-¿Podrías ayudar, no? -le pregunto irónica. Éste ladea la cabeza agachando las moteadas orejas. -En fin...Empecemos otra vez. -digo acariciando su cabeza. Él se sacude y acerca su lomo a mi, agachándose considerablemente. -¿Qué quieres? -pregunto. Por toda respuesta el se agacha un poco más. No es posible, ¿Querrá que me suba encima?¿Es eso?. Pruebo a montame con cuidado y en cuanto me asiento se levanta y empieza a galopar en el aire. Debería ser una experiencia increíble pero estoy a punto de caerme y me agarro como puedo al pelaje de Cantalaise, lo que me mantiene considerablemente ocupada como para fijarme en las vistas. Si sigue así me voy a avalanzar hacia el suelo en breves. Hago un último esfuerzo por no caerme cuando repentinamente Cantalaise comienza a trotar en linea recta, lo que me proporciona facilidad para ponerme derecha otra vez. Cuando ya estoy segura encima del animal consigo ver el sitio donde me ha traído. Es espectacular. El cielo se alza imponente encima de nuestras cabezas mientras que un mar de nubes flota bajo las patas de Cantalaise.
- Cantalaise esto es precioso - le digo. El comienza a trotar más rápido cuando me oye y al cabo de un rato consigo sujetarme lo suficiente como para dejar que él haga todo tipo de piruetas en el aire, a cada cual más emocionante. El tiempo se me pasa literalmente volando y de repente me acuerdo de la clase de Hagrid, tengo que estar allí pronto.
- Bajemos rápido amigo -apresuro. Ambos descendemos en picado tan rápido que las lágrimas empiezan a acumularse en mis ojos. Cuando traspasamos el manto de nubes logro ver el bosque prohibido, y no mucho más lejos, el claro. Se lo señalo al zorro y volamos hasta aterrizar sólo para encontrarnos con un preocupado Hagrid.
-¿Dónde estabas? ¡Creí que te había perdido! No me des esos sustos -dice aliviado.
-Lo siento -contesto sonriente- Quizá no deberías haberme dejado sola en un bosque que no creo que se llame prohibido porque esté repleto de conejitos.
-Touché, oye, ¿Acabas de aterriza a lomos del zorro de Ventalia? -dice cuando por fin su mente se despeja. -¡No creí que lograrías tanto! ¡Enhorabuena!- grita emocionado.
-No se si agradecerte los cumplidos o remarcar tu falta de confianza en mi -digo y los dos reímos.
Al cabo de un rato logramos conducir a Cantalaise sin que se distraiga hasta el espacio donde se da la clase, ahora sólo queda esperar a que llegue la gente. Aunque parece que nuestro zorro le ha cogido bastante manía a Hagrid espero que no sea así con el resto. No me gustaría que a parte de meterse conmigo por decir que hago trampas en el Torneo me acusen de que mi zorro gigante ha intentado comerse a un alumno.
Por otro lado, he descubierto que a Cantalaise parecen gustarle mucho los ratones. Así que he cazado unos cuantos con Hagrid para premiarlo al final de la clase. Me estoy poniendo un poco nerviosa con tan sólo pensar en la de cosas que podrían salir mal. Espero y confío en que Hagrid sepa lo que hace.
Oigo voces que se acercan por el camino y agarro a Cantalaise, más por mi que por él. Puedo salir por patas en cualquier momento. Los primeros en llegar son un grupo de alumnos de Slytherin que he visto por los pasillos alguna vez. Pegan un brinco al ver a la enorme bestia pero los paro antes de que griten.
-¡No chilléis! No os hará daño. Hagrid me ha pedido que os diga que os vayais sentando por aquí -digo señalando un largo muro semicircular en ruinas que está siendo absorbido por la madre naturaleza. Sin decir nada y con mucha cautela se sientan. Por suerte Cantalaise no parece estar nervioso, más bien le intriga el grupo de estudiantes. Momentos después Harry Ron y Hermione seguidos de Rachel aparecen corriendo.
-¡Madre mía ______! Hagrid nos lo había dicho pero aún viéndolo cuesta creerlo - dice Hermione emocionada.
- Un zorro de Ventalia -dice Ron -mi padre me ha hablado sobre ellos, dice que sólo habitan en parajes fríos ¿Qué hará aquí?
