martes, 10 de septiembre de 2013

Capítulo 8

Regreso al cobertizo y me derrumbo en la cama. Escondo la cara en las sábanas a pesar de que no hay nadie, pensando en la conversación que acabo de tener con Draco. No soporto que quiera esconderse tras la máscara de otra persona. Me tranquilizo poco a poco. No pienso rendirme. Ya más animada recojo las cosas y me voy a dormir. Mis últimos pensamientos antes de sucumbir al cansancio son para él.



      A pesar de ser día libre, hoy nadie ha salido de la escuela solamente para poder ver las inscripciones de los candidatos al torneo. El cáliz está en el mismo sitio de anoche, salvo por el luminoso círculo mágico que lo rodea.

- ¿Qué es eso? - le pregunto a Hermione.

- Es un círculo de edad. Dibujado por el mismo Dumbledore, sirve para echar a los tramposos menores de diecisiete.- me explica.

- Muy práctico.

- Ya ves.

Nos pasamos toda la mañana viendo como la gente se presenta. Tras la comida volvemos al lugar sólo para ver cómo falla el tedioso plan de los gemelos, y cómo el círculo se encarga de lanzar por los aires a todos los que intentan colarse simplemente rozándolo. En un momento llega un tal Víctor Krum, es el ídolo de Ron y al parecer un profesional del quidditch. Mete en papel con su nombre en el cáliz y se marcha. Tras él el trío de Durmstrang del que escapé el otro día se dispone a arrojar sus papeles también.

- No se ni por qué se molestan - dice Rachel al verlos. Me sobresalto ¿Cuándo ha llegado?.

- ¿Por qué dices eso? - pregunta Hermione.

- Por favor... sólo mírales, parece un trío de idiotas.

Tanto Hermione como yo estallamos en carcajadas haciendo que los "idiotas" se giren hacia nosotras. Mierda.

- ¿Qué os hace tanta gracia? - dice el bajito.

Hermione se calla rápidamente pero aunque yo lo intento no puedo parar. El chico que recibió mi patada no se lo piensa y me agarra por el cuello elevándome considerablemente del suelo. Todo el mundo nos mira, horrorizados. Me cuesta respirar y la mirada de odio del estudiante me aterroriza.

- ¡Hey! Darius, suéltala... - le dice el tercero del grupo, el cual parece el más sensato. Aún así su voz no es más que un leve susurro. Se ve que sus amigos también están sorprendidos de su conducta.

- ¡Cállate Harald! Esta muchacha ya ha sobrepasado el límite y lo va apagar.

Estoy aterrara y no consigo sino emitir sonidos extraños cada vez que intento hablar. No me llega el aire a los pulmones y empiezo a ver borroso.

-¡Para ya, la vas a matar! - Grita Rachel horrorizada. Harry y Ron intentan avalanzarse sobre el tal Darius pero el hombre bajito, que ha acabado disfrutando de la situación, les bloquea. No aguanto más, noto como mis pulmones piden oxígeno desesperadamente pero no lo consiguen. Intento zafarme y darle otra patada pero sin éxito. Siento que la vida se me escapa. Ya está. No lograré conocer mi pasado. No podré hacer que Draco sea libre de ser él mismo. No voy a conseguir nada. Justo cuando el último atisbo de vida se agota veo un puño plantarse en la cara de Darius, que me suelta haciendo que me estrelle contra el suelo. Lleno mis pulmones de aire. Nunca creí que me alegraría tanto de hacerlo. Me fijo en el que acaba de atacar y me encuentro con el decidido rostro de Harald. La acusadora mirada de Darius, que hasta ahora dirigía a su amigo, vuelve a posarse en mí. Veloz como un rayo me agarra de la camisa y me lanza por los aires hacia el Cáliz. Los gritos horrorizados de todos me hacen darme cuenta de algo. Si choco contra el círculo de edad saldré volando hacia la pared. Cierro los ojos para prepararme para el impacto.
Pero este no llega.

Simplemente ruedo por el suelo sin hacerme demasiado daño. Sorprendida me incorporo. Estoy dentro. Esto está mal, no debería ser así. Miro a Hermione en busca de respuestas pero la duda está presente también en sus ojos. Justo cuando todos creían que ya no podía haber más sorpresas el llameante fuego azul del Cáliz se vuelve carmesí. Aprovechando la distracción Darius vuelve a dirigirse a mí, ya casi noto su puño en mi mandíbula cuando las puertas del aula se abren dando paso a Dumbledore e Igor Kárkarov.

- ¿ Qué está pasando...? - pregunta Dumbledore y me mira. Una mirada seria y preocupada, una mirada que recordaré el resto de mi vida. - Todos fuera. - dice. Y no le hace falta repetirlo. En unos segundo todos comienzan a evacuar. Yo hago lo mismo pero Dumbledore me indica que me quede. Por otra parte veo a Igor agarrar severamente la nuca de Darius mientras lo arrastra fuera. Dumbledore y yo esperamos pacientes a que todo el mundo salga. El último en salir es Harald, que me dedica una dulce mirada antes de dejarme a solas con el director. Éste me indica que me siente en uno de los pupitres. Le obedezco en silencio. Su penetrante mirada no se aparta ni un segundo mientras lo hago, y cuando no queda más remedio le miro directamente a los ojos.

- ________ - dice serio- Participarás en el torneo.





              "El poder de las llamas te guiará en tu camino hacia la verdad"



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