxime...- logro interceptar.

-¡Es estupendo Hagrid! Me alegro mucho por ti. -le digo sincera.

-Pero tengo miedo, ella es tan elegante, esbelta, huele como un capullo floreciente. Yo no soy así _______... seguro que meto la pata. Los bailes no son mi fuerte.

-No te preocupes, me pasa lo mismo, pero al menos los chicos no tenéis que maquillaros ni llevar tacones. Y los trajes son todos parecidos así que da igual.

-¡JA JA JA! Jamás creí que oiría a ninguna chica decir semejante cosa. Eres única, de eso no hay duda.

Termino de comer entre risas y cuentos de la vida amorosa de Hagrid. Pues no se ha quedado un mal día.





AVISO II: Siento haber tardado tanto pero es que estaba sin inspiración estos últimos días. A todas aquellas que hayáis leído el "AVISO" olvidadlo. Ahora que se me han ocurrido nuevas cosas no voy a establecer el numero de caps hasta el final, acabará cuando tenga que hacerlo. Espero que os guste el rumbo por el que tengo pensado llevar la historia. A partir de ahora intentaré escribir más a menudo. Muchas gracias por leer! <3

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Capítulo 31

He pasado la noche en la enfermería y, tal y como dijo, Draco vino a darme las buenas noches. Por supuesto tuve que lidiar con las burlas de los gemelos pero fue un rato divertido. Tras coger mi cetro y pertenencias me dirijo corriendo a mi habitación para recoger mis libros e ir a clase. En el cuarto está Ailén, no puedo evitar recordar que según Draco ya tiene pareja para el baile así que pregunto por el misterioso pretendiente.

-Es de Durmstrang, no lo conocerás

-Prueba.

-Se llama Darius.

-¡¿Cómo?! ¿El mismo Darius que casi me ahoga por haberle empujado? -digo sin creermelo.

-Probablemente, es bastante rudo y no tiene cerebro, pero está loco por mí y paso de ir sola al baile. Y así puede que haga al estúpido de mi ex morder el polvo. -dice maliciosa. Eso ya tiene más sentido.

Sin darle más importancia corro a clase. Tenemos cuidado de criaturas mágicas a primera hora lo que supone tener que ir hasta la casa de Hagrid. En el camino veo a Hermione y a Rachel, seguidas a bastante distancia por Harry y Ron.

-¡Hola! -saludo.

-¡_______!-las dos corren hacia mi a una velocidad asombrosa. - Creo que tienes algo que contarnos...

-No entiendo -Hermione me fusila con la mirada.

- Sobre el baile ¿quizás? -dice Rachel. No es posible, los gemelos y su bocaza. Noto como me arde la cara.

-Mi pareja ¿no? -asienten - Fred y George... -vuelven a asentir- Pues eso...

-¡Draco Malfoy! ¡Tres escuelas juntas y tienes que elegir a Draco Malfoy! Esa rata asquerosa. -explotan indignadas.

-Bueno, digamos que se le acaba cogiendo cariño.

-¡Esa no es una excusa válida! -dicen comenzando a toquetearme.

-¡Bueno ya vale!- grito en un ataque de cosquillas - ¿¡Y qué hay de vosotras!?

Subitamente Hermione se pone recta y roja.

-¡Lo sabía! No soy la única culpable al final... -digo haciendo que enrojezca más todavía, a Rachel se le escapa una carcajada.

-Tu a callar que luego es tu turno. Ahora dime ¿Quién es el afortunado Hermione? - Hermione agacha la cabeza y susurra - No te he oído.

-R-Ron...

-¡Ahá! ¡Pillada!- me empiezo a reír muy fuerte -No, en serio, me alegro.

-Gracias - dice ella más calmada -Y aunque me cueste, yo también me alegro por ti. -Hermione y yo nos miramos fijamente.

-Ahora sólo queda... -decimos al unísono mirando a Rachel.

Va a ser un día interesante...





Terminan las clases, en las que, por cierto, he estado más perdida que un pescado en el monte, y me dirijo hacia las habitaciones para echar una siesta corta. Estoy a punto de llegar a la sala común pero dos figuras me agarran por los brazos y me arrastran hacia atrás.

-¡Hermione!¡Rachel! -les digo sorprendida.

-Rápido, no hay tiempo que perder. Hemos de ir a Hogsmeade a por los vestidos si no queremos que se lleven los mejores. - me aclara Rachel.

-Pero estoy cansada... Yo iré en pijama, podéis arreglaros sin mi.

-No digas bobadas, tienes que estar a la altura del príncipe de Slytherin ¿no? -dice Hermione.

-¿O sea que le apruebas? -le pico.

-Lo intento -responde. Nos reímos y no me dejan más remedio que seguirlas a por los trajes. Ni siquiera se me había pasado por la cabeza el ponerme un vestido de gala, no le he dado muchas vueltas.

Caminamos por el pueblo mirando escaparates y entrando a probarnos la ropa, pero no encontramos nada por el momento. Las tiendas están llenas de chicas que, al igual que nosotras, se pelean por llevar el vestido más bonito, lo que me resulta muy cómico. Ahora nos encontramos en una zapatería, Rachel ya ha encontrado un bonito vestido azul al que tiene que combinar con unos zapatos que estén a la altura. Hermione le ayuda a elegir y cada par que trae es más alto que el anterior, no se cómo va a poder caminar con eso, yo tuve una mala experiencia. Me siento en un taburete junto a la ventana mientras espero. La gente pasa por las calles cargada de bolsas y crea un ambiente bastante acogedor. Estoy mirando a unas alumnas de Beauxbatons cuando distingo a Draco al final de la calle. No sabía que los chicos también se arreglasen y me entra la risa así que miro el local en el que entra para poder meterme con él más tarde. Para mi sorpresa no es ninguna tienda de túnicas de gala o zapatos, es más, no se que clase de tienda es, no tiene cartel y el escaparate está vacío, muy sospechoso. Al rato Draco sale pero no me da tiempo a mirar en qué dirección se aleja pues Hermione y Rachel ya han vuelto a la carga.
Una vez Rachel ya está preparada nuestra búsqueda se reduce a Hermione y a mi. Pasada una larga hora Hermione encuentra por fin el vestido, un traje de color rosado de gasa. El zapato no es problema ya que según dice, tiene unas sandalias que le irían perfectas. Así que sólo quedo yo, que no muestro interés alguno y eso dificulta la búsqueda de las chicas. Entramos en la última tienda del pueblo, que hemos revisado ya tres veces, pero no encontramos nada. Me duelen los pies y la espalda y no soporto un segundo más de pie así que me siento en el suelo mientras mis dos obsesivas amigas se pierden entre los percheros.

-¿Qué haces aquí jovencita?-pregunta alguien a mi espalda. Es una mujer de mediana edad bastante rechonchita, su pelo corto y rizado parece un estropajo y le falta un diente.

-Disculpe, estábamos buscando un vestido de gala, pero no nos convence ninguno.

-Ya veo... venid conmigo, quizá os pueda ayudar. - llamo a Hermione y Rachel y seguimos a la señora hasta la trastienda. Nos quedamos quietas en la puerta mientras comienza a sacar cajas de unas estanterías de madera muy viejas.