Me encojo de hombros ante su pregunta y los cuatro se sientan cerca mientras llega el resto de la clase. Los últimos en aparecer son Draco y sus gordiamigos. Me dirige una fría mirada y se sienta sin apenas mostrar asombro por Cantalaise. Me estoy poniendo cada vez más nerviosa, hay mucha gente y me da miedo que algo salga mal, eso quitando la constante presión que me suponen los grises ojos de Draco cuando se cruzan momentaneamente con los míos. Por suerte cuando estoy a punto de salir corriendo aparece Hagrid con una sonrisa en la cara.
-Buenos días. Bien, como os podréis imaginar, en la clase de hoy os hablaré de los zorros de Ventalia. Para los que no lo sepan esto es un zorro de Ventalia -dice señalando a Cantalaise -Su elemento es el viento y suelen vivir en climas fríos y tempestosos, por suerte para nosotros la fundación de protección de animales y criaturas mágicas perdió a este pequeño hace un par de semanas y en agradecimiento por encontrarlo nos han permitido usarlo como modelo. Veamos ¿Qué más podéis decirme sobre estas criaturas? -pregunta. Como siempre la mano de Hermione es la primera en alzarse. -Bien Hermione, ilumínanos.
-Gracias profesor, los zorros de Ventalia, también conocidos como furias ventosas, son enormes criaturas con aspecto zorruno que crean grandes corrientes de aire con sus patas, lo que les permite desplazarse volando a grandes velocidades. Aunque no son excesivamente agresivos es prudente no acercarse a ellos, se han conocido casos de descuartizamiento por molestar a estas criaturas. -concluye.
-Estupendo señorita Granger, cinco puntos para Gryffindor -dice Hagrid guiñándole un ojo.
-¿Eso quiere decir que nos podría matar? -pregunta Neville Longbottom asustado.
-Todas las criaturas mágicas pueden, eso nunca lo dudes, pero no creo que Cantalaise os haga daño, ______ se ha hecho cargo de él.
-Entonces será mejor que nos alejemos mucho más -dice Draco, a lo que los dos gordiamigos se ríen. ¿Cómo se puede portar así? Si mi mirada fueran cuchillos él ya estaría muerto. Cantalaise se da cuenta y le empieza a gruñir también así que para evitar percances le doy un ratón.
-Puedo aseguraros que no pasará nada -dice Hagrid cuando la clase empieza a alterarse. -y os lo demostraré. Bien, ¿Quién quiere venir a acariciarlo?
Todos empieza a susurrar y se echan para atrás asustados, y aunque mis amigos no se mueven ninguno levanta la mano. En la cara de Draco se dibuja una media sonrisa de suficiencia.
-¿Es que os da miedo un zorrillo campero como éste? -dice riendo. Sin pensarlo comienza a acercarse con paso firme. Agarro a Cantalaise más fuerte, no se por qué pero desde la última vez que hablé con Draco siento una desagradable sensación cada vez que se acerca. Se para justo en frente de Cantalaise, a quien no parece agradarle, y extiende una mano hacia su cabeza. Siento los músculos del zorro tensarse, a punto de saltar, y le agarro con más fuerza todavía. Cantalaise me mira agachando las orejas.
-Por favor no....-le susurro. Parece entenderlo porque se deshace de mi abrazo y pone su hocico debajo de la mano de Draco, sin embargo tengo un mal presentimiento.
En efecto. Cuando parecía que Draco se iba a regodear otra vez por su logro Cantalaise se le hecha encima y comienza a lamerle la cara entera con picardía. No puedo evitar reírme a carcajadas y el resto de la clase lo hace conmigo. Mientras, Draco sigue intentando zafarse de la gran criatura sin mucho éxito aparente.
Cuando consigo dejar de reírme indico a Cantalaise que se aparte y él lo hace obediente. Draco, ahora despeinado y con la cara empapada se levanta con una mueca de asco.
-¡Maldito bichejo! -exclama ofendido - Haré que pagues por esto -continúa en voz baja. No estoy segura de si me lo ha dicho a mi o al animal pero a judgar por el odio que desprende me inclino por la primera opción. Acto seguido recoge sus cosas y se dirige al castillo.
Ya no estoy tan segura de que tenga un lado bueno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario