sábado, 28 de septiembre de 2013

Capítulo 12

-Puede que tengas razón querida _______. Tengo mis sospechas, sin embargo creo que es mejor esperar y conseguir más pistas. Si... me gustaría comprobar algo -se levanta y camina hacia las estanterías. Coge un viejo sombrero en punta y se acerca. -Este es el Sombrero Seleccionador de Hogwarts, se encarga de enviar a cada estudiante a la casa que pueda desarrollar mejor sus habilidades. ¿Me permites?

Asiento y Dumbledore me coloca el sombrero y tan pronto como roza mi cabeza comienza a hablar como si leyera mis pensamientos.

-Vaya, vaya... ¿Una elección a mitad de curso? Ya veo... ________, no conoces nada sobre ti, no recuerdas y buscas respuestas...Si, estoy seguro de que se encuentran en Hogwarts. Tienes fuerza, y eres curiosa... Astuta para lo que quieres y algo despiadada, pero de buen corazón. Difícil, muy difícil... No creo que tus habilidades se pudieran desarrollar en ninguna casa, me atrevería a decir que ni siquiera en este colegio... Sin embargo y dadas las circunstancias creo que la mejor elección es Slytherin...

Dumbledore me quita el sombrero cuando éste termina de hablar y lo vuelve a depositar en la estantería.  Sin decir nada va hacia un retrato y le susurra algo que logro oír, segundos después el profesor Snape entra al despacho.

-¿Me ha llamado director?

-Si, Severus te presento a ______ , estará en Slytherin a partir de ahora. Confío en que se le dará la bienvenida que se merece.

Snape a penas me dirige una mirada.

-Por supuesto señor, me encargaré de que la ayuden a trasladar sus cosas.

-Un momento, ¿trasladar?. Me instalé con Hagrid porque se me pidió que le ayudara, eso no cambia aunque mi casa ya no sea la misma ¿no?. Quiero decir... no quiero irme de allí.

-Lo siento ______. Te instalaste con Hagrid a falta de habitaciones en Gryffindor, pero no tendremos ese problema en Slytherin. Por supuesto le seguirás ayudando aunque no vivas con él. Entiendo que le tengas aprecio, Hagrid suele causar esa sensación en la gente, pero creo que este cambió te ayudará en tu misión.

No me apetece nada dejar a Hagrid, pero es la palabra del director contra la mía. Miro a Snape que me indica que le siga. Estoy a punto de abandonar el despacho de Dumbledore cuando me detiene.

-______, no te olvides de la ceremonia de esta noche. Te estaré esperando. -y la puerta se cierra en mis narices.


Sigo sin dificultad el acelerado paso de Snape, lo que parece molestarle un poco. Me conduce a las mazmorras donde se encuentran varias de las aulas. Intento recordar el trayecto por si luego no puedo regresar. Nos paramos frente a una gran pared de piedra.

-La contraseña de la casa es Frigus Anguis, se renueva cada semana. El Barón Sanguinario te mostrará tu habitación. Yo de ti no le molestaría demasiado. Encontrarás que tus cosas ya han sido trasladadas. Que te sea... leve. -me dirige una fría mirada y se marcha. ¿Cómo era la contraseña?

-Frigus Anguis -digo en tono firme.

Sobre la fría pared de piedra empieza a aparecer una puerta de madera con una gran serpiente de hierro estampada en su centro. El pomo se gira abriendo la puerta. Al otro lado hay una sala enorme y húmeda. En una esquina hay una chimenea con un gran fuego ardiendo en su interior. Varios alumnos de corbatas verdes se sientan en los diferentes sillones y sofás negros. Sobre las paredes verde-azuladas cuelgan varios cuadros y un par de antorchas mágicas que emiten una clara luz. Entro cautelosa, algunos alumnos me miran, otros simplemente me ignoran y la gente de los cuadros empieza a susurrar. Pronto se me acerca un chico alto, mayor que yo, de rostro angulosamente severo.

-¿Que hace una leona en nuestra sala común? No puedes estar aquí -dice.

-Perdona, pero ¿tu quién eres? -pregunto cortante. No me gustan sus aires de superioridad.

-Ese no es el tono apropiado para hablar con el prefecto de Slytherin.- me dice notablemente molesto.

-En ese caso perdóneme prefecto supremo. Acabo de ser trasladada y el profesor Snape me ha dicho que un tal Barón Sanguinario se encargaría de mostrarme mi cuarto. ¿Es otro título tuyo? -le digo con la intención de enfadarle. Sin embargo en cuanto oye el nombre del Barón Sanguinario su cara se vuelve blanca.

-El Barón Sanguinario es el fantasma de la casa de Slytherin. Está justo allí -dice señalando una oscura esquina -Intenta que no te mate.

Tras decir eso se larga a paso rápido. Me acerco a la oscura esquina con cautela y veo a un translúcido hombre de casi dos metros con un largo y espeso pelo negro. Me dirige una mirada mas escalofriante que la de el mismísimo Snape y comienza a ascender por unas escaleras. Le sigo con rapidez para ver como atraviesa una de las muchas puertas que hay en el gran pasillo del piso de arriba. La abro y entro en la habitación. Es bastante grande, hay dos camas a ambos lados con una mesilla y un armario. Entre las camas hay una gran ventana. La sala común está en las mazmorras así que la ventana queda al ras del suelo de los jardines exteriores. Aún así es una vista agradable. Me fijo en el montón de cosas que hay encima de una de las camas. Se han dado prisa en traerme todo ¿eh?. También hay una nueva túnica de Slytherin y la corbata verde. Me dispongo a ordenar mis cosas cuando una puerta a un lado de la habitación, en la cual no había reparado aún, se abre. De ella sale una chica de piel morena enfundada en una toalla de baño.

-¿Eres la leona trasladada? -pregunta con toda tranquilidad.

-Si, ¿Cómo te has enterado? -pregunto extrañada.

-Me lo ha dicho el Barón Sanguinario.

-¿Mientras estabas en la ducha? -digo sorprendida.

-¿Hay algún problema?-suelta encogiéndose de hombros -Está muerto.-concluye mientras se quita la toalla del pelo dejándome ver su larga melena negra. -En cualquier caso, soy Ailén, un placer.

-Igualmente, yo soy _______. -Nos estrechamos las manos. Así que esta chica será mi compañera de cuarto... Es confiada, creo que me va a caer bien.

Me paso el mediodía y parte de la tarde ordenando las cosas y conociendo a Ailén. Según me ha contado es una bruja de sangre pura de Australia. Se trasladó hace años por su padre, que ahora trabaja para en Ministerio de Magia. Lo que más me gusta de ella es que responde a todas mis preguntas pero no me pregunta nada a mi, no he tenido que inventar ninguna excusa para justificar mi traslado, y es un alivio. También me ha dicho que ha estado saliendo durante casi tres años con un chico de Ravenclaw llamado Peter Corbirock. Eso demuestra que no es selectiva respecto a las casas. Me alegra haber hecho una nueva amiga, lo malo ahora es contarles este pequeño cambio a mis antiguos compañeros.

Sin tomarlo ni quererlo ya son las ocho. En breves dará comienzo la ceremonia de selección. Ya estamos todos reunidos junto al Cáliz, que se ha situado en medio del estrado del Gran Comedor. Todo el mundo está presente, por lo que el bullicio es increíble. Dumbledore, Igor y Madame Maxime se encuentran en pie frente al cáliz, preparandolo todo. Desde la mesa de Slytherin, en la que estoy incómodamente sentada y más sola que la una, puedo ver a Harry, Ron, Rachel y Hermione buscándome con impaciencia. Me agacho para que no me vean. Les he oído quejarse de Slytherin tantas veces que me siento que les he traicionado. Me da tanto miedo que me rechacen que no se si prefiero que vivan en la ignorancia.
Me sobresalto cuando una fuerte mano se posa en mi hombro.

-¿Nerviosa? -dice el amistoso rostro de Harald.

-Mucho -respondo, aunque no sea por lo que él cree.

-Un momento ¿Te han cambiado a Slytherin?¿Por qué no me lo habías dicho? -pregunta cuando cae en la cuenta.

-Es una larga historia, te la cuento luego ¿vale? Ahora no estoy de humor.

-De acuerdo -dice frotando mi hombro como consuelo, aunque no sirve de mucho.

Harald vuelve a sus sitio cuando Dumbledore pide silencio. En segundos toda la atención está puesta en él.

-Buenas noches alumnos y alumnas. Es de suponer que todos sabéis por qué estamos reunidos aquí. El Cáliz ha decidido quienes serán los afortunados participantes del Torneo de los tres Magos, o debería decir de los cuatro Magos... -los susurros inundan el comedor y ya noto como una gran parte de las miradas se posan en mi. - Nuestra primera participante fue seleccionada con anterioridad por el Cáliz sin necesidad de arrojar su nombre en él. Sólo me queda pediros que no la judguéis por ello, el Cáliz es un objeto mágico de casi mil años y sus razones tendrá para hacer lo que hace. Por favor, un aplauso para _______ -dice Dumbledore señalándome para que suba al estrado con él. No muy lejos veo la cálida mirada de Harald que me anima a hacerlo. Con cautela y muy despacio subo junto al Cáliz. Me quedo quieta mirando a las mil personas que hay en frente mio. No todas aplauden, pero las que lo hacen, como Harry, Ron, Hermione Rachel y casi todo Gryffindor, lo hacen con entusiasmo. Y eso en parte es un alivio.
Durante los próximos minutos no me muevo de mi sitio. El primer nombre en salir del Cáliz es el de Víktor Krum, a ese si que le vitorean todos, como si diesen por hecho que fuese a ganar. Aunque parece lo más probable. Se sitúa junto a mi ¡Madre mía!. Más que un hombre parece una montaña. Es alto y fornido, me saca cabeza y media por lo menos. Luego, de la escuela Beauxbatons, sale Fleur Delacour. Una chica alta, delgada y con una larga melena rubia. Cuando sube, lo hace con la gracia y elegancia de un cisne. Y por último lugar, del colegio Hogwarts sale Cedric Diggori, un muchacho de Hufflepuff por el que suspiran casi todas las chicas. Al lado de estos tres, tan confiados e imponentes, yo parezco un bebé inmaduro.
Mi estado de ánimo ahora mismo esta al menos cien por cien.

Cuando Dumbledore da comienzo al banquete a los cuatro participantes nos llevan a una pequeña sala para darnos instrucciones sobre el Torneo. Al parecer necesitamos superar la primera prueba para tener posibilidades en la segunda. También no explican los métodos de puntuación. Cuando terminan no dejan cenando en un mini banquete privado para los cuatro. Me siento, algo incómoda, son todos más mayores que yo.

-Ahora que estamos solos... -empieza Cedric -dinos, _______ ¿Cómo lograste entrar al torneo?

-¿Perdón? -digo tosiendo al atragantarme con el pan.

-¡Venga ya! Todos saben que tienes enchufe con Dumbledore y que por eso te ha dejado participar, lo que queremos saber es qué quieres demostrar. Porque no creerás que vas a tener posibilidades con nosotros tres ¿verdad? Somos mayores, más fuertes, y más listos. Eso sin contar que tenemos más experiencia. -Cedric se ríe y los demás le acompañan.

-Te diré que yo no quise participar. Tienes razón, Dumbledore me animó a hacerlo, pero fue cuando el Cáliz me seleccionó. Y si, Cedric -digo escupiendo su nombre -Puede que seas mayor que yo, pero si tan importante te crees no debería malgastar tu preciado y sucio tiempo en dirigirme la palabra. O puede que la próxima vez te haga cambiar de opinión. -le miro desafiante. La tensión se apodera del ambiente. Cedric me mira con repugnancia y a la vez con superioridad.

-_______,_______.... Tranquilízate.No intentaba sonar despectivo, sólo realista. Por muy milenario que sea el Cáliz creo que es lo suficientemente listo como para saber que tu no deberías estar aquí. Hay rumores...sobre ti, y tu pasado. Rumores sobre cómo escapaste del manicomio en el que te recluían y huiste por el bosque hasta llegar aquí. Rumores sobre cómo Dumbledore se apiadó y te permitió vivir en paz unos meses, de cómo te dejó participar en el Torneo para deshacerse de ti....para dejarte morir. -concluye. Tanto Fleur como Víktor me miran con odio y horror. Cedric, que es el más alejado de mi en la mesa, sonríe con malicia. Me ha dejado alucinada. Este tío es retrasado ¿o qué?

-Sabes Cedric, deberías escribir un libro. Con esa imaginación tuya te harías famosísimo. Mira se me ha ocurrido una idea. En breves vendrá la prensa a hacer las fotos para los anuncios del Torneo. ¿Por qué no te pones guapo y anuncias tu próxima historia? Ven, déjame ayudarte -digo acercándome a él. Cuando llego agarro la bola de helado que hay en su plato y se le estampo en la cabeza masajeándola hasta que queda bien extendida. Sin darle tiempo a reaccionar por el asombro empujo su cabeza contra el pastel de carne, y entonces Cedric explota.

-¡¿Cómo te atreves?! ¡Sucia niñata! -no le doy tiempo a continuar y salgo corriendo hacia el Gran Comedor, dejándo a la bestia Cedric con Fleur y Víktor, ambos aguantando la risa.





               "Tiene buena pinta... Aunque quedaría mejor sobre tu cabeza"







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