-Son vestidos de otros tiempos y temporadas, puede que no sean lo que esperáis pero os sorprenderán, estoy segura. Con un golpe de varita, la señora hace salir a los vestidos de las cajas. Me fijo en todos viendo algunos realmente bonitos pero mi mirada se centra en ese. Es una prenda simple, un vestido negro hasta el suelo y de manga larga. La tela es fina y suave, y el diseño no tiene mucha complejidad. Perfecto.

-Perdone, ¿Le importa que me pruebe ese? -pregunto. La señora sonríe satisfecha y abandona la trastienda. Cuando me pongo el vestido noto como se ajusta a mi figura sin ser para nada incómodo, y lo mejor es que me puedo mover con completa facilidad.

-Me llevo este, por fin ha terminado la larga búsqueda.

-¿Estás segura? ¿No es demasiado básico? -pregunta Rachel, me encojo de hombros y vuelvo a ponerme el uniforme.

-A mi me vale.

Tras envolver el traje y meterlo en una bolsa, la señora de la tienda nos despide y salimos a la calle. No paran de hablar del baile hasta que, en la entrada del castillo, dos chicos gordos nos detienen.

-Crabbe, Goyle, habéis venido a por vuestra ración semanal de insultos y desprecio -dice Rachel con una mirada asesina. Ambos se remangan y están dispuestos a pelear pero alguien interrumpe.

-¡Ey! ¿Se puede saber qué hacéis? -dice Draco saliendo por la puerta principal. Crabbe y Goyle se dan la vuelta atemorizados. -¡Apartaos de mi vista!

-Y llegó el rey de Roma -dice Hermione, que me dedica una pícara sonrisa y se marcha con Rachel a cuestas.

-No te he visto en todo el día, ¿Dónde has estado? -le pregunto mientras comienzo a andar.

-Lo sabía, no puedes vivir sin mi -se acerca para besarme rápidamente pero lo evito a tiempo.

-¡No se puede ni hablar contigo sin que tu ego salga a relucir! -le reprocho dándole un golpe en el hombro.

-¡Auch! Y no se puede hablar contigo sin que me golpees -contraataca.

-Te golpeo porque te lo mereces -sonrío arrogantemente.

-Venga, vayamos a la sala común antes de que me arrepienta.

-¿Arrepentirte de qué? -pregunto curiosa.

-Ya verás...

Draco comienza a andar hacia el interior del castillo pero antes de que lo haga me agacho y hago una bola con una parte del manto de nieve que cubre los campos. Poco después esa bola impacta directamente en la nuca de un Draco al que probablemente no debería haber molestado. ¡Socorro!




   "Creo que es mejor que empiece a correr antes de que esos ojos grises lleguen a asesinarme"


miércoles, 27 de noviembre de 2013

Capítulo 30

Tres días. Tres días desde que vi a Saphir. Tres días desde que besé a Draco. Tres días investigando el acertijo de la voz. Tres días...sin averiguar nada.

A pesar de que ahora tengo toda la ayuda del mundo, empezando por Hermione, no consigo descifrar la adivinanza. Me he pasado la mayor parte del tiempo en la biblioteca. No es muy difícil averiguar con quién, pero no hemos logrado nada de nada.

"Búscame cuando el agua se torne en fuego, allí donde el sol toca la tierra..." había dicho la voz. Hermione cree que se trata de un lugar cerca del lago, pero por lo demás anda tan perdida como yo. He decidido no exprimirme más la cabeza por hoy así que iré a ver a Draco, el pobre ha intentado ayudar como puede, pero está claro que no puede llevar el ritmo de Hermione.

Hemos quedado a la salida de clase para bajar a Hogsmeade y allí es a dónde me dirijo. Aún queda media hora cuando llego por lo que me dedico a dar un paseo por los alrededores.

-Hola de nuevo, ________- Oigo que me dice alguien. Inmediatamente me giro para ver como un chico uniformado de Hogwarts camina hacia mi.

-Saphir...¿Por qué sigues aquí?¿Y qué haces con nuestro uniforme? - digo alterada. Agarro mi cetro con demasiada fuerza y me preparo para atacar.

-¿Nuestro? Por favor...sabes perfectamente que esta no es mi escuela, ni la tuya... Como comprenderás he vuelto para acabar lo que una vez empecé y para ello debía infiltrarme. La seguridad es buena, pero como hice hace ya tres noches, lo he logrado nuevamente.

-Pues acaba lo que tengas que hacer y lárgate para siempre. -digo apuntándole con el cetro.

-Eso es justo lo que iba a hacer... ______, vas a morir.- dice sonriente.

En milésimas de segundo me encuentro con su mano en torno a mi cuello y aplastada contra el muro oeste del castillo. Casi sin pensarlo le propino un rodillazo en las costillas lo que le hace aflojar el agarre lo suficiente para liberarme. Toso molesta y me lanzo hacia él. Rodamos por los jardines pero logro ponerme encima suyo y presionar mi cetro contra su cuello. Saphir sonríe con descaro.

- Evira Autem -susurra. Saphir se deshace de mi con una facilidad aterradora, su fuerza ha aumentado increíblemente- Por si lo habías olvi...¡Oh! Es verdad, claro que lo has olvidado. Yo también puedo usar la lengua de los dragones. Estas en gran desventaja así que haz esto más fácil y déjate matar rápidamente, sin dolor. Tu destino no va a cambiar de todas formas.

Casi sin dejarle acabar le apunto con el cetro.

-¡Desmaius! -el hechizo le acierta pero Saphir comienza a andar hacia mi con tranquilidad.

-________,________....¡Cuando aprenderás! Soy demasiado fuerte para un ser tan débil como tu. Y ahora muere. - vuelve a alzarme por el cuello, esta vez a gran distancia del suelo. Me voy quedando sin aire lentamente, mi mano deja caer el cetro al suelo. Este va a ser realmente mi fin...

-¡Sueltala! -se oye una tercera voz. En lo alto de las escaleras que dan a la entrada del castillo puedo distinguir una silueta de alguien con cabello platino. Poco después una luz roja impacta en Saphir, que ni se inmuta y le sonríe a Draco con superioridad. Me hubiera gustado volver a besarle antes de morir...
Justo cuando estaba a punto de expulsar mi último aliento Saphir es empujado hacia un lateral por una sombra...una sombra negra e inmensa que desaparece en el acto. Me apresuro a coger mi cetro ponerme en guardia. Draco se acerca y me imita, pero Saphir ya no nos presta atención. Mira hacia el cielo horrorizado.

-¡Tu! ¡No es posible! ¡Sal de tu escondite!- comienza a gritar.

"Debes marcharte..." vuelvo a oír la voz en mi cabeza.

-¿Has sido tu? Déjate ver, tengo que saber mi historia, por favor cuéntamelo. -le pido. Draco me mira extrañado. El no puede oír la voz.

"¡Marchaos! ¡Ya!" es tal la potencia de su voz que mi cuerpo se derrumba y mis oídos empiezan a derramar un hilo escarlata. Draco me ayuda a incorporarme, le agarro del brazo y corro hacia el castillo. Cuando llegamos al patio exterior vuelvo a mirar a Saphir, y justo antes de perder la consciencia logro ver la sombra que baja veloz desde el cielo y arremete contra Saphir arrastrándole hasta el bosque.




-Se está despertando -oigo decir a la familiar voz de Ron. Abro los ojos lentamente para encontrarme en la enfermería, junto a Hermione, Ron y Harry. Si me dieran un galeón cada vez que me despierto en esta sala sería inmensamente rica.

-¿Que día es? -pregunto. No he recordado nada esta vez, así que supongo que me desmayé por la pelea y puedo haber dormido indeterminadamente.

-Un día después que ayer.

-Pero uno antes de mañana.

Me fijo mejor y veo a Fred y George en camillas paralelas a la mía.

-Locos del quidditch, se estaban pasando una bludger a modo de juego y así han acabado -resopla Hermione indignada. Fred y George sueltan una carcajada y vuelven a lo suyo. -Estamos a jueves, has dormido un día entero.

-¡Un día! - no hago más que perder tiempo. Alguien entra entonces a la enfermería. Al ver a tanta gente Draco se queda quieto junto a la entrada y me mira. Hermione, que no deja escapar ni una, se lleva a Harry y a Ron y echa la cortina de mi cubículo. Draco se acerca con las manos en los bolsillos.

-¿Como te encuentras? -pregunta sentándose en la silla de al lado.

-Normal, no me duele nada si es lo que quieres saber.

-¿Has...has recordado algo nuevo?

-Tampoco, creo que sólo fue el agotamiento. Entre los días en la biblioteca y lo de antes de ayer con Saphir... Siento no haber ido contigo a Hogsmeade, te lo compensaré, lo prometo.

-No me tienes que compensar nada, de todas formas soy demasiado irresistible para que me niegues nada -se burla. Le miro irónicamente ofendida e intento levantar una ceja, cosa que desgraciadamente no he conseguido todavía. Draco se da cuenta y se ríe, probablemente por la mueca que estaba haciendo al intentarlo.

-¿Me he perdido algo este último día? -trato de desviar el tema.

-Ahora que lo dices, si. Es tradición que en mitad del Torneo se celebre un baile de Navidad. Una clase de danza. Hay que aprenderse los pasos y eso pero tengo entendido que luego será una especie de fiesta. Como ya he dicho, soy tan irresistible que vendrás conmigo así que ponte guapa y no desconjuntes conmigo. -me guiña un ojo y yo le doy un golpe en el hombro. -¡Ay!

-¡Eres un maldito creído! -le acuso aguantando la risa.

-Bueno, ¿Entonces vendrás? -pregunta esta vez más serio.

-Me lo pensaré. Quizá vaya con Ailén... Ahora que ha roto con su novio necesitará consuelo. -le intento picar.

-Ya tiene pareja. Al contrario que tu, ella no pierde el tiempo. Me temo que te ha salido el tiro por la culata. Pues eso, es el sábado a la noche. Ahora me voy a clase, luego vendré a verte para que puedas decirme cuanto deseas ser mi pareja. -dice. Y sin esperarlo me da un corto beso en los labios antes de marcharse.
Me quedo sorprendida en la cama.

-¿El rubiales? ¿En serio? -dice Fred descorriendo la cortina. Le miro a él y a su hermano que se han apelotonado en la cama del primero para escucharlo todo.

-¡Sereis cotillas!

-No cambies de tema, lo hemos oído todo así que no intentes negarlo.

-Pues si, iré con él. Si queríais venir conmigo, que no sería raro, habérmelo pedido antes. -les digo con una superioridad fingida

-¡Oh no! ¡Se comporta como él!

-¡________ resiste, no caigas al lado oscuro! - comienzan a bromear. Se están riendo de mi en la cara así que cojo mi almohada y se la lanzo. El impacto les acierta en plena cara y les hace caer de la camilla.

Ahora soy yo la que no para de reír.



"No caigas al lado oscuro" dijeron. No puede ser tan malo si él está allí.





miércoles, 20 de noviembre de 2013

Capítulo 29

Una serie de imágenes se suceden en mi cabeza.

Veo un círculo de personas entre las que estoy yo. Veo las luces de diferente color que emanan sus cuerpos y una palabra se asoma Porthas "Protege". Una luz mayor se alza en el centro del circulo, una luz que trae el bien, una luz, que desaparece. Hay un hombre, alguien de anguloso rostro y feroces ojos, aquel de la luz esmeralda. Las sombras inundan el lugar que pronto se torna carmesí. Sangre.

Como intentando evitar esa imagen mi mente vuelve atrás en el tiempo. "Te quiero" había dicho Draco. "Te quiero" me dice ahora aquel de anguloso rostro, aquel que traicionará y aquel por el cual esas dos palabras perderán su significado.

Una imagen se deshace y otra nueva aparece. Es el joven de nuevo, está muy cerca y puedo distinguir esos ojos fríos y grises. Ojos que un día ansié y que ahora aborrezco. Intento zafarme de su imagen disipándola con las manos.


-¡Auch!¿¡_______!? -dice una voz familiar.

-¿Draco? -respondo cuando mi visión se hace clara.

-________, ¿Qué ha ocurrido? No es la primera vez que te desmayas. No parabas de gritar y retorcerte y no he sabido reaccionar, lo siento...

-No te preocupes -digo incorporándome -estoy bien.

El silencio nos invade y observo cómo Draco me contempla serio, me atrevería a decir que está molesto.

-Draco...

-Ya está bien ______. Quiero saberlo.

-¿El que?

-¿El que? Pues lo que te ocurre. Apareces un día de la nada, sin varita, sola. Te es confiado un cetro de gran valor, eres seleccionada para un torneo mortal y lanzas hechizos en una lengua que nadie conoce. Y yo lo veo todo desde la distancia preguntándome por qué no me cuentas nada. Un día me sueltas que pones tu confianza en mi pero lo único que soy capaz de pensar es si realmente es verdad. Se que no me has contado todo y no te culpo, tienes razones para no hacerlo pero realmente quiero que lo hagas. Bueno... te acabo de decir por qué.

-Draco...-la piel se me ha puesto de gallina -yo...yo...-no se que decirle, ¿realmente le quiero? ¿He de contarle todo?

-Entiendo...en ese caso creo que será mejor que me vaya. Adiós _______-dice Draco ante mi silencio. Veo cómo se aleja despacio y estirado, exactamente como el primer día que le vi. De repente me viene a la cabeza otra secuencia de imágenes, todas ellas de momentos con Draco, esos ojos grises...¡Un momento! Empiezo a mezclar estas imágenes con las del chico de anguloso rostro y profundos ojos...¡Grises!¡Eso es! ¡Ahora recuerdo! Aquel chico de mis recuerdos me es familiar porque ya lo he visto antes, en la mansión de los Malfoy, en un cuadro viejo. ¡Es el antepasado de Draco!¡Es Saphir! El espía que desapareció en aquella importante misión. Ahora puedo ver su rostro con claridad. Recuerdo como antaño estaba a gusto con él...y me gustaba. Yo le quise, de eso estoy segura pero sin embargo también albergo en mi corazón un profundo sentimiento de miedo y odio. Recuerdo que el nos traicionó a todos y me hizo olvidar lo que era querer a alguien. Quizá por ello mis sentimientos hacia Draco no han sido claros, no se se realmente le quiero, pero ahora veo que tampoco podría dejarle marchar de mi lado.
Sin pensarlo salgo corriendo tras la mata de pelo platino que veo alejarse por los túneles. Ya casi le he alcanzado y cuando lo hago le retengo entre mis brazos aprisionándole por la espalda.

-_______...-dice sorprendido.

-Promete que me vas a escuchar... -le pido hundiendo la cara en su camisa.

-¿Cómo?

-¡Promételo!

-De acuerdo -me dice girando de tal forma que quedamos cara a cara. Veo cómo sus ojos están llenos de disimulada alegría y eso me transmite cierta tranquilidad. Caminamos por los jardines en silencio hasta que me armo de valor y comienzo mi relato.

Le cuento que no recuerdo nada y que Dumbledore me acogió. Le cuento que mis desmayos son causados por mis recuerdos que afloran en mi mente. Incluso le hablo de la voz que me advierte en mi cabeza. Más tarde, al tiempo que los voy ordenando, relato los recuerdos que he conseguido recuperar.

El primero de todos es la matanza de la madre dragón y la captura de los huevos que protegía. Después visualizo a Saphir en el prado conmigo, besándome. Decido omitir el detalle de que son familia, no estoy lo suficientemente preparada. Más tarde me encuentro en el patio de la academia, desfilando frente a todos los alumnos hacia el altar dónde Saphir y otras dos personas me conceden la pequeña cría de dragón negro, y cuando la sostengo por primera vez veo la traición el los ojos de aquel al que una vez amé. Segundos después la academia es invadida por los mercenarios de Saphir. Huyo con la cría de dragón a través de los túneles pero cuando estoy por salir me veo capturada por sus hombres.
Estoy otra vez en el prado con Saphir, le he perdonado ¿por qué? porque me hizo creer que estaba bajo la influencia de una maldición y obró contra su voluntad. Y yo la muy estúpida le creí.
Ahora vuelo a lomos del gran dragón negro, cuya silueta aún no soy capaz de visualizar con exactitud. Ha crecido y obtenido un gran tamaño.
Por último veo un círculo de jinetes que portan una luz diferente cada uno. Vuelven a crear el gran foco plateado y Saphir lo destruye, declarando así sus verdaderas intenciones todo este tiempo. Aún no entiendo la finalidad de aquel circulo, pero la luz que portaba Saphir era de un inconfundible tono verdoso. Verde...Esmeralda.

Tras escucharme en silencio Draco no dice nada. Ahora tengo miedo, ¿y si no me cree? No quiero perderle ahora que he descubierto mis sentimientos.

-¿Y bien..? -decido aventurarme.

-¿Es una broma? -pregunta molesto. Se me cae el alma a los pies.

-No, no te mentiría acerca de algo así, es la verdad -me defiendo.

-_________, es...es demasiado increíble. A pesar de lo que siento y de que quiero creerte yo realmente no tengo garantía alguna de sea cierto. Como está más que claro, no soy correspondido y ahora podrías estar tomándome el pelo ¿no es cierto?.

-Un momento... ¿Realmente me crees capaz de eso?¿Crees que soy alguien tan ruin?

-No..pero...

-¿Cómo que no?¿¡No es tu desconfianza la prueba!? -me empiezo a alterar. Esto no debería ser así. En un perfecto final feliz Draco me entendería, me ayudaría a resolver el misterio y quién sabe lo que pasaría después. Pero esto es completamente opuesto, y me cabrea.

-¡Entonces demuéstramelo!¡Dame una prueba, algo pequeño! -me grita.

-Bueno, parece que aquí es dónde entro yo -dice una tercera voz. Ambos nos giramos para ver a un muchacho de curtida piel y pelo rubio.- Me llamo Saphir, es todo un placer...


Observo aterrada al recién llegado, del que pende un medallón con una esmeralda incrustada, cuyos ojos, libres de emoción, me miran con un frialdad mortal. Las advertencias de la voz se han cumplido y por desgracia por fin reparo en algo: No hace mucho desde que lo vi por última vez.

-Vaya, vaya, veo que me recuerdas... Tuvimos un pequeño y discreto encuentro cerca de la lavandería. ¿No es cierto ________?-dice esbozando una sonrisa torcida.

-Saphir... ¿Es de él de quién me has hablado? -pregunta Draco confundido. Asiento sin desviar la mirada del recién llegado. ¿Cómo es posible? Hace quinientos años desde la última vez que le vi, aunque bueno, yo también estoy aquí... Eso significa que quizá el tenga respuestas.

-Oh, asi que ________te ha hablado de mí... ¡Qué detalle! Tu debes de ser un Malfoy ¿verdad? ¿Draco, tal vez?- Draco asiente- Es todo un placer Draco. Volveré a presentarme, soy Saphir Malfoy, encantado de conocerte al fin, tataratataratataranieto...

Lo ha hecho a posta. Veo como una maliciosa sonrisa vuelve a aparecer en su rostro ¿Qué intenta?

-¿Qué significa todo esto?¿Mi tataratataratatarabuelo? ¿Eso significa que le conociste en tu otra vida?-pregunta Draco, aunque yo estoy tan confundida como él.

-Oh, así que _______ te ha hablado de ello. Si, en esa "otra vida" que tu dices ________ y yo fuimos pareja, y ahora está contigo... Parece que tienes debilidad por los Malfoy ¿no ________? ¿O quizá es que aún sientes algo por mi y te acercas a mi nieto para desahogar tu pena? Eres una chica muy mala... -añade. ¿¡Qué está diciendo!? Un rabia descontrolada empieza a crecer en mi interior y no tiene intención de parar. No respondo de mis actos y me abalanzo sobre Saphir. De un puñetazo le tumbo y clavo mi cetro en su garganta presionando con más fuerza de la que debiera.

-No se qué haces aquí y es cierto que no recuerdo muchas cosas, pero de algo estoy más que segura. No me gustas ni un pelo y juro que voy a averiguar qué es lo qué pasó, y con ello tus intenciones y planes. Y ten por seguro que cuando lo haga voy a buscarte y acabar contigo ¿me oyes?

-Ja ja ja, veo que aún sabes cómo encajar un golpe...No importa, descubre qué pasó y búscame. Pero has de saber que puede que lo que encuentres no sea lo que piensas. -se deshace de mi bloqueo y se aleja entre las sombras de la noche.
Es una carga más al montón pero me dejará tranquila un tiempo. Me giro para encontrarme con un silencioso Draco, casi me he olvidado de él.

-¿Me crees ahora? -digo suspirando. Esperaba que así fuese, que este inesperado y visiblemente indeseado encuentro fuese la prueba definitiva, nada más lejos de la realidad.

-Un reemplazo... -oigo que el cabizbajo susurra. Apenas puedo verle la cara así que decido acercarme. Cuando la alza veo una expresión que jamás podré olvidar. Odio, angustia, pena...todo eso en una sola mirada. -Así que eso es lo que soy para ti... -se da la vuelta y comienza a alejarse.

-¡¿Qué?! ¡No es verdad! El no es nada para mí, tal vez un día lo fue, pero todo ha cambiado.

-¡Es mi tataratataratatarabuelo ________! ¿Cómo pudo salir contigo?¿Cuántos años se supone que tienes? Lo siento, es demasiado... Te he escuchado como prometí, y te creo, pero es todo demasiado confuso.

-Pero es la verdad, yo tengo una pista. Sobre la voz. Sobre dónde se halla, ella me aclarará todo. Por favor... mi mundo se desmorona por momentos, ahora mismo estoy al borde del abismo y no quiero perderte...Si te marchas de mi lado no podré continuar, me rendiré. -las lágrimas amenazan con salir pero se lo impido con todas mis fuerzas.

Draco me mira sin decir nada. Todo lo que he dicho es verdad, realmente le necesito, no se en que momento empezó a ser tan importante para mi pero la cuestión es que lo es. El rubiales suspira antes de contestar.

-A pesar de que estoy molesto siento que si me alejo me voy a arrepentir.- se acerca a mi despacio y me abraza con fuerza. -Siento no poder ser más comprensivo pero es lo que hay -pronuncia una leve carcajada y yo le devuelvo el abrazo.

-Es más que suficiente -susurro. No se por cuanto estamos así pero al cabo del tiempo Draco se aventura a hablar.

-Bueno, tras verme obligado a pasar por estás extrañas situaciones creo que merezco una respuesta -Siento que su corazón acelera un poco y mi cara empieza a arder.

-¿Una respuesta a qué? -trato de evitar.

-Oh ¡Por favor! Sabes perfectamente de lo que hablo -se ríe separándome de él. Estoy roja y tener su mirada fija en mi no ayuda.

-Yo... esto ja ja...- voy a explotar, pero tiene razón, merece una respuesta, y yo se muy bien cual es. Le atraigo hacia mi y vuelvo a ocultar su cara en mi pecho. -Yo...*suspiro* quiero estar contigo también. -lo digo bajito por la vergüenza.

-Lo siento no te he oído -dice Draco mientras me separa una vez más. Veo en su cara que lo ha escuchado perfectamente. Quiere picarme el muy asqueroso.

-No pienso repetirlo -digo siguiéndole el juego.

-¿Después de todo lo que he hecho? -contesta irónicamente ofendido.

Me dispongo a seguir bromeando pero mi cuerpo se mueve solo antes de que lo impida. Poso una mano en su mejilla y rodeando su cuello con la otra lo atraigo hacia mi presionando mis labios contra los suyos. Le pilla por sorpresa pero no se aparta. Me rodea por la cintura con sus finas manos y nos fundimos en un fuerte beso.

Es la mejor sensación que nunca he sentido.



"Y en esa fría noche de invierno, a la luz de tan bellas estrellas, surgieron los primeros brotes de un amor a través del tiempo"




lunes, 18 de noviembre de 2013

Capítulo 28

-¡Habéis cometido una infracción muy grave! -me dice el prefecto.

Estoy siendo arrastrada por toda la casa de Slytherin y estoy segura de que mi próximo encuentro con el profesor Snape no va a ser nada agradable. En efecto llegamos ante su despacho. El prefecto me tiene agarrada por el jersey, lo que me resulta realmente incómodo.

-Profesor, he pillado a esta chica merodeando por los dormitorios de los chicos. Ella y una amiga estaban...

-Señor Adams, ¿sabe por algún casual qué estaban haciendo allí _______ y su amiga, que al parecer no has sido capaz de detener?-interrumpe Snape.

-No señor, esperaba que lo confesase ante usted -Snape posa en mi la irritada mirada y alza una ceja.

-Yo...esto...

-Ya veo, con las manos en la masa... Te quedarás con la señora Pomfrey de guardia toda la noche en la enfermería, reflexionando. Y por supuesto quiero verla bien despierta en mi clase de pociones por la mañana, señorita _______...-termina con una endiablada sonrisa.



He salido del despacho de Snape con reprimidas ansias de matar a Ailén. He recogido mis cosas y me he preparado para ir a la enfermería. Con unos vaqueros y una sudadera camino por los largos pasillos del castillo. La enfermería no queda muy lejos y llego enseguida.

-Oh querida, ya estás aquí. -me saluda la alegre enfermera.-No te preocupes, hoy no hay mucho que hacer ¿Por qué no llevas las sábanas sucias a la lavandería y me traes las limpias para colocarlas? No te preocupes, tomate tu tiempo -acaba con una gran sonrisa. Yo se la devuelvo y me pongo a la labor.


Bajo hasta la planta baja, donde se encuentra la lavandería. Cuando recojo las sábanas limpias decido volver por un camino diferente para entretenerme. Escojo al azar los pasillos hasta que oigo unas voces, leves, pero audibles. No tardo en dar con la puerta de la que salen esas voces. Está medio abierta así que decido asomarme un poco.
Veo a  una persona, un chico creo, no le puedo ver bien porque está de espaldas a mi. Está conjurando algo. Las palabras que antes oía se han convertido en siseos espeluznantes. Me fijo en algo que parece tener entre manos, un objeto ovalado que comienza a brillar con una luz verdosa. ¿Qué es esta sensación? No me gusta, no me gusta nada. Comienzo a temblar exageradamente provocando la caída del montón de sábanas que llevo. Sólo emiten un leve sonido y sin embargo eso basta para que el misterioso joven se de la vuelta alterado. Puedo ver su rubio cabello y piel curtida, su rostro anguloso y su nariz extremadamente recta, pero sobre todo, puedo ver unos ojos grises...
Comienzo a marearme, recojo las sábanas y me escondo tras una columna cuando veo que se dispone a salir. Por fin veo el objeto que tenía entre manos. Es un medallón, un medallón con una gran piedra verde incrustada en el centro. Es extraño pero este chico me resulta familiar... y aterrador, sobre todo lo segundo. ¿Quién será? Nunca le he visto por aquí...


Cuando el chico se marcha reanudo mi camino intentando no darle importancia a lo que acabo de ver. Me está resultando muy difícil pues mi mente no deja de atormentarme. Por fin llego a las puertas de la enfermería, y por desgracia lo que me encuentro no es mucho mejor.
Las camillas están ocupadas en se gran mayoría. Hay chicos tumbados y con vendas frías en la frente, pero eso no es lo peor, todos estás cubiertos por una larga mata de cabello, su propio cabello. A penas se les puede reconocer puesto que sus rostros han quedado ocultos entre la larga barba y flequillo. La señora Pomfrey corre de un lado a otro alterada.

-¡Deprisa _______! Necesito que cambies las vendas de los del primer sector por otras más frías, por favor señor Ferguson usted está ya bien así que deje de quejarse, después haz espacio para aquellos que aún faltan ________. Menudo gamberro ha de ser es que ha planeado semejante broma de mal gusto... -me dice la enfermera tirándose de los pelos. Me siento culpable, si no fuera por mi estúpida idea de apoyar a Ailén... A decir verdad todo es un caos y el tener que ir pisando pelo no ayuda mucho. Hago como puedo lo que la señora Pomfrey me va ordenando y los pacientes van recuperando su aspecto habitual.

Ya son las doce y media de la noche y en la enfermería sigue habiendo personas, pero ya no está tan llena.
Me encuentro tratando a un chico delgado de pelo negro mientras la enfermera prepara más antídoto cuando reparo en el paciente que se encuentra varias camillas más atrás. Su largo pelo y barba platinos son inconfundibles y no puedo evitar sonreír. Me acerco despacio y él al notarme esconde el rostro aún más.

-No cuela Draco, ni lo intentes -le digo en una carcajada.

-Te juro que como pille al responsable...No te atrevas a reírte de mi -me amenaza pero yo no puedo parar. Me río tanto que al final le acabo sacando una sonrisa. Por desgracia se hace un incómodo silencio entre nosotros, un silencio que me veo obligada a romper.

-Bueno...¿y cómo os ha pasado esto? -disimulo.

-A saber, yo estaba con Crabbe y Goyle en su habitación y en cuanto nos hemos echado en la cama ¡puf! barba para todos. -vuelvo a dejar escapar una pequeña risita. Coloco el paño húmedo sobre la frente del barbudo Draco, que sorprendentemente se deja tratar.

-________... he estado pensando... -como si fuera una especie de calambrazo una chispa de amargura salpica mi interior.

-¿Sobre qué? -trato de desvíar el tema.

-Sabes perfectamente de lo que estoy hablando, ________ -si, lo se perfectamente pero algo dentro de mi tiene miedo a conocer la respuesta. Es muy extraño, una vez más tanto pensamientos como sentimientos vuelven a enturbiarse y soy incapaz de interpretarlos.

-Draco yo...

-No. Déjame acabar. El caso es que le he dado muchas vueltas a eso que me dijiste -pongo cara de interrogación -ya sabes, le de tu confianza... realmente me hace, me hace...Dios no puedo decirlo.

-No te entiendo -estoy cada vez más confusa. Draco está actuando muy raro.

Siendo menos oportuna que nunca, la señora Pomfrey aparece con los antídotos. Sirvo un poco a los alumnos y minutos después todos se van marchando. Me quedo barriendo el pelo del suelo pero alguien me interrumpe.

-________ tenemos una charla pendiente -dice Draco.


-Pero yo tengo que quedarme aquí toda la noche, estoy castigada.

-Soy el príncipe de Slytherin-remarca con orgullo- me haré responsable si te ocurre algo. -me agarra de la muñeca y me lleva, sin decir nada, hasta el jardín interior.

-Antes de nada quiero que sepas que es la primera vez que digo algo así, así que no te rías -me dice avergonzado. Estoy flipando, el Draco orgulloso y arrogante que conozco parece haberse desvanecido. El nuevo es una mezcla de ingenuidad y ternura, tan diferente que realmente tengo que aguantar la risa. No le pega nada.

-Está bien -prometo -¿Qué me tienes que decir?

-Ya sabes... y-yo, -suspira- me hizo feliz que confiaras en mi. Creo que eres la única persona que lo hace de verdad.

- ¿Qué significa eso? -pregunto realmente extrañada, no logro entender por qué habría de reírme de eso. Draco por el contrario me da la espalda completamente avergonzado.- Draco, ¿Estás bie..

-¡Te quiero! Hala, ya lo he dicho. -me corta aún de espaldas. Me quedo en blanco, completamente, en mi cabeza sus palabras retumban de forma mareante. "Te quiero", me quiere, querer... Son palabras tan familiares como desconocidas. No se como reaccionar. Draco se da la vuelta a tiempo para contemplar cómo me desplomo sobre la fría piedra del sendero.


Maldita sea, lo he vuelto a hacer.


"Y antes de mi cuerpo sufra el impacto, mis ojos se deleitan contemplando las luces del firmamento"

lunes, 11 de noviembre de 2013

Capítulo 27

Ha pasado una semana desde que volví de la mansión de los Malfoy. Han pasado muchas cosas. La entrevistas del torneo, las muchas preguntas de Hermione y Rachel, el hecho de que Draco me ha evitado todo el tiempo. Son demasiadas cosas y la lista no acaba, he de descifrar el huevo para la siguiente prueba, pero, a pesar de todo no es eso lo que más me preocupa. Hay otra cosa que abarca un gran espacio en mi cabeza, una sensación. La sensación de estar olvidando algo, la que empezó durante mi estancia con los Malfoy. No dejo de sentirla y es muy desesperante. En fin...

Tras estar un par de horas con Hagrid he decidido dar una vuelta por la periferia del bosque para olvidar un poco. Camino despacio, con cuidado de no resbalar por el fino manto de hielo que cubre la tierra. Ya estamos en invierno y se nota. Llego hasta la orilla del lago, busco el tronco caído en el que me he sentado las últimas cuatro veces que he venido y observo el inmenso lago, ahora congelado.

Salgo de mi trance casi cuarenta minutos después. Casi sin darme cuenta me he quedado medio hipnotizada. Tengo los dedos de las manos congelados y muy rojos así que creo que ya es hora de volver. Camino por el borde del bosque una vez más, mirando atentamente las zonas heladas del suelo. Ya casi me se de memoria dónde puedo pisar y dónde no, sin embargo el camino ha cambiado. Hay un circulo negro en el suelo, no es muy grande y parece como si hubiesen encendido una hoguera allí. Pero eso no estaba cuando he venido...
Dirijo mi mirada hacia la profundidad del bosque y veo marcas similares que forman una especie de rastro. Algunas en los troncos de los árboles e incluso en varias rocas. Esto me recuerda a aquella marca que me encontré en el suelo cuando me adentré en el bosque. Recuerdo que la criatura que la dejó se movía veloz entre la espesura, evitando que la viese pero atenta a mis movimientos. Recuerdo que sentí... miedo.
Me apresuro a alejarme de ahí cuanto antes cuando oigo una voz que resuena en mi cabeza. Mis tímpanos retumban. Mi cuerpo no resiste y caigo sobre la nieve.

"________, ________..." es una voz profunda,que me resulta extrañamente familiar, aterradora.

-¡¿Quién eres?! -grito mirando el interior del bosque desesperada.

"Nos conocimos, tiempo atrás... _______..... Recuerda..." La voz se ha convertido en un triste y amargo lamento. Una súplica desesperada Unas intensas ganas de sanar esa voz se apoderan de mi. Quiero ayudar a su dueño.

-¿¡Dónde estás!? ¡Muéstrate! -le pido.

"No... aún no... debes recordar..."

-¿Puede ayudarme?¿Cómo sabes..?

"Yo se muchas cosas..." me interrumpe "Yo he vivido muchas cosas..."

-Dime al menos qué quieres de mi. Dime por qué te has puesto en contacto conmigo... -la voz cada vez es más delicada y suave. ¿Quién es?

"Para prevenirte... Corres un gran peligro... Muchas cosas están a punto de pasar...cosas malas... no debes fiarte de nadie... No confíes en la esmeralda..."

-En la esmeralda...¿¡Qué significa eso!? -no entiendo nada. Noto cómo la voz va desapareciendo y antes de que lo haga la interrumpo. -¡Espera! ¿Quién eres?¿Dónde puedo encontrarte?

"Búscame cuando el agua se torne en fuego, allí donde el sol toca la tierra..." y se va.

¿Qué rayos ha sido todo esto? Muchas preguntar sin respuesta se forman en mi mente, como si no tuviera ya bastante...No puedo más, tengo que contarle todo a alguien, Dumbledore tiene que saberlo.
Dicho y hecho, en un abrir y cerrar de ojos llego a su despacho y se lo cuento todo. Desde los últimos recuerdos, el plan del señor Malfoy, la extraña sensación que me consume, hasta este último encuentro.

-Se que son tiempos difíciles para ti _______, pero después de la tormenta siempre llegará la calma. Aún tienes tiempo para descifrar el huevo así que no te preocupes por eso. Concéntrate en encajar las piezas de tu pasado. Si es cierto que conociste al dueño de esa voz de la que hablas, su presencia aún estará en tu interior. No voy a mentirte ______. Tu misión es muy difícil y no puedes saber si tu pasado es trágico. Mi único consejo es que no dejes la carga únicamente sobre tus hombros, confía en tus amigos, deja que te ayuden. Creo que hay cierta persona con la que deberías hablar...

-¿Se refiere a...?

-Me refiero a que a veces las personas que menos esperamos nos son de más ayuda lo que crees. Sólo hay que darles la oportunidad. Ahora si me disculpas... la cena está a punto de comenzar.

Salgo del despacho de Dumbledore. Se ha referido a Malfoy..., quizá debería hacerle caso. Pero ha sido él quién se ha distanciado de mi para aclarar su mente. Quizá no seamos tan diferentes en eso.
De todas formas ya lo decidiré mañana, ahora necesito comer algo.


Bajo al comedor y me siento junto a Ailén. Comemos y charlamos como siempre y una vez llenas vamos a la sala común de Slytherin. Como todas las noches cojo el cetro y el libro de Igneis Bellatore y leo los símbolos. Me los sé de memoria, todos y cada uno de ellos, y a pesar de ello no recuerdo el significado de más de dos.

-¡Hey ______! -dice Ailén -Deja ese libro tuyo y vamos a hacer algo divertido.

-Está bien... ¿Qué quieres hacer?

-No se... ¿Qué tal si.. -la sonrisa pícara que pone no me gusta nada en absoluto.

Y tenía razón. No debería haberle seguido. Mejor dicho, ha sido la pero idea del mundo. Me ha llevado hasta nuestro cuarto y ha cogido unas cuantas bolsitas de colores de su cómoda. Luego a escondidas nos hemos colado en los dormitorios de los chicos, y aquí estamos.

-Ya verás. -dice Ailén tras vaciar las bolsitas en las camas de los chicos. -Esta noche cuando se acuesten no lo notarán y mañana... bueno, digamos que mañana se levantarán sorprendidos.

-¿Esto es una venganza por que tu novio te ha dejado? Porque él es de Ravenclaw ¿no? -pregunto, con falta de tacto a decir verdad.

-Bueno, es una venganza contra todos los hombres, por ser tan capullos. -me responde con una sonrisa.

-Bien, pues si ya has terminado deberíamos volver. No quiero que me castiguen.

-¡Ah no! Aún queda el plato gordo -dice. Mierda...

Avanzamos por el pasillo de los dormitorios hasta una puerta doble.

-¿Qué hay aquí? -pregunto extrañada.

-Aquí, querida ______, está la habitación del pez gordo de Slytherin.

-¿Cual? ¿Crabbe o Goyle?-pregunto.

-¡No tonta!¡No ese tipo de gordos! ja ja ja... Me refiero a que ésta es la habitación del famoso príncipe de Slyhterin, y puesto que sus súbditos van a recibir, no es justo que él se quede sin nada.

- Un momento... ¿Es la habitación de...

-¡Hey!¡¿Qué hacéis vosotras dos aquí?! -nos interrumpe una voz a nuestras espaldas.

-¡Mierda nos han pillado!¡Corre! -grita Ailén y ágilmente empuja al chico y corre veloz. Yo no soy tan avispada y me quedo parada sin saber qué hacer. Intento imitarla pero estoy insegura y el chico preparado para una segunda huida. Me agarra por un brazo y me detiene.

Tenía que ser el prefecto...




              "A veces es imposible huir. Y más difícil es si te abandonan"

viernes, 8 de noviembre de 2013

Capítulo 26

El chico sin rostro se me acerca y se sienta junto a mi. Demasiado "junto a mi", pero no me aparto. Empieza a hablar pero no oigo lo que dice, ni siquiera puedo ver su boca moviéndose, pero mi cuerpo no deja de centrarse en él. Gira sus ojos grises en mi dirección y noto cómo un escalofrío recorre mi columna, sin embargo mi yo del recuerdo está feliz. Más feliz que nunca. Por supuesto, aunque sea yo misma la que experimenta el recuerdo y lo viva en primera persona siento que nuestros sentimientos son diferentes. Veo cómo el chico acerca su rostro al mío y mi yo hace lo mismo, siento algo raro, un sentimiento desconocido para mi, pero antes de saber a qué se debe mi yo cierra los ojos. No se qué estoy haciendo, o más bien qué "estaba", el misterioso sentimiento se hace más fuerte en mi interior pero sigo con los ojos cerrados. Esto me recuerda... Creo que sentí algo parecido cuando Draco pegó su rostro al mío durante la prueba de quidditch. Aunque no se que pretendía hacer. Y no se me ha ocurrido preguntárselo.
Cuando mi yo del pasado abre los ojos una espiral de imágenes me ciega.

Me despierto desplomada contra el pasamanos de piedra del balcón. Poco a poco me incorporo. Un nuevo fragmento, Dumbledore tenía razón. Siento que este recuerdo es muy importante. Ese chico sale en dos de mis memorias y los sentimientos de mi yo pasada hacia él son completamente opuestos. Algo tuvo que pasar... Y quizá esa sea la causa de mi falta de memoria...

-Señorita _______ ¿Verdad? -alguien interrumpe mis pensamientos. Cuando me doy la vuelta me encuentro con un señor de pequeña estatura y fino bigote. Tendrá unos cuarenta y tantos años y está medio calvo, un problema que intenta ocultar peinando sus cuatro pelos sobre la calva. Si mal no recuerdo es un jefe de empresa que me ha presentado antes el señor Malfoy.

-Si, y usted era...?

-Soy el señor Tyler, pero puedes llamarme Gabriel.

-¡Oh! De acuerdo, Gabriel... -digo poco convencida. -¿Quería algo?

-Nada en especial, es sólo que la he visto aquí fuera sola y he venido a hacerle compañía.

-Muy amable -digo fingiendo una sonrisa. ¡A ver si se larga ya este plasta! Un sexto sentido me dice que no debería quedarme con él. -Y...¿En qué trabaja? -digo para romper el incómodo silencio.

-Dirijo una empresa, para gente muy joven ¿Sabes? Hay unas cuantas chicas cómo tu trabajando para mi.

-¡Oh, qué interesante! Es usted impresionante -¿Por qué sigo halagándole? Ojalá se marche ya... Como si el destino quisiera mi perdición, el señor Tyler me sonríe y haciendo uso de su varita hace aparecer un par de copas llenas de ponche.

-Usted también es maravillosa, pasar la primera prueba del Torneo aún siendo tan joven...¡Propongo un brindis! - me tiende una copa ¡Genial! Hago el brindis y me excuso diciendo que necesito ir al baño.

-¡Brindemos! -digo para agilizar más la cosa. Bebo de mi copa mientras veo la fea sonrisa que se ha dibujado en la cara de Gabriel, que no ha bebido nada.- ¿Qué pasa? Pensé que era un brindis.

-Ya, bueno, realmente has llamado mi atención _______, no sólo por el torneo. Eres una chica, ¡Qué digo! Una mujercilla muy hermosa...-me dice con voz melosa y persuasiva. Me estoy empezando a marear, de repente siento como si hubiesen anulado mi voluntad. - ¿Qué te parecería trabajar para mi? Sería todo un honor... Anda, di que sí -dice eso último cómo una orden y yo no puedo hacer otra cosa que asentir.

-¡Estupendo! Firma aquí -vuelve a ordenar sacando lo que parece un contrato de la chaqueta. Mi cuerpo empieza a moverse solo y mi mano agarra el papel y la pluma que tiende. ¿Qué estoy a punto de firmar? ¿Qué le ha hecho al ponche? Intento resistirme al sometimiento y cada vez noto una descarga gélida por toda la espalda. He empezado a sudar del esfuerzo y Gabriel se ha dado cuenta. -He dicho que fir...

-¡Alto! -grita alguien. Veo al señor Malfoy y a un grupo de hombre de túnicas negras en la entrada del balcón. -¡Arresten a ese hombre! -ordena Lucius. La tropa de hombre de negro se aparte y retienen a Gabriel.

-¡Exijo saber que está pasando! -chilla enfurecido, se ha puesto rojo como un tomate.

-Gabriel Tyler, acusado de violación de los derechos humanos de elección, de llevar a cabo actividades ilegales como la falsificación de datos de sus empleados, contrato de menores, salarios por debajo de la mínima, pésimas condiciones de trabajo y, el empleo de la poción "Obedienccia", únicamente permitida para trabajos realizados por el ministerio, en la gente a la que contrata. -declara el que parece el jefe de la patrulla.

-¡¿Y con qué pruebas se me acusa?! -chilla. Los señores de negro miran desconcertados al padre de Draco, que frunce el ceño visiblemente molesto. - ¡Ajá! No hay pruebas.

-Estaba tratando de contratar a ________ -gruñe el señor Malfoy.

-Si, le he ofrecido un puesto en mi empresa, y puesto que ha participado en el torneo y por lo tanto es mayor de edad no estoy cometiendo ningún delito.

-¡Eso es mentira! -el señor Malfoy está fuera de sí.

-No, no lo es. ¿Verdad ______? -otra vez. ¿Qién es en realidad este tipo? No voy a permitir que se salga con la suya pero me está costando esfuerzos sobrehumanos resistirme a su voluntad. No lo voy a conseguir.

-Ss-s...

-¡Esperen! -interrumpe una voz. Draco se abre paso a través de los hombres de negro. -Ella está bajo los efectos de la poción. Yo he visto cómo el señor Tyler le entregaba la copa. He elaborado un antídoto tan rápido como me ha sido posible. -Draco mira a su padre y este le dirige una mirada como diciendo "¿Por qué has tardado tanto?" Draco le ignora y me hace beber el contenido de un pequeño frasquito. Noto cómo un enorme peso sale de mi cuerpo. Me tiemblan las rodillas. Ha faltado tan poco... No se que quería este hombre de mi pero nada bueno, eso seguro. Y yo he estado a punto de caer en su trampa. ¿Cómo he podido ser tan estúpida? No debería haber cogido la bebida de él ni de ningún otro extraño. El terror acaba por invadirme. Me desplomo en el suelo con los ojos húmedos.

-Señorita _______ ¿Es cierto? -me pregunta uno de los hombre de negro. Asiento haciendo el esfuerzo de no llorar.  Dejo de oir todo a mi alrededor, las figuras se vuelven formas borrosas y mi cuerpo no deja de temblar.

-Ya está, no te preocupes, son los efectos secundarios de la poción -me susurra Draco al oído. Me ayuda a levantarme y me pone una chaqueta sobre los hombros. -Ven conmigo.

Dejo que Draco me guíe por los enredados pasillos de su casa. Para cuando entramos en mi habitación mi cabeza funciona como debe. Me desplomo en la cama.

-Soy demasiado idiota...-me digo a mi misma.

-Supongo que te debo una explicación. -me dice Draco. Me incorporo rápidamente al oírle.

-¡¿Cómo?! -Draco suspira.

-Oye... yo no quería esto ¿vale? Mi padre lleva meses detrás de Tyler. Lleva bajo sospechas mucho tiempo pero siempre logra escurrirse y el Ministerio le restaba importancia. Ese hombre tiene casas del placer por todo el mundo. Engaña a las chicas jóvenes y las hechiza con pociones para que firmen un contrato para toda la vida. Cuando mi padre vio que, tras el Torneo, Tyler había puesto sus ojos en ti decidió tenderle una trampa y mandarle a prisión de una vez. De ahí todo el rollo del baile y de guardias del Ministerio disfrazados.

-Un momento...¿He sido un mísero cebo todo este tiempo? ¿¡Casí firmo esa mierda por tu culpa!?-grito levantándome de la cama.

-_________, lo siento, sin ti mi padre no hubiera... Yo estaba en contra, pero él no me escucha.-dice intentando mantener la calma. Pero yo puedo ver cómo está por dentro. No quiere que divulgue lo que ha hecho y está intentando ser amable, pero se muere de ganas de chillarme a la cara.

-¡Seguro, porque el pequeño Draco tiene que hacer todo lo que su papi le diga, aún poniendo en peligro la vida de los demás! ¡Porque tanto al padre como al hijo no les importa nada una mierda excepto ellos mismos! -se que me estoy pasando pero estoy tan furiosa que no puedo parar -¿Pues sabes qué? ¡Estoy harta! ¡Harta de que se me utilice en conveniencia! ¡Al principio creí que todo eran bromas y eso, pero esto sobrepasa cualquier límite! Yo no...

-¡CÁLLATE!- Draco se ha levantado de la silla y me mira furioso. -¡Ya te he dicho que yo no quería!

-¡¿Y cómo se que no es mentira lo que dices?! No soy una niña pequeña ¿sabes?

-¡¡Y-ya lo se!! -se frota el rostro con las manos mientras suspira. - Oye... de verdad que intenté impedirlo. Cuando te negaste a venir la primera vez me alegré enormemente, porque no quería que te pasara nada, y sobre todo porque no quería esto.

-¿Que es esto?

-Esto. Tener que decirte a la cara que te he traicionado por los intereses de mi familia. Tener que sentarme a ver tu expresión cuando averiguases que soy una rata rastrera, igual que mi padre... -Draco se desploma sobre la silla y se cubre el rostro con las manos. ¿Está llorando? Ya no tengo fuerzas para gritarle. Siento algo en mi pecho, una leve y agradable presión. La misma sensación que en mi recuerdo. La misma sensación que tuve con Draco en aquel entrenamiento. Antes de que pueda pararme a pensar en las consecuencias de lo que voy a decir, las palabras salen de mi boca como si fueran espíritus libres.

-¿Por qué tengo esta sensación? -Draco alza la cabeza en mi dirección, visiblemente confundido - Desde aquella vez en el campo de quidditch, cuando me arreglaste el brazo...-creo que empieza a entender de lo que hablo. Un ligero rubor cubre involuntariamente mis mejillas al recordarlo -¿Por qué te acercaste a mi de esa manera?¿Que pretendías? -Draco se sorprende ante la pregunta.

-¿Que tipo de pregunta es esa así de repente? -se ha puesto rojo.

-Oye, me lo debes después de lo de esta noche. Por favor responde, necesito saber por qué me siento así.

-Yo...no puedo. No lo se, necesito aclarar mi mente. Han pasado muchas cosas últimamente.-ambos nos levantamos. -Me tengo que ir ya, mañana vendré a buscarte para volver a Hogwarts.

Asiento y cuando Draco está a punto de salir le freno.

- Draco...Creo que inconscientemente he puesto mi confianza sobre ti. Por favor no me...

-Por favor no lo hagas -me corta - te voy a decepcionar de nuevo.

Y sin decir nada más me deja sola en la enorme habitación.

Confundida.

Traicionada.